A finales de marzo los pedidos de auxilio para el levantamiento de cadáveres en Guayas, epicentro del contagio de coronavirus en el Ecuador, obligó al gobierno a designar a una persona para la tarea. Jorge Wated, entonces al frente del banco estatal BanEcuador, fue el elegido para tan lúgubre propósito. No solo debía recoger los cuerpos que yacían en casas, hospitales y hasta veredas, sino que tenía que, además, responder a quienes buscaban los cuerpos de sus seres queridos, extraviados en la vorágine pandémica.
De eso hablamos en esta entrevista, que se hizo en medio de restricciones por la pandemia: Jorge Wated se conectó vía Zoom mientras estaba al interior de un auto en movimiento. Iba con lentes y mascarilla, sentado al lado del conductor. La conexión de Internet no fue muy estable, hubo momentos en que la señal se perdía y había dificultades en escuchar lo que decía Wated, lo que dificultó hacerle repreguntas.
Íbamos a hablar treinta minutos, pero Jorge Wated se conectó casi diez minutos después de la hora pactada —nueve de la mañana— y tuvo que cortar a las 9h30 porque tenía otra reunión. Eso y los cortes en la comunicación, redujeron el tiempo de la entrevista.
La tarea de recolección de cuerpos que estuvo a su cargo desde finales de marzo se ha dado ya por terminada.
No ha terminado. Hasta que no esté la última persona sepultada, el camposanto abierto, mi misión y mi trabajo no terminan. He sido muy abierto al decirlo. Hasta que se termine, también, el tema fiscal para identificar a las personas que generaron todo este problema que tuvimos en Guayaquil, es importante que yo siga monitoreando el trabajo y esperamos que eso se pueda resolver en este mes.
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Cuando usted habla de las personas que generaron todo esto, ¿a quiénes se refiere?
Tuvimos dos problemas. Cuando se creó la fuerza de tarea conjunta ya había una crisis sanitaria en Guayaquil y había fallecidos en contenedores. No estaba claro el proceso [de identificación] y estaba saturado todo el sistema sanitario conjunto.
Había gente fallecida en calles, casas y hospitales. En medio del camino, hubo personas que se metieron en dos hospitales, a los contenedores, rompiendo la cadena de frío. Yo fui a denunciarlos inmediatamente a la Fiscalía, porque pedían plata para sacar cuerpos. Al hacer eso abrían todos los contenedores y rompían la cadena de frío.
Eso genera que el cuerpo comience a descomponerse más rápido y, al descomponerse más rápido, emite fluidos y borra todo tipo de identificación que pueda tenerse, porque no son cuerpos formolizados.
Esto produjo un problema de identificación en un grupo de fallecidos qué es en lo que se está trabajando el día de hoy.
Mientras hablábamos, la señal se perdió durante unos segundos y tuvimos que retomar el hilo de la conversación, después de unos segundos. La mención que hace Wated es a la denuncia que presentó por el presunto mal manejo de los cadáveres en las morgues de los hospitales. Wated hizo la denuncia después de que el Ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, confirmara la separación del Ministerio de Salud Pública de un funcionario que pedía dinero a los familiares para retirar los cuerpos.
Se cortó la señal pero alcancé a escuchar que hablaba de un grupo de cuerpos que aún no ha sido identificados.
Claro, un grupo, son 90 que están sin identificar, antes eran un poco más. O sea, llegaron a ser de 180 y ya estamos ahorita en 90.
Ya hay un grupo de familiares que se han juntado para entablar una demanda contra el Estado.
Si eso quieren, así lo tiene que hacer. Acuérdese que usted tiene que saber bien donde están los cuerpos de las personas. ¿Qué hacía la fuerza de tarea? Levantar fallecidos donde habían, sepultar fallecidos en donde había que sepultarlos ¿Verdad?
Los malos manejos de los cuerpos se establecieron dentro de los hospitales. Nosotros llamamos al hospital y nos decían ‘tenemos todos estos fallecidos, nadie los viene a ver, hay que sepultarlos’.
A nosotros nos los entregaban con nombre apellido, certificado del INEC. Entonces, claro, la demanda al Estado, los hospitales públicos pertenecen al Estado, es una demanda que estoy de acuerdo que la hagan y que se hagan responsables los que se tienen que hacer responsables de esos manejos.
Entiendo que ya la cantidad de muertos que hay en la provincia del Guayas es una cantidad que puede ser manejada de forma normal por Criminalística o las funerarias.
No, ni siquiera es criminalística, lo hacen las funerarias privadas. El problema se generó porque las funerarias privadas pararon de trabajar.
