El movimiento CREO sigue desgranándose, pero esta vez las razones no están muy claras. El lunes 3 de febrero de 2020, CREO difundió un comunicado que decía que Roberto Gómez Alcívar era separado del bloque por su “posición irrespetuosa e inaceptable” contra el coordinador de la bancada, Luis Pachala, representante de la provincia de Bolívar y vinculado al sector indígena. En su cuenta de Twitter, el líder y fundador del movimiento, Guillermo Lasso, dijo que la decisión se tomó por “su reiterado irrespeto a principios de CREO, como son la tolerancia y el respeto, tanto hacia sus colegas asambleístas como hacia otras corrientes ciudadanas”. Agregó además que no sería “cómplice de los errores de quienes confunden la religión con la política y sus obsesiones en causas de un cruzado del siglo 21”. Si bien Gómez es parte del ala más conservadora de CREO —de por sí conservador—, es poco probable que ese sea la verdadera razón.

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Es verdad que Gómez ha defendido posturas ultraconservadoras, como su férrea oposición a la despenalización del aborto en casos de violación. Es verdad que tras la votación en la que no se aprobó la despenalización, Gómez —junto a otros adversarios fervientes de la despenalización— fueron homenajeados por grupos antiaborto en Quito. Pero el líder de CREO —quizás de formas más sutiles— ha demostrado tener posturas muy similares. Pertenece, además, a la organización católica Opus Dei, considerada muy a la derecha dentro de la propia Iglesia. Si ese fuera el motivo real, ¿por qué Héctor Yépez o Pedro Curichumbi, también ultraconservadores, sigue en el movimiento? 

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Una fuente de la Asamblea Nacional, que pidió la reserva de su nombre, cuenta que los roces empezaron desde que a Gómez se lo retiró de la coordinación del bloque, en mayo de 2018 y fue reemplazado por Homero Castanier. En una entrevista radial del 4 de febrero de 2020 , Castanier dijo que Gómez estaba “autoseparado del bloque hace rato”, que no asistía a sus reuniones hacía ocho meses. “Él tenía su agenda personal de fiscalización y legislativa.” Habló también de las ofensas a Luis Pachala, a quien ha criticado duramente incluso en medios de comunicación. En noviembre de 2019, Gómez dijo que Pachala está “entregado” al oficialismo. El 3 de enero, un mes antes de su separación, lo acusó de manipular el bloque. 

Otra fuente cercana a la Asamblea, que también pidió la reserva, dice, además, que Gómez tenía una actitud sumamente prepotente, apoyándose en el parentesco con Lasso. Una de las fuentes explica que Gómez quería estar en el Consejo de la Administración Legislativa (CAL), el órgano que califica los procesos de juicio político o proyectos de ley antes de que pasen a las comisiones y al pleno. Su único miembro de CREO es Patricio Donoso. Aparentemente no hubo el suficiente apoyo, dentro de CREO, para que Gómez lograra su objetivo. 

Después, cuando Pachala fue nombrado jefe del bloque, en mayo de 2019 su incomodidad habría aumentado. Sobre todo con Pachala: la fuente dice que Gómez consideraba que el asambleísta por Bolívar había influido en la bancada para que quedara fuera del CAL. “En algún momento, ingresaban todos, Luis le extendía la mano a Roberto, Roberto le dejaba con la mano extendida”, cuenta la fuente. La otra fuente dice que Gómez desafió públicamente, en varias ocasiones a Lasso. Habría dicho a otros asambleístas que hiciera lo que hiciera, siempre tendrá el respaldo del líder del movimiento. Parece que se equivocó. 

Quizá su error nació del hecho de que es sobrino político de Lasso. La mamá del legislador es hermana de María de Lourdes Alcívar, esposa del excandidato presidencial. Esta relación política de la que se comentaba en los pasillos de la Asamblea, sin tener certezas sobre el vínculo, se ha hecho pública. 

Tanto Gómez como Lasso la han mencionado en sus declaraciones. El 4 de febrero de 2020, Gómez leyó,  ante los medios de comunicación un comunicado —en el que, las cuatro veces en que aparece el Guillermo Lasso está escrito con las iniciales en minúsculas. En él, Gómez dice que durante los diez años que lleva haciendo política no ha mencionado la relación porque para él, por un lado está la familia y por otro, la política.  Contacté a Roberto Gómez y Luis Pachala pero no he obtenido respuesta a mi pedido de entrevista. 

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El bloque de CREO que empezó con 32 asambleístas —con sus aliados de Suma— tiene, hoy, 18 legisladores. Se ha ido desgranando desde que en 2017 se presentó como una alternativa a la Alianza País que en ese entonces aún unía a Rafael Correa y Lenín Moreno. Con esa carta logró convertirse en la segunda fuerza legislativa del país. Desde entonces, su bloque se ha ido paulatinamente desmoronando. La primera en salir fue una de sus fundadoras, Mae Montaño. El más reciente es  Gómez que, como dicen varias fuentes, llevaba varios meses distanciado CREO. 

En su primera respuesta al comunicado de Lasso sobre su desvinculación dijo, también en Twitter, que siempre le expresó al líder de CREO que no podía acompañarlo en un acuerdo con Alianza País. Gómez fue uno de los impulsores del juicio político a María Paula Romo —ahora va por su segundo intento después de que el primero fracasara— junto a Lourdes Cuesta, quien se separó también del movimiento, en 2019. Y ese ha sido uno de los quiebres más públicos entre Pachala y Gómez, quien lo acusó de tener “pocos principios” por unas declaraciones públicas en las que Pachala aseguró que no había contundencia en la presentación de pruebas en contra de Romo, la Ministra del Gobierno de Alianza País, con el que CREO tuvo un acuerdo programático entre marzo de 2019 y finales de enero del año siguiente. Gómez acompañó a Lasso en lo que dizque no podía acompañarlo por más de un año. Cuestionarlo después de la ruptura entre ambas fuerzas es cuestionar algo que ya no existe. 

Que un bloque legislativo pierda tantos miembros hace que, en la práctica, se debilite profundamente su capacidad de acción política. En un año preelectoral, las consecuencias en las urnas pueden ser profundas para el movimiento que se presentó como oposición y que, durante casi un año, ha colegislado con el oficialismo.

Ninguna ruptura anterior había sido tan dura con Lasso como la que ha tenido con su sobrino político. Al irse, Gómez ha insistido en que la debilidad del movimiento  —y de su tío— ha sido la tibieza: haberse presentado como oposición y no ser, haberse presentado como antiaborto y no ser lo suficientemente radical. Lo dejó claro en su despedida: dijo que se va mirando de frente, que el país necesita políticos que defiendan la vida y se definan como oposición.