En algún momento de su presentación en el escenario del Estéreo Picnic, este sábado 25 de marzo de 2023, Mugre Sur dejará que aparezca El Bullas. Y los asistentes al festival en el Campo de Golf Briceño 18 —en las afueras de Bogotá, Colombia— verán y escucharán a uno de los personajes más importantes del hip-hop ecuatoriano.

Un personaje que es importante por partida doble: tanto por lo que dice, como por lo que representa para Mugre Sur. El Bullas mueve un discurso que se pone de lado de los que tienen todo para perder y que critican a los mandatarios. El Bullas es una de las personalidades musicales de Paúl Moposita, la mente y el alma detrás de esta banda, a quien llaman Disfraz. 

Cuando aparece, todas las miradas y expectativas en cualquier escenario se dirigen a él. Porque es una imagen que se hace familiar, al hacer referencia al paro nacional de octubre de 2019 en Ecuador, a la lucha, a llevar lo que sucede en la calle a una tarima. 

El Bullas es una persona que tiene una cabeza de payaso con la boca inmensamente abierta, que funciona como tapa de un tacho de basura. Una foto que se viralizó en el paro de 2019 muestra a un manifestante, que tiene esa cabeza, mientras sostiene un palo en una de sus manos.

A la protesta, al paro en Ecuador también se les dice “las bullas”.

Y el Bullas va a brillar en el Estéreo Picnic porque si algo hace Mugre Sur en sus shows es entrar en comunión con el público. No importa si es un fan o si recién conoce al grupo. 

Hay algo en la propuesta, en las rimas, en el discurso contestatario que —muchas veces desde el humor que prodiga la burla— termina diciendo lo que se debe decir en momentos convulsos.

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Mugre Sur debe ser la banda sonora perfecta para el Ecuador de 2023. Uno en el que se prepara un juicio político para el Presidente, donde la violencia y la inseguridad se han disparado y las lluvias intensas inundan ciudades costeras.

Así que en Colombia habrá una buena representación de lo que somos ahora.

El espíritu de lo comunal y los beats

Para estar en el Estéreo Picnic de este año, Mugre Sur se ha preparado durante cuatro meses. Todo lo que han hecho ha servido: ensayos, ensayos con público, conciertos. “Tenemos un nuevo crew, entonces ahí los ensayos han sido cada vez más intensos porque cada uno tiene su presencia en el show”, dice Moposita.

Las presentaciones de Mugre Sur se pueden definir como ese punto medio entre el acto artístico y performático, que se cruza con el discurso político. O al menos una posición política definida. Entre personajes y rimas como disparos, todo parece ser de otro mundo, de otra conciencia estética. 

Una conciencia que se ha forjado en un proceso de 25 años, a través de media docena de discos y un par de ep —extended play, producciones de menos canciones que un álbum. Discos con una claridad conceptual que impresiona cuando Paúl Moposita lo explica. A fines del siglo XX lo que hizo que Mugre Sur apareciera fue la música que venía de Estados Unidos, ese hip-hop del Bronx, ese Wu-Tang Clan del alma.

Pero en el camino llegó otra conciencia.

“Nos hemos dado cuenta en este proceso que el hip-hop es la forma de expresión más primitiva del hombre. Nuestros ancestros también ocupaban el lenguaje para expresarse, también ocupaban el baile para expresarse, también ocupaban la música los instrumentos la boca para expresarse y a través de las pinturas también”, dice Moposita. 

Así que el hip-hop es mucho más complejo y quizás siempre estuvo en esta parte del planeta.

No solo es lo que “viene del norte”. Es también el resultado de la migración, de los latinos y de la gente afroamericana que empezó a usar el estilo como una manera de comunicarse. “Nosotros la adoptamos, pero siempre ha sido parte de nosotros ¿cachas? Solo tiene otro nombre. Así que esto se ha dado inconscientemente”, dice la voz de Mugre Sur.

Y esa perspectiva tiene otra particularidad. Porque si el hip-hop siempre estuvo ahí, si es parte de nosotros, eso explica ese carácter de integración y de comunidad que cobija Mugre Sur. 

Porque en los conciertos, el público se vuelve en un mismo grupo, un mismo bando. Participa de una misma experiencia, que tiene de mística y de musical. No hay razón para creer que no va a pasar igual en Colombia.

Porque cuando se escuchan sus canciones, se reconoce ese trabajo colaborativo que siempre hay en el género: productores que trabajan un beat y que buscan a Moposita para que lo use. Él, si siente que el beat le está diciendo algo, lo va a terminar usando, escribirá las rimas y las cantará.

Mugre Sur no tiene por qué ser un proyecto en solitario.

Hay una comunidad que acepta lo que Mugre Sur dice, la forma en que lo dice, incluso con un lenguaje que no se debe usar —sí, malas palabras, el horror, ¿no? 

Porque en eso hay unidad, hip-hop y un sentido global. “Siempre han dicho: no, no se puede hablar así. Desde niños nos han inculcado eso, ¿no? No te vistas así, no te revuelques en el suelo, los aparatos de papá no se tocan, no se habla malas palabras. Entonces eso nos hace parte de esta cultura del hip hop que es más bien global”, dice Moposita. 

Y eso ubica a todos en un mismo plano. Músicos y oyentes. “Porque la gente del barrio o la gente de la vecindad se identifica un montón con nosotros y entonces esto nos convierte en una herramienta de expresión”, sintetiza.

Una gran familia

¿Qué es lo que importa, entonces, cuando hablamos de Mugre Sur? El mensaje y lo contestatario de sus letras. El juego en las rimas, el humor, ese trabajo colaborativo, la sensación de cercanía. 

“El sentido que importa es lo colectivo, es lo comunitario”, dice Paúl Moposita. 

Una gran familia, más allá de la propia familia —padres, hermanos, parejas, hijos, amigos, etc.— que ha sido parte de la experiencia. Todos ahí, como presencia directa o como fanáticos. “No podemos hacerlo solos, es muy difícil”, dice. 

Por eso tiene sentido para ellos que la experiencia del Estéreo Picnic sea una forma de representación. Porque no van a ser solo ellos; el ejercicio es coral. Cuando estén sobre ese escenario en el Campo de Golf Briceño 18, Mugre Sur será todos los grupos, productores y músicos de hip-hop de Ecuador. 

“Yo les he dicho a todos los compas con los que me llevo que si yo voy [al Estéreo Picnic] no es porque nosotros seamos más guapos, sino es porque hemos estado trabajando en comunidad por mucho tiempo”. 

Y lo que dice Moposita no se queda ahí: durante su presentación incluirán en la pantalla detrás de ellos los logos de las bandas ecuatorianas que no están ahí: “Tal vez sea yo el que esté frenteando, pero a la final somos todos un país”.

Mugre Sur se presentará en el Estéreo Picnic el sábado 25 de marzo. El mismo día en que estarán en escena bandas y propuestas como The Chemical Brothers, Wu-Tang Clan y Bizarrap.

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Eduardo Varas
Periodista y escritor. Autor de dos libros de cuentos y de dos novelas. Uno de los 25 secretos mejor guardados de América Latina según la FIL de Guadalajara. En 2021 ganó el premio de novela corta Miguel Donoso Pareja, que entrega la FIL de Guayaquil.
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