¿Cómo sería el proceso a partir de ahora?
Ahora será como siempre ha funcionado: o sea, como es aquí en Quito, como es en Guayaquil, como es en Cuenca y en cualquier ciudad del Ecuador.
Hoy nosotros no estamos levantando cuerpos. Esto se debe que la cantidad es la cantidad regular y ya se puede actuar de manera normal, digamos.
Para que entienda la problemática: había un promedio de 45 fallecidos diarios en Guayaquil, ¿verdad? Pues ese número llegó a 600. Imagine 10 días así.
No todos los días fueron de 600, pero imagine 10 días con todo este embrollo, sin un cementerio donde enterrar y con las familias resguardadas que no querían ir a ver a sus fallecidos.
Imagine cómo estaban los hospitales: llenos de fallecidos en morgues que son para tener 10, 12 cuerpos. El asunto se volvió insostenible.
¿Cuántos cuerpos fueron los que se levantaron durante todo este período?
Nosotros ayudamos a levantar 3000 y sepultamos más de 1400 y quedan por sepultar 90 y algo más.
Esos son los que aún no se han identificado.
Son los que se están identificando, están dentro de un proceso fiscal, quiere decir que yo puedo ya tener un hombre identificado y necesitamos pedir a la Fiscalía una autorización para hacerle la inhumación.
Los trámites de identificación ya los está haciendo Criminalística hace algún tiempo.
Lo que pasa es que para identificar un cuerpo hay que hacer varias cosas. Se toman las huellas dactilares y, obviamente, si yo tengo unas huellas dactilares, un cuerpo y un nombre simplemente se compara las huellas dactilares con las del registro de ese nombre. Pero si hay un cuerpo y una lista de cien nombres, hay que comparar esas huellas dactilares con cien. Eso toma tiempo.
La gente en su imaginario cree que metes a una computadora y que todo es así como se ve en la televisión. Pero no. Todo a su tiempo. La Policía ha colocado todo un equipo de criminalística, de antropólogos para que todos los días se vaya identificando un cuerpo.
Nosotras levantamos un listado de personas que no habían podido identificar los cuerpos de sus familiares. Algunos, en efecto, ya pudieron hacerlo, pero hay gente que ha pasado ya un mes y siguen sin identificarlos.
Porque el proceso no es tan rápido.
Sí, claro. Son cuerpos específicamente de personas que fallecieron la última semana de marzo o la primera semana de abril.
No, la última semana de marzo.
Muchas de estas personas decían que están casi resignados a que no puedan identificar los cuerpos de sus familiares. ¿Usted cree que eso es posible?
El cien por ciento de los cuerpos que estén ahí se van a poder identificar. Ahí al final usted va a ver que los hospitales entregaron cuerpos que eran y no eran. Es que hay casos de esos.
Yo he tenido que poner denuncias para exhumar cuerpos. Nuestro trabajo era contactar al hospital que decía que tiene 20 cuerpos que nadie los retiraba y necesitaban ser sepultados. Yo iba para allá, retiraba los 20 fallecidos, identificados y con certificado de defunción del médico del hospital.
Se recibía en función de la identificación de ellos y de la carta de responsabilidad de ellos y tú inhumas. De todos estos, gracias a Dios, hasta ahora, un solo caso que fue un lío porque ese hospital entregó a un servidor de ese hospital un cuerpo que se sacó por atrás del hospital.
¿Estamos hablando del cuerpo de la madre del señor Andrés Armijos?
Exactamente, lo sacaron por atrás, está todo filmado esto. La Fiscalía también está atrás de todo esto. Lo sacaron por atrás, le entregaron el cuerpo, se lo llevaron y este señor Armijos hasta le paga por cremarlo. Le entregan unas cenizas a él, pero el hospital también le entregó a la fuerza de tarea el cuerpo de la mamá de él con certificado de defunción.
Y al mismo tiempo, entre los cuerpos que ellos nos pidieron que les ayudemos a identificar —porque se les habían perdido las identificaciones por el desorden que tuvieron— aparece la mamá del señor Armijos
Wated se refiere al caso de Andrés Armijos, cuya madre falleció en el Hospital del IESS Los Ceibos. Armijos contrató los servicios funerarios ofrecidos por el hospital y le entregaron las cenizas, supuestamente de su madre. En paralelo, Armijos revisó el sitio web habilitado para verificar el sitio en el que los cuerpos de las personas fallecidas están enterradas. Allí aparecía un registro como si su madre —cuyas supuestas cenizas tenía él— estuviese también enterrada allí.
