Loja quiere ser la primera ciudad creativa de la música del Ecuador. Habitada por algo más de 200 mil personas, considerada por algunos una capital cultural, la ciudad sureña busca entrar en la red de 180 ciudades (en 72 países) que la Unesco considera comprometidas a trabajar en la cooperación internacional para hacer de la creatividad un motor de su desarrollo. Y Loja quiere entrar en la lista en la categoría musical (las otras seis son: literatura, cine, gastronomía, artes populares y otras.) Para ser reconocida como tal, la postulación deberá probar que tiene la fortaleza musical necesaria, entregando información verificada sobre su potencial cultural. Pero ser una ciudad creativa no es un simple un título. Es una especie de declaración de principios que debería comprometer a Loja a crear políticas públicas para hacer de la música y la cultura su principal eje de desarrollo.

  • Si quieres recibir nuestra edición semanal en tu correo todos los lunes, regístrate aquí.

Suena un poco obvio, pero las ciudades creativas deben ser inteligentes. La ONU en el objetivo 11 de su agenda 2030 dice que se deben redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo.  Según la Unesco ( la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por sus siglas en inglés), “las zonas urbanas con bienes culturales abundantes y un sector creativo pujante resultan más atractivas para las empresas”.  

Uno de los objetivos de la red de la Unesco es que la creatividad sea un componente fundamental del desarrollo urbano a través de las alianzas entre actores públicos, privados y de la sociedad civil. La directora de la Oficina de la Unesco en Quito, Saadia Sánchez, dice que la red promueve la creatividad y las industrias culturales, se quiere “integrar a la cultura como a la creatividad, plenamente en las estrategias y en los planes de desarrollo”, dice. Además Sánchez deja claro que la postulación “no es una competencia entre ciudades”. Para lograrlo, hay que diseñar y ejecutar políticas públicas que no se pueden esperar aparezcan por generación espontánea. 

Según un estudio realizado por Jeamil Burneo de la Universidad Internacional, la cultura como motor del desarrollo local ayudaría a “reeditar su membrete ‘Loja, capital musical”. Además, ayudaría al turismo y a desarrollo del talento local. Pero para que eso funcione, dice María Eugenia Rodríguez, académica de la Universidad Nacional de Loja y  autora –junto con Manuel Tusa– del estudio Loja, capital musical del Ecuador, se necesita el apoyo gubernamental. 

Para José Antonio Mora, director del festival off del FIAV – la sección del FIAV a cargo del Municipio que se desarrolla en las calles, plazas y parques– y cantautor lojano, la ciudad debe ser un “punto de interés” dentro de la proyección cultural. Mora admite que la industria musical está centrada en Quito y Guayaquil donde “están los medios principales y es donde está también el foco de inversión empresarial”. Sin embargo dice que la postulación de Loja a ciudad creativa musical hace que “la mirada ya empieza a girar hacia otro lado y se empieza a entender también que la geografía ya no es una limitante”

Las alianzas son la clave para el desarrollo de esas políticas públicas. Mora cree que la postulación de Loja ha llevado a que distintas instituciones, públicas y privadas, empresariales y de educación, hayan trabajado conjuntamente por posicionar a Loja como ciudad musical. 

El estudio de Burneo coincide con la idea de Mora. Burneo explica que para que una ciudad sea parte de la “cultura universal” no debe solo organizar “más o menos actos culturales”, sino, tener políticas “que comprendan la articulación paralela de estructuras y de estrategias de apoyo” a los gestores de la cultura, que, además, esas políticas “doten el territorio de infraestructuras”.

Andrea Vela es directora de la Orquesta Sinfónica de Loja. Estudió en varias universidades internacionales, entre ellas la Universidad de Hartford y la Universidad John’s Hopkins. “Loja tiene todavía un largo trabajo por delante”, dice. Además, cree que es necesario mejorar la infraestructura e instrumentos con los que trabajan en el Colegio de Artes de Loja. 

El plan de gobierno del nuevo alcalde, Jorge Bailón, incluye un eje de gestión llamado Loja cultural que tiene dos objetivos principales: primero, rescatar, preservar y difundir el patrimonio cultural tangible (edificios patrimoniales, centros culturales, entre otros), y rescatar, preservar y difundir el patrimonio cultural intangible (manifestaciones culturales: música, danza, festivales, etc.). 

Sin embargo, al leer lo propuesto en el plan solo una acción estratégica apunta a una política pública al proponer la creación de un “Sistema cantonal de cultura” que sirva como “mecanismo de gobernanza”. Otras dos acciones a las que le apuesta el Municipio son realizar un compendio cultural de las parroquias de Loja con sus costumbres, mitos y leyendas, y realizar un estudio de la etnia Saraguro. Para eso piensa invertir 400 mil dólares. El plan de trabajo no contempla el fortalecimiento de las instituciones musicales de Loja, ni busca convertir a la cultura como eje de su desarrollo, contraponiéndose con el principal objetivo de las ciudades creativas de la Unesco.

La falta de previsión y planificación del Municipio para que Loja sea una ciudad cultural queda en evidencia en las cifras que Bailón propuso en su plan de campaña  para invertir en cultura. El eje Loja cultural es el tercero con menor presupuesto a invertir: 2 millones 300 mil en cuatro años. 

