Mañana, 28 de septiembre es el Día de Acción Global por un aborto legal y seguro. En Ecuador, el 28 de abril de 2021, se despenalizó el aborto por violación, un avance para los derechos de las mujeres. Sarahí Maldonado, representante de Las Comadres, colectivo que acompaña a las mujeres que quieren abortar, habla sobre la importancia de que tengan apoyo y atención seguras.

¿Cómo funciona el colectivo Las Comadres? 

Las Comadres nos concebimos como una red, entendiendo que generar y propiciar abortos seguros acompañados va más allá de la realización del proceso fisiológico del aborto, e incluye la experiencia y las condiciones en las que se realizan esos abortos. Por eso nosotras desde el inicio hemos armado una red que se va tejiendo poco a poco junto con profesionales, psicólogas, médicas, abogadas, feministas sensibilizadas en caso que la mujer que estemos acompañando o la persona con la capacidad de abortar solicite o requiera un acompañamiento adicional para su proceso. 

Para nosotras eso es importante porque nuestra política principal es que la experiencia del aborto sea vivida de otra manera, más liberadora, más tranquila, segura, acompañada. No solo que el aborto no mate a la mujer o no solo que no vaya presa, sino realmente que ese aborto para esa persona que abortó pueda ser tranquilo porque creemos que así vamos a ir aportando en la despenalización social y luego legal. 

Cómo llegan las mujeres que buscan el acompañamiento, ¿luego de abortar o antes de hacerlo, o solo buscan información? 

Depende del contexto de las mujeres. En los últimos años, gracias al boca a boca y la difusión de organizaciones aliadas, llegan mujeres de contextos muchos más lejanos y complejos. Por ejemplo, son mujeres de contextos rurales, amazónicos, con discapacidad o que tienen alguna condición en particular ya sea que están atravesando situaciones de violencia extrema, pobreza, movilidad humana. Llegan porque quieren resolver el aborto pero quieren un apoyo adicional para enfrentar esas vulneraciones que están viviendo. 

Nosotras identificamos esas necesidades, dialogamos con ellas, si es una decisión de nuestra acompañada ser derivada o acompañada en cada área, nosotras les acompañamos también en lo que implica ese proceso con psicólogas, temas jurídicos, y paralelamente estamos resolviendo el aborto.

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Pero en concreto, ahora nos escriben mensajes de Telegram únicamente. También escriben mucho por redes sociales a decir que se enteraron sobre el aborto por internet pero ahí hay mucha información contradictoria o que está mal planteada. Llegan en distintas formas y en distintos estados de ánimo y condiciones. 

¿Qué significa para las mujeres que desean abortar llegar hasta Las Comadres? 

Las Comadres es esa iniciativa que se convierte para muchas mujeres en su única alternativa. Muchas ya pasaron por distintos procesos revictimizantes. Por ejemplo, han ido a centros donde intentan convencerles pero fueron engañadas porque les dijeron que les iban a ayudar. O buscaron en internet, pagaron por pastillas que eran falsas o llegaron incompletas. 

Muchas veces llegan las mujeres a Las Comadres, después de haber pasado una serie de trabas, esto es particularmente claro con las mujeres que llegan con embarazos más avanzados. Esas trabas retrasan el proceso y hace que los embarazos sigan y lleguen a nosotras cuando están pasadas las 12 semanas de embarazo. Y en todo caso acompañamos después del primer trimestre.

Para las mujeres llegar a Las Comadres es este refugio, este lugar donde tienen una escucha activa, donde intentamos que no se generen estas relaciones tan verticales en las que nosotros somos las que sabemos y las mujeres no. 

Generamos también un espacio de confianza, donde no les pedimos sus razones por las que están decidiendo abortar. Al no sentirse juzgadas, comienzan a identificar las reales necesidades de las mujeres, comienza a aflorar la palabra, ahí el acompañamiento va tomando forma. 

