En la pandemia del covid-19 las mujeres LBTIQ ecuatorianas sufrieron violencia y vulneraciones de sus derechos en el ámbito privado, público y educativo. 

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Un informe elaborado por el Taller de Comunicación Mujer,  una organización feminista, reveló los impactos de la pandemia en las condiciones de vida de mujeres lesbianas, bisexuales, trans, queer y de identidades disidentes (no binarias y de género fluido). 

El informe se hizo con una encuesta en la que participaron 405 personas de una edad promedio de 28 años en 19 de las 24 provincias del país. La encuesta se hizo de forma digital entre junio y septiembre de 2021. 

El análisis concluyó que cuando las personas de la comunidad LBTIQ necesitaron asistencia humanitaria para sobrellevar el confinamiento, la respuesta vino desde las organizaciones sociales y no del Estado

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En muchos de los casos, el confinamiento dictado para prevenir el contagio del covid-19 provocó que debieran regresar a vivir con sus familias, donde muchas veces fueron estigmatizadas e incluso violentadas. 

El informe dice que en el entorno familiar hubo casos en el que se intentó “corregir” su orientación sexual o identidad de género con tratamiento psicológico o religioso. “Estas y otras prácticas son atentatorias a los derechos humanos”, concluye el informe.

Estas son algunas de las conclusiones del informe en los distintos ámbitos analizados. 

En el ámbito privado

La encuesta concluyó que la mayoría de las mujeres y las personas con identidades disidentes tuvieron acceso suficiente a recursos como agua, vivienda, alimentos e internet. “Existe una brecha importante con quienes tuvieron alguna dificultad para acceder” a esos recursos, dice el informe. 

  • El 10,62% dijo que tuvo acceso parcial a comida y casi el 3% reportó tener acceso escaso a alimentos. 
  • El 8,4% de las personas encuestadas reportaron tener acceso parcial a una vivienda
  • El 3,21% tuvo acceso parcial a agua mientras duraron los confinamientos.
  • El 17,28% tuvo acceso parcial a internet, un recurso esencial para las actividades económicas y sociales durante la pandemia.  

Además, debido a la falta de acceso a ingresos económicos, un 37% de mujeres no pudo comprar elementos de bioseguridad como alcohol, jabón y mascarillas, para prevenir los contagios de covid-19. 

Las dificultades para acceder a una vivienda durante el confinamiento, también obligó al 22% de mujeres encuestadas a buscar asistencia humanitaria en organizaciones de la sociedad civil y organizaciones LBTIQ. Según la encuesta, las mujeres de las personas con identidades disidentes no recibieron asistencia del Estado.

Restricciones de derechos

Según el informe, durante el confinamiento, las mujeres no pudieron ejercer plenamente sus derechos en el ámbito privado. 

  • El 33% de las personas encuestadas dijo que experimentó una sobrecarga en las tareas de cuidado en el hogar.
  • El 32% dijo que no pudo ejercer el derecho a su privacidad.
  • El 10% aseguró que tuvo afectaciones en su salud mental.
  • Otro 15% de las personas contó que tuvo que volver al clóset y ocultar su identidad sexual, para así evitar ser violentadas o discriminadas. 

Además, solo el 10% de las encuestadas dijo que no sufrió alguna vulneración de sus derechos. 

El informe también dice que durante el confinamiento, también hubo dificultades para el ejercicio de los derechos en el ámbito público. 

  • El 33% dijo que tuvo restricciones para asociarse y reunirse.
  • Al 16% le cancelaron la atención médica.
  • El 10% dijo que hubo falta de acceso a la justicia
  • El 9% dijo que vio vulnerado su derecho al trabajo por despido o cierre del negocio. Además, de quienes no perdieron su trabajo, el 3% dijo que tuvo sobrecargo en las horas de trabajo o dificultades para teletrabajar. 
  • Un 7% de personas dijo que sufrió represión por agentes estatales

El informe dice que la restricción del derecho a la asociación para evitar los contagios de covid-19 fue particularmente negativa para este grupo de personas. 

El documento explica que esto se debe a que “la asociación y los espacios de reunión” son los lugares donde las mujeres y personas disidentes de la heteronorma “logran visibilizar, socializar y expresarse de acuerdo a su identidad”. 

Violencia de género

El análisis de los resultados de la encuesta concluyó que durante el confinamiento por la pandemia de covid-19, las mujeres de la población LBTIQ experimentaron más de 30 formas distintas de violencia.

Según la encuesta, la violencia tuvo impactos en el acceso a la educación, atención médica y vivienda. Por ejemplo, a un 20% de mujeres le negaron el acceso a la vivienda, y el otro 13% fue obligada a cambiarse de casa

Sin embargo, “lo que llama la atención”, dice el informe, es que hubo acciones violentas que atentaron contra la “capacidad de la autodeterminación de las personas” e intentaron modificar la orientación sexual e identidad de género

  • Al 32,1% de las encuestadas les dijeron que eran “anormales, pecaminosas o sucias”. 
  • El 30,86% dijo que rechazaron a su pareja.
  • Al 30,62% le prohibieron que vaya a actividades de grupos LBTIQ. 
  • A un 39,38% le “impusieron” ir a un psicólogo o psiquiatra para “curarle o cambiarle”.
  • Un 29,38% de encuestadas dijo que las llamaron promiscuas o enfermas
  • Un 25,19% dijo que fue víctima de gritos, insultos, amenazas y burlas, mientras que un 20,74% dijo que experimentó golpes y otras agresiones físicas. Otro 6,17% dijo que fue víctima de acoso sexual. 
  • El 8,64% de encuestadas fue obligada a tener relaciones sexuales.

Además, el informe dice que también hubo violencia en el sistema de salud.

  • El 7,65% de personas dijo que le negaron la atención médica y exámenes ginecológicos y de otro tipo por ser LBTIQ. 
  • A un 4,94% le obligaron a hacerse una prueba de enfermedades de transmisión sexual (ETS) o de VIH. 
  • Un 3,21% dijo que no fueron atendidas o fueron rechazadas por ser LBTIQ. 

El informe también detalla varias acciones violentas que se experimentaron en el ámbito educativo (como escuelas, colegios y otros centros de estudios).

Las personas encuestadas dijeron que las insultaron y fueron víctimas de amenazas y burlas. que experimentaron acoso sexual, que fueron llamadas inmorales o promiscuas y que sufrieron daños a sus pertenencias.

Además, un 0,74% dijo que le negaron los recursos para su educación. 

La violencia también se hizo presente en el ámbito laboral. Según el informe, hubo al menos 24 formas de violencia en este ámbito. 

  • El 9% dijo que le obligaron a cambiar su apariencia o estética
  • El 4% fue obligado a hacerse una prueba de VIH o de enfermedades de transmisión sexual. 
  • El 9,88% dijo que experimentó acoso sexual en sus lugares de trabajo. 

El informe concluye diciendo que en lugar de avanzar hacia espacios libres de discriminación, “cada vez es más difícil pensar en los servicios de salud y los espacios educativos” como espacios libres de violencia y de discriminación contra las personas LBTIQ. 

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Doménica Montaño
(Quito) Ex reportera de GK. Cubre medioambiente y derechos humanos.

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