Buen inicio de sesión para el Solana, que se paga a las 03:01 horas a 89,85 dólares, lo cual supuso una mejora del 1,39% comparado con el dato de la jornada previa, que fue de 88,61 dólares.

Si consideramos los datos de la última semana, el Solana registra un incremento del 2,21%, por lo que desde hace un año aún acumula una ganancia del 190,33%.

En la foto anual, el Solana ha llegado a pagarse en un máximo de 178,31 dólares, mientras que su nivel más bajo ha sido 78,94 dólares. Por otro lado, el valor de esta criptomoneda basada en Blockchain se posiciona más cerca de su mínimo que de su máximo.

Analizando este dato con el de días pasados, invierte el valor del día anterior, en el que obtuvo un descenso del 2,89%, sin ser capaz de fijar una clara tendencia en fechas recientes.

¿Cuál es la volatilidad de esta criptomoneda?

La volatilidad es un factor que puede influir considerablemente en la rentabilidad, valor y activos financieros y gestión de carteras en general. Básicamente, la volatilidad financiera muestra una variación o cambio de tendencia de un activo dentro de un periodo temporal determinado.

Dicho de otro modo, si una criptomoneda apenas tiene variaciones relevantes, esto significará que su volatiildad será baja, pues su tendencia apenas ha cambiado. Por el contrario, un precio mucho más variable en el tiempo repercutirá en un incremento de la volatilidad. Como conclusión, podemos decir que una alta volatilidad supone un mayor riesgo a la hora de invertir, mientras que una baja implica menor riesgo.

En la última semana la volatilidad del Solana presenta un balance manifiestamente inferior a la volatilidad que reflejan los datos del último año, de modo que en esta última fase está tendiendo menos alteraciones de lo que indica la tendencia general.

Podemos asumir, por lo tanto, que la volatilidad mide la probabilidad de que una inversión pierda valor. Un valor estable implicará seguridad para el inversor, mientras que las alteraciones tendrían un riesgo más alto para los inversores más activos.

En el terreno financiero hay diferentes formas de medir la volatilidad de un activo (principalmente, en función del periodo y momento en el tiempo en el que se quiera entender el concepto) y es un valor generalmente constante, pero como en todo, está expuesto a riesgos que pueden provocar cambios en su tendencia.