Un águila andina (Spizaetus isidori) fue encontrada muerta en los terrenos de una finca en la vía Baeza, en la provincia amazónica de Napo. Autoridades del Ministerio de Ambiente y Agua del Ecuador (MAAE) llegaron hasta el kilómetro 5 de la vía Baeza porque recibieron la denuncia sobre la muerte del animal de un colaborador de la Fundación Cóndor Andino.
Los miembros de la Unidad de Protección del Medio Ambiente de la Policía Nacional y de la Fundación Cóndor Andino también participaron en el levantamiento del cadáver animal. Fabricio Narváez, investigador del Proyecto Águila Andina de la Fundación Cóndor Andino, dijo que el cuerpo fue llevado a la Universidad Tecnológica Equinoccial de Quito para hacerle una autopsia, en la que determinaron que el ave murió por el impacto de balas. “Fue víctima de cacería”, dijo Narváez.
El Ministerio de Ambiente pondrá una denuncia en la Fiscalía para que la muerte del ave sea investigada como un delito contra la vida silvestre. Según el Código Orgánico Integral Penal, este tipo de delito se sancionan con cárcel de 1 a 3 años. Según un comunicado del MAAE, Miriam Moposita, técnica de la Vida Silvestre del Ministerio dijo que con la denuncia intentarán detener a los responsables “de este lamentable hecho”. Desde 2014, la Fiscalía ha recibido 1.118 denuncias por delitos contra la flora y fauna.
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Fabricio Narváez dice que el águila que fue cazada pertenece al grupo etario de jóvenes y adultos, que deberían reproducirse para que la especie no desaparezca. Desde el norte de Venezuela al norte de Argentina se estima que hay 1.000 águilas andinas y en Ecuador solo hay 200. Narváez dice que para que en los próximos 100 años la especie no se extinga, deben existir 700 parejas reproductivas, es decir debería haber 1.400 aves, “quiere decir que estamos muy por debajo de este nivel”.
El águila andina vive en los bosques nubosos en todo el Ecuador, se alimenta de otras aves y mamíferos menores. Su función es controlar la población de especies que afectan los cultivos. También es conocida como águila crestada, águila real de montaña, guarro, águila poma. Esta ave cuando extiende sus alas puede llegar a medir hasta 2 metros. Se reproducen cada 1 o 2 años. Es la tercera águila más grande del país luego de la águila harpía (harpia harpyja) y la águila monera (morphus guinensis).
Esta especie está en peligro crítico de extinción, es decir una categoría de mayor amenaza, dice Narváez. Según la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) está ave está amenazada a nivel mundial.
La Fundación Cóndor Andino, realiza desde 2018, el proyecto científico Águila Andina para recoger información sobre la especie (Spizaetus isidori). Narváez dice que a pesar de estar en peligro de desaparecer, esta ave es una de las menos conocidas, no se conocía sobre su reproducción o dieta.
Narváez explica que los agricultores cazan a esta especie porque cree que sus animales de crianza, como las gallinas, son atacadas por el águila andina, “pero los ataques son poco frecuentes”, dice. También la cacería es por deporte, “hay gente que simplemente ve un ave y dispara”. Otra razón puede ser por error o confusión, dice el experto.
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Desde 2018, cuando la Fundación Cóndor comenzó el proyecto de investigación, hubo al menos 40 muertes de águilas. Entre febrero y lo que va de marzo, también fueron asesinadas dos águilas andinas, dice Narváez, pero que no han sido denunciadas.