Pedro Freile participa por segunda vez en elecciones populares. La primera, en 2021, alcanzó el quinto lugar en las elecciones presidenciales —nada despreciable para un total desconocido. Ahora, es candidato a alcalde de Quito y se adelanta a un eventual escenario en el que no saldría favorecido: “Si pierdo, habrá que impugnar porque ha de ser trampa”.
A la entrevista llegó con un traje oscuro —igual que en 2021— pero ahora con un toque que le da un aire juvenil: unos lentes redondos de marco negro. Estuvo acompañado por dos mujeres de su equipo durante toda la entrevista. Una de ellas le hacía señas, gestos e intercambiaba miradas con el candidato queriéndole “soplar” respuestas.
Freile, que en 2021 fue respaldado por el polémico movimiento Amigo, vinculado al exasambleísta morenista Daniel Mendoza —sentenciado por delincuencia organizada— hoy está respaldado por el Partido Socialista y Suma. Esta última fue la organización política que llevó a Mauricio Rodas a la alcaldía de Quito.
En la entrevista, Freile justificó las razones por las cuales hoy aceptó el respaldo del Partido Socialista y habló sobre su ideología.
También dijo que hay varios proyectos de los ex alcaldes Paco Moncayo, Augusto Barrera y Mauricio Rodas a los que les dará continuidad. “Vamos a tratar de hacer funcionar las cosas que sí sirven, en eso somos muy aburridos”, dijo.
Freile también habló del proyecto Vindobona —para tratar las aguas servidas de Quito— cuyo costo supera los mil millones de dólares. “No puede hacerse ni del tamaño ni del costo que se quiere hacer”, dijo. “Yo voy siete años haciendo obras, no me van a golear en cuánto puede costar una cosa de estas”.
Habló también de las alianzas público privadas, de la gestión de riesgos, su propuesta para salud mental y quiénes estarían en su equipo de trabajo.
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