La Corporación Nacional de Avicultores (Conave) presentó un proyecto de reforma a la Ordenanza Municipal de Quito N° 019-2020 que tiene, entre sus normas, la prohibiciones de confinar a animales de consumo en jaulas. La ordenanza entró en vigencia la semana anterior. La Conave propone reformar 4 artículos

El pedido enfrenta a la corporación y a grupos animalistas. “Me parece totalmente ilógico porque ni siquiera se ha dado el tiempo necesario para tener el reglamento donde se iba a estipular los tiempos de transición para lograr eliminar las jaulas”, dice Shady Heredia, representante del colectivo de bienestar animal Gallinas Libres, sobre el pedido de reforma que hizo Conave. Según Heredia, el proyecto de reforma cambiaría en su “fondo y forma” la regulación de la ordenanza sobre el bienestar de los animales de consumo. 

Diana Espín, directora ejecutiva de Conave, dice que buscan la reforma por “el impacto socioeconómico” que la medida tendría sobre 160 granjas avícolas y productores de más de 80 mil cabezas de cerdo y  bovinos. “Hay una afectación grave porque no se ha hecho un análisis del impacto social y económico previo a establecer la ordenanza”, dice Espín. La directora ejecutiva de Conave explica que la ordenanza causaría el alza del precio de la proteína animal (pollos, pavos, cerdos, vacas) entre un 200 a 300%. 

¿Qué cambios propone Conave? 

El proyecto de reforma contiene cuatro artículos y una disposición final

El primero pretende reformar la parte final del artículo 76 que actualmente dice 

La Unidad de Bienestar Animal debe realizar con periodicidad la supervisión requerida, misma que se podrá coordinar con entidades públicas nacionales, provinciales o locales competentes para este fin, además podrá contar con la colaboración de organizaciones de protección animal inscritas en el Registro Metropolitano de Fauna Urbana denominado REMETFU

La propuesta es agregar la Unidad de Bienestar Animal podrá contar con la colaboración de diferentes organizaciones de la sociedad civil que puedan aportar con criterios técnicos y científicos especializados con relación a prácticas de bienestar animal. Este cambio amplía el rango de organizaciones de la sociedad civil que podrían aportar criterios a la Unidad —en la redacción actual, se dice que son solo las organizaciones de protección animal. 

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El segundo artículo plantea reemplazar el literal C del artículo 78 que dice 

El proceso de faenamiento de animales destinados al consumo deberá realizarse en una cabina insonorizada y aislada. La cabina contará con un registro audiovisual cuyos archivos serán de acceso público, según la normativa nacional vigente

La propuesta de Conave es que el literal C diga que los archivos del registro audiovisual deberán ser proporcionados a las autoridades de regulación y control en caso de así requerirse. 

El colectivo Gallinas Libres está de acuerdo con esta modificación porque dicen que el faenamiento —que es el proceso de matanza del animal— no debería ser un espectáculo o que los videos sean de acceso público. “La sociedad podrá hacer una solicitud a la autoridad para tener acceso en caso de necesitar los videos”, dice Heredia, del colectivo Gallinas Libres.

El tercer artículo plantea que se reemplace el literal E del artículo 79 que dice

Se prohíbe todo tipo de confinamiento de animales permanente, en espacios reducidos como jaulas convencionales o jaulas en batería. De igual forma, se prohíbe el confinamiento temporal en jaulas que no garanticen el bienestar animal o no permitan al animal echarse, levantarse, extender sus miembros o darse vueltas.

Conave propone que el texto prohíba el alojamiento de los animales en “sistemas que no cumplan con las recomendaciones establecidas por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE)”. 

Las recomendaciones de la OIE dicen, entre otras medidas, que los animales de consumo pueden ser criados totalmente confinados en un gallinero, corral o pastizal, confinados y con acceso a una zona restringida al aire libre o pueden ser criados totalmente al aire libre. 

Heredia dice que  por más de un año participaron en mesas de trabajo, en reuniones públicas para lograr la eliminación del sistema de jaulas de batería y jaulas convencionales para mantener a los animales destinados al consumo. Según Diana Espín, Conave no participó en esas mesas porque, aduce, sus organizaciones no fueron invitadas. “No fuimos parte de esta construcción, más allá que las organizaciones animalistas mencionen que duró 18 meses, que más de 70 organizaciones estuvieron, esas organizaciones eran animalistas no había el sector productivo”, dice. 

Espín dice que el sector avicultor se enteró de la ordenanza entre el 5 y 8 de enero de 2021, cuando se expidió. “Lógicamente si hubiésemos sabido que estaban en esto, habríamos hecho lo imposible para participar y no estaríamos atravesando esta preocupación en este momento”.  Sobre esto, Heredia dice “nunca le interesó este tema a ninguna asociación ni a la Cámara de Comercio pero ahora sí”. 

Desde esa fecha Espín dice que han estado trabajando en el proyecto de reforma, que han estado en conversaciones con concejales para que se apruebe el proyecto. Shady Heredia dice que en estos momentos, su colectivo está trabajando para acreditarse al sistema de la silla vacía para poder participar en la sesión de votación sobre la reforma en el Concejo Metropolitano y oponerse. 

El cuarto artículo propone que se elimine la parte H del artículo 79 que prohíbe la crianza y comercialización de aves con líneas genéticas de crecimiento rápido, que son animales cuyas configuraciones genéticas han sido creadas a través de combinaciones y selección hechas por avicultores de todo el mundo con el objetivo de generar animales que crezcan más a mayor velocidad. El método no utiliza ingeniería genética, sino que recurre a la técnica tradicional de cruzar razas distintas. El propósito de desarrollar esas líneas genéticas es poder comercializar su carne, que crezcan a gran velocidad y que no estén propensas a enfermedades.