Pasarán algunos días hasta establecer el balance oficial de personas privadas de la libertad asesinadas durante la cuarta masacre carcelaria en lo que va del año registrada entre el viernes 12 y sábado 13 de noviembre de 2021 en la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil. Hasta las dos de la tarde de hoy, la cifra se elevó a 68 fallecidos y al menos 25 personas heridas. Así lo confirmó la Fiscalía esta tarde, antes de anunciar que abrió de oficio una investigación en torno a los asesinatos reportados en el contexto de la masacre y los episodios de violencia.
La Fiscalía dijo que su personal se encuentra en la Unidad de Flagrancia levantando indicios y evidencias en la prisión.
Mientras continúan con las investigaciones, las organizaciones sociales han repudiado los hechos de violencia en la Penitenciaría del Litoral. “Ya no es posible hablar de crisis carcelaria. Una crisis es temporal y busca salida. Estamos frente al uso abierto del abandono a muerte como una técnica política de gobierno”, cuestionó Corredores Migratorios, un proyecto colectivo que forma parte de la Alianza contra las prisiones, coalición que se formó a partir de la primera masacre carcelaria este año, el 23 de febrero.
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Han pasado casi 20 horas desde que se inició la cuarta masacre carcelaria en la prisión, sin embargo, aún no hay un pronunciamiento concreto por parte del presidente Guillermo Lasso, quien se encontraba, junto con otros funcionarios públicos, en la celebración del aniversario de 246 del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos. Lo que dijo Lasso, recién a las 2 de la tarde, es que hacía un llamado de atención “en especial a la Corte Constitucional”. Y agregó: “necesitamos las herramientas constitucionales idóneas para proteger a la población, recobrar el orden en las cárceles y luchar contra las mafias que se lucran del caos”.
Su declaración responde a que tanto el gobernador del Guayas, Pablo Arosemena, como la comandante general de la Policía Nacional, Tannya Varela, insistieron en que las Fuerzas Armadas no pudieron ingresar al centro carcelario debido a la limitación de la Corte Constitucional, que aceptó parcialmente el estado de excepción, siempre y cuando los militares se ubicaran solamente en el primer filtro de entrada a las cárceles ecuatorianas.
El presidente Lasso dijo, además, que el “primer derecho que debemos garantizar es el derecho a la vida y la libertad ciudadana, lo cual no es posible si la fuerza pública no puede actuar para protegerlos”. Esa afirmación deviene de las declaraciones de Varela, en las que contó que los agentes policiales no podían ingresar por las puertas del pabellón para salvar a las personas cuyas vidas habían sido arrebatadas.
Sin embargo, hay un vacío que no logra responderse. Durante esta semana, los episodios de violencia han sido constantes luego de que Álex Salazar, miembro de Los Tiguerones y uno de los líderes de pabellón de esa banda delictiva, accedieron al beneficio de prelibertad, luego de, según Bolívar Garzón, director del Sistema Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad y Adolescentes Infractores (SNAI), “cumplió con todos los requisitos del 60% de la pena”. Esa liberación ha sido polémica, pues es cuestionada por expertos pero, sobre todo, por las personas que se encuentran en la cárcel.
Quien sí ha anunciado acciones concretas, aunque de forma tardía, es la Secretaría de Derechos Humanos. La institución, liderada por Bernarda Ordóñez, quien además preside el Organismo Técnico del Sistema Nacional de Rehabilitación Social, ejecutará un Plan de Contención y Asistencia para ayudar a las familias de las víctimas y sobrevivientes.
¿Cómo ocurrió la masacre?
Según información exclusiva que recibió GK, las detonaciones de balas y dinamita habrían comenzado entre las seis y siete de la noche de ayer. Una persona en prisión, que cumple su condena en el pabellón 2, la zona que fue atacada, detalló que presos de los pabellones 3, 6 y 12, liderados por los dos hombres que intentan asumir el control máximo de la prisión, Alias ‘Junior’ y Alias ‘Fito’, intentaban, según alertó, ingresar a su zona para asesinarlos.
Ellos, en su momento, fueron dos de los principales aliados de Jorge Luis Zambrano, alias JL o Rasquiña, exlíder de la peligrosa banda de Los Choneros, quien fue asesinado en diciembre de 2020.
El pabellón 2, en cambio, está liderado por alias ‘Ben 10’, quien actualmente ostenta el poder de Los Chone Killers, aliados de Los Tiguerones y Los Lobos, organizaciones delictivas enemigas de ‘Junior’ y ‘Fito’. Su intención era “exterminar” a todos quienes habitaban ahí, cuya población ronda los 700 por cada pabellón.
Fue tanta la desesperación de las personas privadas de la libertad del pabellón 2, que una de ellas decidió contar lo que ocurría a través de una transmisión en vivo, que comenzó pasadas las doce y media de la noche, a través de la cuenta de Facebook Heisenberg German, que actualmente está inactiva.
—Señores, por el amor de Dios, ayúdenme, lo necesitamos.
—Hay muchos heridos y hay muertos en la parte de abajo, no sabemos cuántos.
—Uno de nuestros compañeros murió debido a una bomba. Están abriendo huecos.
—Por favor, difundan, antes de que se arme una masacre, todavía están a tiempo.
Todas esas palabras que se dijeron en el video eran pedidos urgentes de las personas que conviven en el pabellón, donde habitan casi 800 presos, que exigían intervención de las autoridades para no ser asesinados. Durante casi dos horas, mientras se observaba uno de los patios del pabellón, más de 14.500 personas observaron segundo a segundo el auxilio y el anuncio de heridos: Luis Miguel López Pincay, Darwin Stalin Espinosa, entre otros nombres de sus compañeros que solicitaban que los salven.
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Cientos de detonaciones se escucharon en el perímetro de la Penitenciaría, sin embargo, no había respuesta de las autoridades. Mientras se observaba cómo un grupo de personas prendía fuego en la parte baja del pabellón 2, se escucharon las últimas palabras de quien dirigía aquella transmisión: “que quede constancia con este video que las autoridades pudieron hacer algo…ya entraron, ya entraron, ya entraron”.
La intervención de la Policía fue tardía, aunque Varela afirmó que se debió a que los respondieron con dinamita. La masacre se inició entre seis y siete de la noche y la Policía ingresó recién a las 2 y 30 de la mañana de hoy, cuando habían pasado más de siete horas.
Ahora, en Criminalística se realizan los procesos de reconocimiento de cadáveres de personas fallecidas en las prisiones. Hasta este sábado 13 de noviembre, había al menos más de 330 muertes violentas tras las rejas.