Hay una brecha importante que separa a los hombres y las mujeres: la del orgasmo. Ustedes (sin importar su orientación sexual) tienen orgasmos con más frecuencia que nosotras. Por muchos años, el placer femenino no fue investigado. Afortunadamente, eso ha cambiado en las últimas décadas y cada vez se hacen más estudios sobre cómo las mujeres viven su sexualidad. Desafortunadamente, los resultados no han sido positivos. Un estudio de la organización de Salud Pública de Inglaterra, encontró que el 49% de las mujeres de 25 a 34 años no estaba satisfecha con su vida sexual. Un 29% de las que tenían entre 55 a 64 años dijeron lo mismo. Esa insatisfacción estaba muy relacionada con tener —o, mejor dicho, con no tener— orgasmos.

Otro estudio comprobó que un 40% de la población femenina mundial sufren de disfunción sexual en algún punto de sus vidas. Sus síntomas son, entre otros, dificultad para alcanzar el orgasmo, menos lubricación o menos líbido. En Ecuador, los estudios no son frecuentes ni generalizados. Pero uno de la Universidad de Cuenca dice que solo 6 de cada 10 mujeres está satisfecha con su vida sexual. En las mujeres menopáusicas, el resultado es peor: solo 3 de cada 10 lo están. 

Ahora, el orgasmo no es el fin último de las relaciones sexuales. La sexóloga Mónica Ortiz dice que no toda relación sexual satisfactoria debe terminar en uno. Pero los orgasmos tienen muchos beneficios psicológicos y biológicos que valen la pena experimentar: la liberación de neurotransmisores, la neurohormonas, endorfinas y oxitocina, que fortalece el vínculo afectivo de la pareja. La doctora Mónica Ortiz explica que respuesta sexual desencadena una liberación sustancias que permiten que los vasos sanguíneos se dilaten y haya una mejor oxigenación de todo el cuerpo. Con una mejor circulación sanguínea hay más protección contra problemas cardiovasculares. Una persona que tiene orgasmos con frecuencias tiende a ser más relajada, tranquila y feliz. 

Las relaciones sexuales tienen una curva que se llama respuesta sexual e incluye todas las reacciones del cuerpo durante el sexo. Es un ciclo de cuatro fases: la excitación, la meseta (cuando se incrementan todos los efectos de la excitación, como la respiración entrecortada y la tensión muscular), el orgasmo y la resolución (la relajación). 

Los trastornos del orgasmo femenino pueden aparecer en distintos puntos de ese ciclo. El término médico usado para identificar la dificultad de alcanzar el orgasmo durante la estimulación sexual es anorgasmia. 

Hay varios tipos. La primaria, que es cuando no se ha tenido un orgasmo jamás:  ni con masturbación ni con una pareja. La secundaria, cuando alguien que sí ha tenido orgasmos deja de experimentarlos de forma sistemática. Además, hay personas que pueden alcanzar el orgasmo solo de una forma determinada (sexo oral, determinada posición, o estimulación visual —una condición que se conoce como anorgasmia situacional). Y hay otras que sí sienten placer sexual, se excitan, pero se quedan estancadas en la meseta y no pasan nunca a la etapa del orgasmo.

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Hay causas médicas generales, ginecológicas, psicológicas y farmacológicas que pueden afectar el placer sexual femenino y dificultar el orgasmo. En los factores físicos está la falta de neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina,  que afectan el deseo sexual de la mujer. 

Los neurotransmisores pueden bloquearse por tomar ciertas medicinas, como los antidepresivos. Los influjos hormonales, como los que se dan en la menopausia, también disminuyen la posibilidad de que la mujer llegue a un orgasmo. La anaorgasmia también puede ser un indicador de problemas más graves, como tumores cerebrales o Parkinson. 

La salud física tiene un papel importante en el placer sexual, pero el 80% de los trastornos del orgasmo pasan por factores psicológicos, dice la doctora Mónica Ortiz. Como los problemas de pareja: la doctora Ortiz dice que si la mujer no confía en su pareja no se va a entregar completamente, y no alcanzará el orgasmo. La asociación de la sexualidad con un evento negativo es otro factor que puede complicar la respuesta sexual femenina. Las infidelidades, la falta de compromiso, la hostilidad y la violencia de género desencadenan esa falta de confianza. 

