En la historia de los Golden Globes, hay más nominados a mejor dirección llamados John que mujeres. Los John son el 2% de todos los nominados; las mujeres, el 1,41%. Es una muestra de una tendencia desproporcionada: en 77 años hubo apenas cinco mujeres nominadas como mejores directoras. Barbra Streisand (dos veces, Yentl y El Príncipe de las Mareas) Jane Campion (El Piano), Sofia Coppola (Lost in Translation), Kathryn Bigelow (The Hurt Locker y Zero Dark Thirty), y Ava DuVernay (Selma). Solo una ganó: Streisand por Yentl en 1984. Los otros 350 nominados en esta categoría fueron hombres. En 2020, la curva siguió igual y se acentuó: por quinto año consecutivo no hay mujeres nominadas a Mejor Director en los Golden Globes. 

Esta ausencia ha despertado un debate intenso: quienes dicen que hay un sesgo a la hora de elegir, y quienes dicen que no hay que ver sino la calidad de los filmes. La doctora Stacy Smith, profesora de la Universidad del Sur de California y autora de un estudio sobre el sesgo de género en los medios, dijo en una entrevista con el New York Times que las mujeres no fueron consideradas porque “el modelo de lo que significa ser director es de naturaleza masculina, y se trata de guiar las historias impulsadas por hombres”. Sasha Stone, de la página de entretenimiento Awards Daily, defendió a los Golden Globes. En una columna escribió que  “muchos se rehúsan a aceptar que las cinco mejores películas del año sean dirigidas por hombres”. 

Lo cierto es que la falta de nominaciones a mujeres en una de las principales categorías de los galardones cinematográficos es otra muestra de cómo el mundo de las artes —y en especial del cine— ha estado dominado por hombres, que escriben para hombres (incluso los papeles femeninos), contratan hombres, y premian hombres. 

Eso trasluce en las pantallas. El reporte Cambiemos el guión (Rewrite her story en inglés), de la organización promotora de los derechos de las niñas y niños Plan Internacional financiado por el instituto Geena Davis para el género en los medios, mostró cómo el cine, el entretenimiento televisivo y los medios siguen repitiendo estereotipos: el hombre lidera, mientras que la mujer se limita al trabajo doméstico, a ser madre u objeto sexual. 

La actriz Reese Witherspoon dijo que siempre le ofrecían el rol de la novia problemática una y otra vez, hasta que no vio otra alternativa que crear su propia productora, Pacific Standard (hoy Hello Sunshine) que se enfoca en producir historias con mujeres fuertes como protagonistas, como Gone Girl o Wild y la serie Big Little Lies. Si nadie cuenta esas historias en la ficción, la falta de diversidad en los roles femeninos impacta en la percepción de la audiencia sobre lo que una mujer puede desempeñar en la realidad, especialmente para los grupos más vulnerables. 

Para los adultos, estos estereotipos están tan interiorizados que son indiferentes. Sin embargo, para las niñas, niños y adolescentes —quienes aprenden y se educan con todo lo que consumen en los medios— estas imágenes son clave para su formación. Para Jenny Pontón, experta en estudios de género, la representación es importante y afecta cómo se ve a las mujeres fuera de la pantalla. “Para los varones. todo lo femenino es abyecto”, y eso se refleja incluso en el lenguaje que utilizan y en los insultos. Reese Witherspoon dijo que “por 25 años fui la única mujer en el set, rodeada de 150 hombres”. Por eso es importante que las mujeres, desde niñas, puedan verse representadas en pantalla de una forma que no fomente esos estereotipos. 

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No son solo los Golden Globes. La falta de mujeres en la categoría de Mejor Dirección se repite en otros principales premios cinematográficos, los Oscar y los Bafta —es un reflejo de lo que sucede en toda la industria. Una investigación de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), la insigne organización de derechos humanos estadounidenses, reveló en 2016 una serie de prejuicios y estereotipos de género en el cine. 

El estudio, que recolectó testimonios de más de 50 directoras, concluyó que había un “fallo intencional y discriminatorio de los estudios, las cadenas y los productores para reclutar, considerar y contratar directoras calificadas”. Según la ACLU, las prácticas sexistas incluían algunos estudios que solo trabajaban con una lista corta de directores en las que no había ninguna mujer y se negaban a incluir directoras entre los potenciales contratados para proyectos nuevos.  

Las directoras le dijeron a la ACLU que a las pocas mujeres que sí contrataban, les negaban proyectos con presupuestos grandes —todo lo que superaba los 30 millones de dólares era dirigido por hombres. Además, las mujeres dijeron que fueron encasilladas en proyectos “orientados a las mujeres”, como comedias románticas. A menudo, eran excluidas por completo de películas de acción o franquicias de superhéroes. Rara vez les daban la oportunidad de contar historias con protagonistas mujeres fuertes que sean más que un simple interés romántico. 

