No se puede responder con un simple “sí” o “no” la pregunta ¿habrá apagones en 2025? La respuesta depende de varios factores. Uno es la demanda de energía, es decir, cuánta electricidad necesita el país —los hogares, las industrias, los comercios— para funcionar sin problemas. Otro es la capacidad de generación, que es la cantidad de energía que puede producir Ecuador.

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Ambos datos son analizados diariamente por el Operador Nacional de Electricidad (Cenace). Cada hora, empleados y técnicos de la institución revisan la información de la demanda y de la energía disponible en las centrales donde se genera la electricidad, y decide cuáles van a operar el día siguiente para satisfacer esa demanda. Como la evaluación se hace todos los días, no se puede decir con anticipación si podría haber o no apagones entre septiembre y diciembre de 2025.

Hasta septiembre de 2025, la demanda máxima de energía fue de 5.110 megavatios hora. Es decir, que una hora de un día específico se necesitó esa cantidad de energía para abastecer al país. Según las proyecciones del Cenace, la demanda para finales de 2025 puede aumentar hasta los 5.170 megavatios hora.

En Ecuador, la capacidad instalada de generación de energía —entre renovables, como hidroeléctricas, y no renovables, como termoeléctricas— es de más de 8.500 megavatios. Pero, ¿por qué si la demanda es 5 mil el país ha enfrentado recientemente crisis energéticas?

Hay tres razones principales: las hidroeléctricas, termoeléctricas y otras centrales eléctricas no pueden generar todo el tiempo el 100% de su capacidad instalada. Lo que usan para generar energía, como el agua, el sol o el viento, no están disponibles todo el año y en Ecuador no hay infraestructura para almacenar lo que sobra de energía una vez que es producida ni para los excedentes de lo que se usa para producirla como agua.

Te explicamos en detalle cada factor.

1. Las centrales de energía no pueden operar al 100%

La hidroeléctrica más grande de Ecuador, Coca Codo Sinclair, tiene 1.500 megavatios de potencia instalada, pero cuando opera no puede generar esos 1.500 megavatios todo el tiempo.

Para funcionar, necesita cierto nivel de agua que depende de la cantidad de lluvias y el caudal del río y mantenimiento continuo para que la infraestructura no se dañe cuando el agua trae sedimentos —como piedras. Además, como todas las centrales, tiene límites de capacidad y generación que no deben ser superados para evitar daños en los equipos.

Esta capacidad es como la de nuestros celulares para los que la batería requiere un cuidado específico: no es bueno cargar el teléfono hasta el 100% todo el tiempo porque la batería de litio se desgasta más rápido si se mantiene mucho tiempo llena o vacía. Lo ideal es mantenerla entre un 20% y 80% para que dure más años.

En el caso de las hidroeléctricas, como Coca Codo Sinclair, para que, como una batería de celular, pueda durar más años y el equipo no se sobrecaliente o se dañe, deben operar entre el 60% y 65% de su capacidad total, explica Gonzalo Uquillas, ex viceministro de Electricidad y ex gerente general de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec EP).

Uquillas dice que las hidroeléctricas son las centrales que usan energía renovable con un porcentaje mayor de generación, es decir, que son las únicas que pueden generar más del 50% de su capacidad instalada. Las plantas fotovoltaicas, dice, operan entre el 20% y 25% de su capacidad porque dependen directamente de la radiación solar que varía dependiendo de la hora del día, si hay nubes, la estación del año y la ubicación geográfica.

En cambio, las termoeléctricas, que usan combustibles como diésel, fuel oil o gas, pueden operar hasta cerca del 90% de su capacidad porque no dependen del clima como las hidroeléctricas y las centrales solares.

Pero hay algo que todas las centrales, sin importar si son de energía renovable o no renovable, necesitan para funcionar bien y por un largo tiempo: el mantenimiento continuo

El mantenimiento de las termoeléctricas depende de sus horas de funcionamiento y debe hacerse en la época de lluvias, cuando las hidroeléctricas están generando la mayor cantidad de energía del país para evitar problemas en la época de sequía. En esta época la producción energía de las hidroeléctricas es menor y en ese momento las termoeléctricas deben suplir una parte de la demanda energética.

El mantenimiento de las hidroeléctricas, en cambio, no es tan fácil de programar o llevar a cabo. El sistema de energía que tiene Ecuador en 2025, “es tan deficiente que las hidroeléctricas, como Coca-Codo Sinclair, no pueden someterse a mantenimiento sin provocar apagones”, asegura una experta en generación eléctrica.

Esto pasa porque Ecuador no cuenta con suficientes termoeléctricas para cubrir la capacidad de generación de las hidroeléctricas. En el gobierno de Rafel Correa, entre 2006 y 2016, el país buscó alejarse de la generación con termoeléctricas, por la contaminación que generan, el alto costo de los combustibles, entre otras razones.