Los estereotipos y concepciones erróneas de la sexualidad también pueden influir negativamente. La doctora Ortiz dice que incluso las inseguridades que una mujer tenga sobre su propio cuerpo podría interferir en llegar al orgasmo —más aún, cuando la fuente de esas inseguridades es su propia pareja. 

La mayoría de los trastornos del orgasmo femenino suceden en relaciones heterosexuales. Según un estudio del Journal of Sexual Medicine, solo en 5 de cada 10 encuentros sexuales con hombres las mujeres tienen orgasmos. Los resultados de las mujeres varían según el tipo de relación que tengan. El estudio del investigador sexual Alfred Kinsey demostró que el 95% de las mujeres tiene orgasmos al masturbarse. El 74% de las que tienen relaciones lésbicas llegan al orgasmo. Los hombres, en cambio, tienen orgasmos 9,5 de cada 10 veces, sin importar con quién tienen relaciones. La doctora Mónica Ortiz dice que en las relaciones sexuales entre mujeres la otra persona conoce sobre el cuerpo femenino, cómo se lo estimula y cuáles son las áreas más sensibles así que el estímulo es más efectivo. 

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Además de privar a las mujeres de los beneficios físicos y psicológicos del orgasmo, la anaorgasmia puede provocar afectar el autoestima de la mujer y dañar la relación de pareja. No todas las personas van a reaccionar de la misma forma a los trastornos del orgasmo. La psicóloga clínica y experta en educación sexual Juliana Vázquez dice que eso depende de la causa y las condiciones en las que se dan los problemas. 

No importa si es a largo plazo o casual, la relación de pareja es importante. Vázquez dice que cuando no hay madurez emocional en la relación, la falta de orgasmos podría tener un impacto. Cuando hay una pareja  “En una relación de una pareja emocionalmente estable se va a entender a la pareja y va a ser más fácil sobrellevarlo” dice Vázquez. La falta de apoyo y la recriminación podrían provocar trastornos sexuales secundarios. La doctora Mónica Ortiz dice que cuando hay una frustración constante, recriminación o agresión en la pareja se podrían desencadenar otros síntomas de la disfunción sexual femenina, como un bloqueo del deseo sexual. 

Si hay un trastorno del orgasmo, de cualquier tipo, se debe acudir a un profesional para encontrar la causa. No hay una solución mágica ni fármacos específicos para tratar los trastornos del orgasmo. Cada caso es diferente, explica la doctora Ortiz. Eso con frecuencia involucra un tratamiento integral de profesionales médicos de distintas áreas. 

Cada uno ayudará a ver de qué forma se está abordando la sexualidad, derrumbar mitos, identificar qué problemas de salud podrían estar dificultando el orgasmo, si existe una herida emocional o un bloqueo que no permita la entrega y el disfrute total. Una vez que la causa ha sido identificada — sea física o psicológica — se decide cómo tratarla. 

Pero la experta da algunas recomendaciones generales. En las relaciones sexuales, todos los involucrados deben hablar y encontrar formas de facilitar el orgasmo. No se logran solo por penetración o por estimulación genital, hay muchas otras maneras de llegar a ellos y, siempre, dependen de cada persona. Entre las principales recomendaciones de la doctora Mónica Ortiz está estimular el clítoris, el punto G y el diálogo. “Debe haber una apertura respecto a la sexualidad y deben estar dispuestos a comunicarse” dice Ortiz. 

Hay que recordar, sobre todo, que el órgano sexual más importante es el cerebro. El orgasmo tiene mucho que ver con el autoconocimiento: cómo es mi respuesta sexual, qué me gusta, qué no me gusta, cómo es mi percepción de la sexualidad. Ese aprendizaje se puede lograr solo o en pareja, pero es una parte clave de una vida sexual satisfactoria. Desafortunadamente, dice Juliana Vázquez, el placer sexual femenino no es uno de los temas incluidos en la educación sexual ecuatoriana. “Se ve al hombre como la única persona que tiene derecho a la masturbación, al deseo, al placer. Es impensable que la mujer pueda sentir placer o un orgasmo” dice. Pero las mujeres no debemos tener un rol pasivo. El sexo no es algo que te pasa a ti, es algo que pasa contigo.

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Susana Roa Chejín
(Ecuador, 1997) Periodista lojana y jefa de la redacción de GK. Cubre economía, sexualidad y derechos. Le interesan los temas de empleo, educación financiera y salud sexual y reproductiva.
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