Si bien Loja ya tiene varios desafíos en el área cultural, la postulación ante la Unesco se convierte en una excusa para que los actores y gestores culturales lojanos rescaten y difundan sus logros e historia musical, convirtiéndose en un foco cultural no solo por tener un título sino por saber cómo dirigir las políticas públicas que les permitan ser una ciudad sostenible a través de la cultura.

§

Si Loja llega a ser reconocida como ciudad creativa musical, entraría en una lista de ciudades que se relacionan cooperativamente a nivel internacional en la producción, conservación y protección del patrimonio cultural: Frutillar es la capital del folclore en Chile, Morelia, la de la ranchera en México, Medellín, del vallenato en Colombia, Salvador de Bahía, de la samba en Brasil, Sevilla, del flamenco español, Kansas, es el centro del country estadounidense y Amarante, es la capital del fado portugués.

En noviembre de 2019 se sabrá si Loja  las acompañará como ciudad cultural. Loreto Sáez, coordinadora de gestión cultural de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), institución que lideró la postulación junto con 25 instituciones y empresas, dice que Loja trabajará en un proyecto RED de educación artístico musical, formal y no formal, en una Incubadora Cultural y procesos de formación en temáticas, en un proyecto para salvaguardar y difundir la música lojana a nivel nacional e internacional, en el fortalecimiento de la Red de Festivales de Loja, en un proyecto de desarrollo organizacional del sector cultura y, por último, en el proyecto Agenda Cultural Loja, que busca crear y fortalecer públicos que disfruten y consuman cultura.

Un estudio de la Universidad Internacional del Ecuador realizado por Jeamil Burneo, urbanista y catedrático lojano, dice que Loja es capital musical por “formar los mejores músicos del país”, por ser la cuna de varios compositores, intérpretes y expositores musicales. Sin embargo, el mismo estudio plantea que, para muchos, Loja mantiene el reconocimiento de capital musical debido a su “pasado glorioso”. 

Para Rodríguez, el legado musical no es cosa del pasado, sino que “ha seguido con las nuevas generaciones”. Rodríguez cree que, para juzgar a Loja como ciudad musical, se debe tomar en cuenta la creatividad musical de los lojanos, el talento de músico lojano y la cantidad de producciones musicales.

El talento musical, según el estudio de Rodríguez, requiere de centros de formación académica, con objetivos de aprendizaje musicales que articulan efectividad, eficacia, planificación, legislación y participación. Este se mide a través de la educación formal y no formal que existe en la ciudad. 

Sobre la educación formal, dice Rodríguez, en Loja existen un Colegio de Artes con más de 1700 estudiantes. El conservatorio Salvador Bustamente Celi tiene cerca de 250 alumnos, la carrera de música de la Universidad Nacional de Loja ha graduado a más de 500 alumnos en veinticinco años  Además, se forman 150 niños en la filarmónica infantil de la UTPL, que tiene una década de creación. Solo con estos datos, se puede decir que en la actualidad Loja tiene alrededor de 2500 músicos que atienden formación formal. Sobre la educación no formal, es decir aquella que se realiza a través de clases privadas o autoeducación, aún no existen datos. Saez explica que están recolentándolos a través de la plataforma Loja es música

Sobre la producción artística, el estudio de campo realizado por Rodríguez y Tusa y publicado en 2016 muestra que entre el 2000 y el 2016, se registraron en el IEPI más de 20 mil canciones de artistas lojanos entre inéditas, interpretadas o recreadas. El mismo estudio concluye, según datos de la SAYCE, que en Loja se producen 18 mil canciones cada año. 

Esto muestra que aproximadamente 1 de cada 10 lojanos compone, interpreta o recrea anualmente una canción de tipo profesional, sin contar la producción aficionada. Aunque no está contabilizado cuántos hogares tienen instrumentos musicales, las cifras demostrarían el estrecho vínculo entre la producción cultural y las guitarras, violines o pianos que —como dice la creencia popular— están en las casas de los lojanos y recrean las condiciones para la perpetuación del interés por la música, la producción del arte y el acceso cotidiano a la cultura.

El número de músicos lojanos también es importante. La plataforma Loja es música, al momento, tiene registrados a 647 músicos entre cantantes, compositores, instrumentalistas, cantautores y autores. El estudio de Rodríguez y Tusa recoge información sobre 79 músicos instrumentalistas. 

Además, el estudio clasifica dos generaciones de músicos relevantes. La primera con 10 músicos como Salvador Bustamente Celi, Segundo Cueva Celi –compositores de pasillos, villancicos, tangos–, entre otros. Algunos de los villancicos de Bustamente Celi hoy se cantan en todo el mundo y han musicalizado películas de Walt DisneyLa segunda generación cuenta con 33 músicos. Credenciales, al menos por volumen, no le faltan. 

La postulación de Loja como ciudad creativa musical de la Unesco no debe pensarse solo como un reconocimiento. Queda por verse si a la reputación lojana es posible trazarle en paralelo las políticas públicas que cumplan con ese objetivo. 

Si desde la propuesta de campaña el área de cultura quedó relegada, a pesar de su potencial artístico y musical, y de los esfuerzos de la academia y la empresa privada, ¿Loja podría convertirse en el modelo de desarrollo cultural del Ecuador?