En septiembre de 2025, este tipo de centrales dan apenas el 20,9% de la energía que necesita el país, frente al 66,2% de las hidroeléctricas. El 12,9% restante de energía en ese mes fue energía importada de Colombia (12%) y de centrales de biomasa, fotovoltaica, eólica y biogás (0,8%).

2. Las centrales son muy dependientes de factores externos

Cada central de energía en Ecuador, renovable y no renovable, depende de una fuente primaria, es decir, un material específico para funcionar.

Las hidroeléctricas, que abastecen más del 60% de energía en Ecuador, dependen del agua para generar electricidad. Por eso, en época de lluvias, no hay apagones, pero en época de sequía o de estiaje —cuando el caudal de los ríos es más bajo de lo normal— hay una posibilidad de que haya cortes de luz.

El exceso de lluvias tampoco es algo positivo para las hidroeléctricas.

Cuando llueve intensamente en la Amazonía, por ejemplo, el caudal de los ríos que abastecen las hidroeléctricas, como Coca Codo Sinclair, crece, pero también lleva consigo piedras, tierra y sedimentos que cuando llegan a la central pueden dañar los equipos y parar la operación de la central, como ya pasó en junio de 2024.

Las centrales fotovoltaicas dependen de la luz del sol y tienen instalados paneles solares que se conectan a un generador eléctrico para producir energía. Para funcionar dependen de la cantidad de sol que haya cada día. De noche no generan energía y durante días nublados o lluviosos su producción es menor.

Lo mismo pasa con las centrales eólicas que usan el viento para generar energía. Operan entre el 30% y 40% de su capacidad porque dependen de la velocidad y constancia del viento.

Es decir, si el viento es apenas una brisa no constante, no generan energía, y si es demasiado fuerte deben detenerse para proteger los aerogeneradores —de una sobrecarga mecánica en las aspas y el rotor— que se encargan de transformar la energía del viento en energía eléctrica.

Las termoeléctricas, en cambio, dependen de la disponibilidad del combustible, que está directamente relacionada con el costo del combustible —diesel,  fuel oil o gas. Si el costo del galón de combustible es menor al de importar energía, se elige la opción de las termoeléctricas.

Pero si el costo del combustible es parecido o supera el de importar energía, el país prefiere importarla de países vecinos, como Colombia.

3. Ecuador no tiene la capacidad de almacenar energía

Otro de los problemas que tiene Ecuador, y que puede causar un déficit de energía, es que el país no tiene la capacidad de guardar la energía que le sobra de centrales fotovoltaicas o eólicas, ni puede almacenar el agua para las hidroeléctricas cuando hay sequía.

Gonzalo Uquillas dice que tampoco “basta con tener solo centrales fotovoltaicas o eólicas” porque no solo operan con menos del 30% de capacidad sino que también necesitan baterías para asegurar un suministro continuo para que no salgan de operación cuando no haya sol o viento.

Además, la mayoría de centrales de Ecuador son de paso, es decir, que no acumulan el agua en un embalse sino que la toma directamente el caudal del río, la desvía hacia turbinas para generar electricidad y luego lo devuelve al cauce.

Por eso, Ecuador no puede tener agua almacenada y usarla en época de sequía porque físicamente no hay estructuras (embalses) para guardarla. Una de las razones es por la ubicación de las centrales. Para Coca Codo, por ejemplo, se hubieran tenido que “comer” una montaña y una cascada para hacer un embalse.

En Ecuador sí hay embalses pero no son suficientes. Por ejemplo, el complejo Paute Integral —que abarca las hidroeléctricas Mazar, Molino y Sopladora— tiene una capacidad instalada de 1750 megavatios y tiene un embalse. Pero no es tan grande. Uquillas dice que así el embalse esté totalmente lleno, el agua solo serviría para que el complejo, en época de sequía, genere energía por 40 días.

Por eso, antes de la época de sequía, que generalmente comienza en septiembre, el país busca formas de suplir el déficit de energía barcazas, compra de motores, entre otros— que se proyecta para los meses cuando no hay lluvias.

Para hacer la proyección del posible déficit de energía el gobierno analiza los datos de demanda máxima y mínima que hubo durante los primeros meses del año y los datos de la demanda que hubo en los meses de septiembre a diciembre del año pasado. De esta forma puede hacer una media de la cantidad de energía que se necesita para los meses restantes del año y ver si aumentó o podría ser la misma del año anterior.

Emilia Pazymino
Emilia Paz y Miño
Periodista y fotógrafa. Cubre temas de medio ambiente. También le interesan temas de género y derechos humanos.
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