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El estudio también descubrió que las mujeres que sí eran contratadas para dirigir una película, sin importar el presupuesto o el éxito del proyecto, tenían menos probabilidad de ser contratadas de nuevo. Ese fue el caso de Patty Jenkins, que después de dirigir la aclamada Monster en 2003, con la que Charlize Theron ganó un Oscar y que fue escogida como una de las diez mejores del año por el Instituto de Cine Americano, no fue contratada como directora hasta 2017. Jenkins dirigió Wonder Woman, lo que la convirtió en una de las 5 mujeres que han dirigido proyectos con presupuestos de más de 100 millones de dólares (hay otras cuatro que lo han hecho acompañadas de un hombre). 

Con los resultados en mano, la ACLU le pidió a la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo del Gobierno de Estados Unidos (EEOC por sus siglas en inglés), que investigara las prácticas de contratación de la industria del cine. La investigación duró casi dos años. La EEOC encontró que los seis grandes estudios —20th Century Fox, Warner Bros., Paramount Pictures, Columbia Pictures, Universal Pictures y Walt Disney Pictures — incumplían las políticas de la Comisión que prohíben discriminar por género, y promueven la igualdad en todas las industrias. La EEOC presentó una acción legal en contra de los seis estudios por sus prácticas de contratación discriminatoria que terminaron en acuerdos para “resolver los cargos de que discriminan sistemáticamente a las directoras”.

Los detalles del acuerdo son confidenciales, una práctica estándar en la EOOC. Por eso, aunque las conversaciones para hacer los acuerdos comenzaron en 2017, tres años después todavía no se sabe qué acordaron el organismo y los estudios.

Cuando el problema salió a la luz en 2016 con la investigación de la Unión Americana de Libertades Civiles, otras organizaciones y figuras de la industria se unieron a la búsqueda de soluciones.  El Gremio de Directores se reunió con los directores de los seis estudios principales en 2017 para proponerles que tengan un programa similar a la ‘Regla Rooney’ de la NFL, que fue creada para motivar a los equipos a que consideren candidatos de diversas etnias para los puestos de entrenadores. 

Según el programa, los productores debían entrevistar a mujeres y candidatos de minorías durante el proceso de contratación de directores en todos sus proyectos, sin importar el presupuesto o el género de la película. Las seis compañías se negaron a discutir la propuesta por “razones legales”, que podrían estar relacionadas con la investigación de la EEOC. 

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En 2018, durante su discurso de agradecimiento por su Oscar a mejor actriz, Frances  McDormand propuso que todos los actores exijan un “inclusion rider. Es una cláusula que los actores y actrices pueden pedir que se inserte en sus contratos para garantizar diversidad en el elenco y el equipo de una película. Sería una forma, según McDormand, de incrementar la diversidad en todas las áreas, no solo en la dirección. 

La cuestión de género se ha convertido un eje central de la discusión hollywoodense, un negocio que durante décadas has sido señalado como excesivamente masculino. En 2017, las mujeres de esta industria (y algunos hombres) denunciaron el acoso y abuso sexual que sufrieron por décadas por parte de algunos de los productores, directores y actores con los que trabajaban. Así nació Time’s Up, un movimiento que fue fundado por varias celebridades para la creación de fondos y campañas para proteger a las víctimas del acoso sexual. Time’s Up también se comprometió a buscar la “paridad de género” en los estudios de cine. 

Para lograr su meta, en enero de 2019 le propusieron un reto a los productores, directores y estudios de Hollywood: que se comprometan a trabajar en una película dirigida por una mujer. 

Parece que el reto está funcionando. En 2019, las mujeres representaron el 20% de todos los directores, escritores, productores, productores ejecutivos, editores y cinematógrafos de las 100 películas más taquilleras. Un 4% más que en 2018. Se espera que en 2020 el porcentaje sea mucho más alto. Hay 34 películas dirigidas por mujeres confirmadas para 2020 por estudios grandes. 

La lista incluye películas de alto presupuesto como Mulán que supera los 100 millones de dólares, de superhéroes como Black Widow, The Eternals y Wonder Woman 1984 y de acción, como la cuarta edición de Matrix. Podría ser un buen año para las mujeres en el cine. 

Y para la temporada 2020 de los premios cinematográficos, no se puede decir que el talento no está ahí. En 2019 las películas dirigidas por mujeres fueron aclamadas por la crítica. The Farewell, dirigida y escrita por Lulu Wang, y Booksmart, el debut como directora de Olivia Wilde,  recibieron mejores críticas que Once Upon a Time … in Hollywood de Quentin Tarantino y The Irishman de Martin Scorsese. Ni Wang ni Wilde están nominadas a mejor dirección. Tarantino y Scorsese sí. 

Quizá no estén nominadas porque no contaron con el respaldo de un estudio dispuesto a financiar una campaña de premios. Por eso, aunque sus películas sean aclamadas por la crítica, las directoras de películas como Booksmart muchas veces han sido excluidas de las ceremonias de premios. Con todo lo que se está discutiendo e investigando en la industria del cine, quizá la próxima temporada de premios veamos más mujeres nominadas a ser premiadas por su dirección.

Susana Roa 150x150
Susana Roa Chejín
(Ecuador, 1997) Periodista lojana y jefa de la redacción de GK. Cubre economía, sexualidad y derechos. Le interesan los temas de empleo, educación financiera y salud sexual y reproductiva.
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