Entonces empezaron las dudas sobre dónde estaban realmente los restos de su madre. Se disiparon cuando se descubrió que el cuerpo había estado en el Hospital del IESS Los Ceibos y que las cenizas entregadas no correspondían a su madre.
¿Es decir que a él habían entregado unas cenizas que no correspondían a los restos de su mamá?
Peor, a él le entregaron las cenizas de una señora que no correspondía a su mamá, se inhumó el cuerpo de una persona que no era que no era su mamá y nosotros tenemos, ahora, el cuerpo de su mamá.
¿Y se puede identificar de quién era el cuerpo que se le entregó al señor Armijos?
No, no tengo esa información.
La conexión con Wated se cortó nuevamente mientras respondía a esta pregunta. Eso pasó algunas veces durante la conversación, lo que dificultó la fluidez de la entrevista.
¿Pero se identificó o no?
No, hasta ahora las cenizas, no. No.
¿Entonces nunca se supo de quién era el cuerpo inhumado o las cenizas entregadas?
No se sabe de quién es ese cuerpo, y tenemos que identificar también el cuerpo que está inhumado. Por eso fui yo con Armijos a pedir la exhumación para poder tomarle pruebas de ADN para identificar ese cuerpo y, en paralelo, obviamente, darle cristiana sepultura a la madre de Andrés.
Con todo lo que usted cuenta, podemos decir que hubo un evidente mal manejo de los cuerpos por parte de los hospitales, ¿no?
No solamente es claro sino que ya se puso una denuncia. Ya está la Fiscalía interviniendo ahí. Eso no es que quedó ahí.
¿Pero qué es lo que faltó por parte de estas instituciones? ¿Cuál es la evaluación que usted hace de lo que ocurrió o lo que no se hizo a tiempo para que eso ocurriera?
¡Uy Dios mío, tantas cosas que podría decir! Mire, yo no entré a una morgue, no puedo decir cómo lo manejaban ahí dentro, porque a nosotros, repito, nos decían ‘vengan a ver’, nosotros íbamos a ver y el manejo de ellos era interno.
Pero fue falta de precauciones, creo. También hay que entender una cosa, y vuelvo a decir, en un hospital donde tienes espacio para guardar a 10 personas y hay muchos cadáveres, ¿cómo administrar esa acumulación?
Es bien complicado, no es una cosa fácil. Entonces, sin duda, eso genera un problema —no solamente acá, mira lo que ha pasado en New York.
¿Pero entonces cuál fue el proceso de “poner en orden” ese caos?
Mire, más que poner en orden era establecer una organización y un esquema de trabajo que permita hacerlo rápido. Pasamos de demorarnos una semana dos días en recoger cuerpos a demorarnos 24 horas. O sea, llamabas y en 24 horas ya retiraban a tu familiar en una camioneta.
La señal se volvió a cortar ahí y tomó varios segundos en reconectarse. Al volver a escucharnos, hubo que retomar el hilo de la conversación.
Hubo también denuncias de que en los hospitales no estaban los cuerpos bien identificados.
Tuvimos que mandar a hacer el etiquetado, todo. Eso le digo, a todo el sistema entregamos mecanismos de identificación para que vean en una tableta como lo tienen que hacer.
Pero partieron de establecer un protocolo para los propios hospitales. Es decir, ¿fueron ustedes los que dijeron esto se debe hacer así o cómo fue?
No. Protocolo interno de los hospital es protocolo interno del hospital. El protocolo de la fuerza de tarea, del grupo de tareas, es un protocolo de levantamiento.
Lo que sí le decíamos a los hospitales es: ‘toma, aquí está este etiquetado’. Este etiquetado tiene que estar puesto con el nombre y todo, para saber yo lo que tú me das.
Internamente del hospital es donde yo no me puedo meter.
Y el tema del señor Armijos, sobre esto que pasó con el cuerpo de su madre. ¿no genera incertidumbre en otros familiares sobre si los restos que han recibido quizás no correspondan a los de sus seres queridos?
Escúcheme: si usted entrega hoy el cuerpo de un familiar suyo a un grupo estatal y usted no ve el entierro, siempre le va a generar duda.
Siempre le va a generar duda. Siempre.
Había algunas preguntas que parecían impacientar a Jorge Wated y alzaba un poco la voz, repitiendo mucho frases que ya había dicho y evitando dar más detalles.
¿Pero se puede garantizar que el cuerpo es el que dicen que es?
Los cuerpos recogidos por nosotros, sí. Los que nos entregan en los hospitales, obviamente, fue función de lo que se dijo en el hospital, pues.