Ningún proceso de aborto es igual a otro, incluso en la misma mujer. Por eso el acompañamiento es un acto político de pares, en duplas: la mujer y la acompañante, pero también es un proceso que rebasa la experiencia individual de esa mujer. 

En el diálogo que tenemos con las mujeres identificamos las razones, pero nosotras somos muy respetuosas de los argumentos que cada una de las mujeres que se contactan con nosotras tienen para abortar. No creemos que somos quién para decirle qué hacer. Creemos en la capacidad de las mujeres a decir que es lo mejor para sus vidas y por eso respaldamos las decisiones reproductivas de las mujeres, sea abortar o sea maternar.  

También es importante dar rostro a quienes son esas mujeres criminalizadas. En promedio, acompañamos a unas 80 mujeres cada semana, sabemos quiénes son las que abortan, sus necesidades, sus contextos y por eso las respaldamos. 

¿Por qué es importante que la mujer pueda decidir sobre su cuerpo y el Estado no la criminalice? 

El aborto es donde se materializan muchas de las violencias que vivimos las mujeres, la opresión que enfrentamos en una sociedad, donde la sexualidad femenina todavía es estigmatizada, las marcas negativas que nos colocan a las mujeres cuando decidimos, no solo abortar, incluso maternar. 

Depende cómo maternes para que seas aceptada socialmente y mucho más cuando el aborto es la decisión que se está tomando porque rompe el mandato con esta maternidad como destino. Aunque suene muy desde el discurso feminista, esto se encarna todo el tiempo desde las niñas madres obligadas a parir como la impunidad con los violadores y las instituciones que dejan sin nada de presupuesto para la prevención de erradicación de la violencia. 

Esta sociedad nos afecta de tal manera que nuestra experiencia, nuestras decisiones son coartadas y por tanto nuestra dignidad humana, nuestra capacidad de reconocernos como sujetos de derechos, como sujetos políticos capaces de conducir nuestra vida. Cuando el aborto es penalizado es un acto mucho más violento, ahí se cruza con el tema de clase, étnia, edad, género.

El aborto es un tema político, controversial e importante para esta nueva época que tenemos que seguir impulsando en defensa de nuestros derechos. 

¿Por qué cree que los médicos denuncian a las mujeres que llegan con sangrados a los hospitales? 

El aborto es un proceso fisiológico, y cuando se provoca un aborto con medicamentos o se hace un aborto quirúrgico hay ciertos riesgos como en todo proceso médico. En el caso de Las Comadres, acompañamos con el protocolo combinado que son dos tipos de medicamentos; tienen una efectividad del 98%, es lo mejor que hay para abortar. Hay ciertos riesgos. Cuando se hace solo con misoprostol, la efectividad es del 86%, es decir 12% menos efectivo que con el método combinado. Pero hay mujeres que reciben información equivocada, desactualizada y no hacen el protocolo con las dos dosis completas, sumados a otros factores de estafa o riesgo. 

Pero un aborto con medicamentos, puede influir a que las mujeres enfrenten los riesgos de una hemorragia o de infecciones que son las dos posibles complicaciones asociadas al aborto. Cuando van al hospital que es de atención inmediata (no puede ser en los pequeños centros de salud), ahí los médicos violan el secreto profesional y la confidencialidad de las mujeres a la cual tenemos derecho como seres humanos. Al violar el secreto profesional se genera una serie de problemas muy complejos que tienen que ver con la credibilidad y la desconfianza que las mujeres tienen al sistema de salud. 

El tema de la criminalización tiene que ver con la violación del secreto profesional, de la confidencialidad que se está rompiendo y también con la falta de voluntad política institucional del Ministerio de Salud, por ejemplo, que no da seguimiento a la aplicación de la guía de práctica clínica que le da los pasos al médico.

El Ministerio de Salud sí ha difundido que no pueden criminalizar a las mujeres en un proceso de emergencia obstétrica, que se reconoce de prioridad para el sistema nacional de salud público y privado. Pero cuando vemos la criminalización desde el sistema sanitario, vemos todas estas fallas graves.