La noche del 28 de noviembre, una niña de siete años fue desaparecida en el sur de Quito, capital ecuatoriana. El caso volvió a poner en el foco a las desapariciones en donde habría más de 241 niños, niñas y adolescentes que no han regresado a casa. A diferencia de ellos, la niña sí fue rescatada un día después. La Policía informó hoy que hay dos detenidos, un hombre y una mujer, que serán puestos a órdenes de las autoridades judiciales para que se determine su responsabilidad en el hecho. 

Fue un policía quien encontró a la niña. Por lo general, son halladas por sus familiares, según la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas (Asfadec). El capitán Roberto Vivanco, jefe de la Policía del Distrito La Magdalena, barrio en el que la niña desapareció, dijo que luego de activarse la Alerta Emilia —un protocolo de emergencia para la búsqueda de niñas, niños y adolescentes que están en alto riesgo—, el agente policial reconoció a la niña. “Él nos comentó que probablemente podía ubicar el domicilio en donde ella se encontraba”, dijo Vivanco. 

Un equipo policial llegó a la vivienda, ubicada en las avenidas Puruhá y Jacinto Collaguazo, que están en el mismo sector donde se dio la desaparición. La niña fue encontrada en uno de los cuartos de la casa, bajo la custodia de la mujer que fue detenida. El capitán Vivanco dijo que un hombre que estaba allí intentó escapar, pero fue aprehendido por los agentes policiales. 

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Sin dar mayores detalles, Vivanco dijo que las dos personas apresadas tienen antecedentes penales. Ambas serán trasladadas a una unidad judicial para que las investigaciones se desarrollen. Aunque la Fiscalía aún no lo ha formalizado, ambos podrían ser procesados penalmente por secuestro que, de acuerdo con el Código Orgánico Integral Penal (COIP), es un delito que se sanciona con prisión de entre cinco a siete años. Además, habría un agravante: el presunto delito se perpetró contra una niña. 

Las desapariciones, una crisis persistente

Cada miércoles, las familias de personas desaparecidas se plantan ante el Palacio de Carondelet para recordarle al Estado que en sus causas aún hay miles de ausencias.

Aunque el Ministerio de Gobierno dice que son más de 1.500 los desaparecidos en Ecuador, la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas (Asfadec) afirma que es un subregistro y denuncia la desaparición de más de cuatro mil personas en el país. 

La falta de preparación de fiscales, los procesos investigativos dilatados, la ausencia de pericias efectivas y sensibilidad por parte de los funcionarios públicos son varios de los nudos críticos cuestionados por las familias. 

Han sido ellas, quienes gracias a su organización, lograron que la Ley Orgánica de Actuación en Casos de Personas Desaparecidas y Extraviadas fuese promulgada en enero de 2020. Su reglamento fue publicado con seis meses de retraso, en noviembre de ese año. Antes de esa ley, buscar a una persona desaparecida era como rastrear un vehículo o un bien material, pues se tramitaba en las unidades fiscales de actuaciones administrativas. 

Aun con la ley aprobada, las desapariciones no han cesado: el Servicio Integrado de Seguridad ECU 9-1-1 recibe ocho alertas de desapariciones diarias en su sistema, aunque no todas llegan a una denuncia. 

Asfadec reclama, a diario, la incoherencia entre la Ley y su reglamento, pues no contó con su participación en su construcción, incluso han planteado la posibilidad de interponer una acción de inconstitucionalidad ante la Corte Constitucional. 

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Aún hay hogares rotos que reclaman el regreso de sus niños como la familia de Leni, un niño de dos años, desaparecido el lunes 22 de febrero de 2021. Su abuela, Elvia Grefa, lo vio por última vez en su vivienda ubicada en la comunidad San Camilo, parroquia Limoncocha, en el cantón amazónico Shushufindi, en Sucumbíos. 

Desde entonces no hay respuestas sobre su paradero. Elvia Grefa viaja más de 360 kilómetros en medio de la pandemia del covid-18 para exigir la activación de la Alerta Emilia. Le pide, además, celeridad al Ministerio de Gobierno y a la Policía Nacional para avanzar con la búsqueda. Sin embargo, hasta ahora sus pedidos no han sido atendidos. 

Madres que buscan a sus hijos e hijas la acompañan, como María Eugenia Basantes. Ella reclama acciones para conocer el paradero de su hijo desde hace más de 25 años. Alexander Romo tenía apenas dos años y cuatro meses cuando fue desaparecido en la antigua terminal terrestre Cumandá, en el norte de Quito. Un cuarto de siglo después, aún no hay respuestas. 

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Karol E. Noroña
Quito, 1994. Periodista y cronista ecuatoriana. Cuenta historias sobre los derechos de las mujeres, los efectos de las redes de delincuencia organizada en el país, el sistema carcelario y la lucha de las familias que buscan sus desaparecidos en el país. Ha escrito en medios tradicionales e independientes, nacionales e internacionales. Segundo lugar del premio Periodistas por tus derechos 2021, de la Unión Europea en Ecuador. Recibió una Mención de Honor de los Premios Eugenio Espejo por su crónica Los hijos invisibles de la coca. Coautora de los libros 'Periferias: Crónicas del Ecuador invisible' y 'Muros: voces anticarcelarias del Ecuador'.

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