Le vuelvo a decir, si usted tiene una empresa que se llama Pickup que recoge algo y lo lleva de un punto a otro y yo le entrego un cartón en el que le digo hay unas botellas, usted confía en lo que yo le digo.
Si el paquete está cerrado y yo firmo la documentación declarando que eso es lo que está ahí y se lo entregó, usted me cree. Pero luego usted se va, llega, abre esa vaina, y encuentra droga. Es más o menos parecido.
Con la diferencia de que en su ejemplo sí se puede abrir a verificar y en el otro, estamos hablando de cuerpos o de restos humanos. Si un cuerpo fue cremado o si fue enterrado, pues ya verificar que corresponda al del familiar es más complicado, ¿no?
Con todo el respeto del mundo, usted no le pide a la Policía que se ponga a buscar a la persona que falleció.
Ahí sí le digo, con todo respeto del mundo, ahí estamos buscando encontrar algo que no corresponde.
Pero ¿en qué sentido? No le entiendo.
Si usted cree que la Policía tenía que abrir todos los cadáveres.
No, yo no estoy diciendo eso. Estoy intentando entender las dudas que se generan por parte de quienes han recibido los restos de sus familiares sin la garantía de que, en efecto, sean esos.
Le vuelvo a decir: siempre se puede generar una duda, pero el grupo de tarea partía del certificado de defunción entregado.
Nuestros levantamientos en viviendas eran pidiendo el cadáver, haciendo el certificado de defunción, con los familiares, mostrándoles los certificados y llevándolos directamente al sepulcro.
Por es que aquí no había ni cementerio ni siquiera en donde enterrarlos. La primera semana no había cementerios, nos tomó seis días tener un cementerio donde comenzar a sepultar.
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Claro, justamente por eso le digo. Porque esto evidentemente puede crear estas dudas. Pensando en lo que ya ocurrió en Guayas ¿qué lecciones pueden aprender…?
Antes de terminar la pregunta, Wated me interrumpió.
Escúcheme una cosa. Tengo ya una reunión, ya en este momento. Necesito que sea ya la última pregunta. No es de mala gente, después le doy todo el día, pero me están esperando.
No se preocupe, entiendo. Le preguntaba cuáles son las lecciones que se pueden aprender de lo ocurrido en Guayas para evitar que se repitan en otras ciudades.
Quito ya tiene todo listo, preparado y organizado para la pandemia y en relación a fallecidos tiene todo preparado —todo lo que nosotros no tuvimos.
Cuando yo llegué no había literalmente nada. Había 2 vehículos, cada uno para 4 personas, para poder levantar fallecidos en viviendas. Había 3 contenedores fríos ubicados en un solo sitio, y habían más de mil cuerpos ubicados en diferentes lugares y sus familiares sin saber qué hacer. Con eso me topé.
Administramos esto con cero recursos, simplemente con la capacidad que tiene la Policía Nacional que fue la que levantó los muertos, porque aquí nadie habla de levantar los fallecidos.
Aquí se habla de la queja del uno y del otro, ¿y los que se levantaron? ¿Y los que se sepultaron? El trabajo de la Policía, y el trabajo de los militares, y el trabajo de la Comisión de Tránsito fue de 24 horas.
Porque le vuelvo a decir, nos topamos con nada. O sea, esa gente no tenía ni siquiera logística para esto. Se les dotó de traje de seguridad, se les dotó de mascarillas, equipos, guantes, vehículos y obviamente se transportó a la gente en grupos de seis, no en camiones.
Porque se podría haber resuelto esto metiendo a todos en camiones, de forma inhumana, y enterrándolos en fosas comunes.
Acá los estamos enterrando en cementerios de forma unipersonal para que los familiares sepan dónde están, con el número de nicho.
Yo creo que siempre va a quedar duda. Eso es indiscutible, pero ante esa duda, obviamente, nosotros lo que podemos transmitir es toda la cadena de custodia e identificación de ese grupo de cuerpos que la familia va a estar más segura, porque el cuerpo obviamente pasó por un proceso de identificación.
Cuando usted evalúa en retrospectiva, ¿no piensa que quizá la respuesta tardía?
¿Respuesta tardía a qué cosa?
A hacerse cargo de los cuerpos. Cuando a usted lo designan para esto, es porque ya era insostenible. Entonces, le pregunto ¿la respuesta del gobierno no fue un poco tarde? ¿No se pudo haber empezado antes?
Muy probablemente. Pero si usted hace un minuto de reflexión, cuando usted tiene un problema sanitario como el que estamos viviendo en una pandemia mundial, que golpea a la gran mayoría de los países de una forma muy contundente, uno está pensando más en cómo salvar vidas que en cómo enterrar cuerpos.