​​Un río de emociones contradictorias. En eso se resume la previa de un partido de la Tri. Especialmente, el que se jugó el 25 de noviembre de 2022: Ecuador versus Países Bajos, esa selección conocida como  “la naranja mecánica”. La que tiene a Virgil van Dijk, el central del Liverpool FC. Esa selección con un arquero de más de dos metros que solo levanta la mano y tapa todo. Ese equipo que le dio a Ecuador el más “difícil” y más importante partido de los tres encuentros de la etapa de grupos del mundial Catar 2022. 

Sí, había temor, un poco, casi a cuentagotas. 

Eso lo hizo importante. Este fue el encuentro que nadie esperaba que resultara de la forma que resultó. Porque Ecuador no ganó, pero jugó como un equipo ganador.

Cuando en 20 años pregunten “dónde estabas cuando viste el partido de Ecuador versus Países Bajos”, ahí va a estar la respuesta. Fuimos testigos de algo que no siempre ha pasado: pusimos a sufrir a uno de los equipos favoritos, al que casi no dejamos hacer nada. Con esta generación de jugadores, Ecuador camina hacia su consagración futbolística. No hay más vueltas que darle.

Aunque antes de ser testigos del momento histórico nos haya costado asumirlo así.

Porque en la previa del partido, muchos periodistas e hinchas criticaron a Gustavo Alfaro, técnico de La Tri, por “improvisar” en la alineación, ya que salía al campo con un 5-4-1. Eso no gustó, sobre todo porque Ecuador nunca se había enfrentado en torneos oficiales de FIFA a Países Bajos, salvo por dos partidos amistosos, el más reciente que terminó con un 1-1 el 17 de mayo de 2014.  

Ecuador, desde el papel, no partía como el favorito ante una de las selecciones más regulares de Europa, el continente donde se juega la forma más elevada del fútbol.

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Pero Gustavo Alfaro ha confiado en el proceso. Confía en sus jugadores y en sus capacidades. Juntos, han logrado conjurar grandes partidos con equipos que llevaban grandes figuras. Argentina y Brasil fueron los primeros en tomar el examen a la selección con resultados positivos. Pero en el mundial uno no se puede confiar, pero tampoco decaer. 

Y a los seis minutos del primer tiempo, pues parecía que la suerte ecuatoriana ya estaba echada.

Un golpe a la esperanza

Al minuto 6 del partido, el neerlandés Cody Gakpo, de un tiro fulminante, venció el invicto del arco de Hernán Galíndez. 

Pero lejos de hacerse un equipo pequeño y “poner el autobús”, es decir solo defenderse y nunca atacar, la selección ecuatoriana continuó llegando al área con más intensidad y profundidad. No se hacía menos. Se hacía fuerte en el medio campo.

Muy cerca del final del primer tiempo, al minuto 3 del tiempo adicional, un gran tiro dentro del área de Pervis Estupiñan venció al arquero neerlandés. El grito de gol recorrió el Khalifa International Stadium y además todo Ecuador. Pero este grito se cambió por una gran mueca por la decisión del árbitro: gol anulado porque se trató de un fuera de juego posicional. 



Los jugadores de Ecuador manifestaron su disgusto con los árbitros del partido. Al borde de la ira, la selección entró a los vestidores a recibir indicaciones del técnico Alfaro. 

La maravilla del segundo tiempo

Tras el descanso del medio tiempo, el técnico Gustavo Alfaro no movió mucho las fichas, y decidió afianzar su plan de jeugo. Ecuador no se amilanó y salió motivado a la segunda mitad. La Tri era más en la cancha y llegaba con fuerza al arco de Países Bajos y remataba con autoridad, pero el gol no llegaba. 

Los pases iban y venían, la conducción del balón brillaba, era cuestión de tiempo. Entonces llegó.

Un ataque preciso en plena acción colectiva. Enner Valencia conseguía su sexto gol en copas del mundo, su tercero en el mundial de Catar. Lo celebró con un gesto de guapura, como diciendo “Anótalo, este gol anótalo, aquí estamos”, Valencia celebró el gol que puso a Ecuador en igualdad de condiciones que Países Bajos.

Un gol siempre es una fiesta, un big bang. Todos éramos Enner, todos le agradecimos —le agradecemos— ese gol, que era el premio al esfuerzo del equipo. 

Minutos más tarde, Angelo Preciado bailó —literalmente, bailó— a un holandés —podía ser un paso de salsa, un regate, era un gesto de soberbia fe—, puso un centro rasante que rebotó en un defensa y que Gonzalo Plata acomodó con una comba que nos ilusionó. 

Pero su tiro se estrelló en el travesaño. Caprichos del deporte. “Eventualidades que tiene el fútbol”, dijo Alfaro, en la rueda de prensa tras el partido

La victoria se veía ya no como un sueño sino como una posibilidad. Ecuador se afianzó cada vez más en la cancha. Ni la estrella del equipo, Memphis Depay, ni Frenkie de Jong, ni Van Dijk podían contra lo que hacían en la cancha Enner Valencia, Jhegson Méndez, Gonzalo Plata, Angelo Preciado y el resto de jugadores.

La posesión del balón era equitativa. Pero los tiros al arco venían de Ecuador. 

Entonces el susto: por un choque, Enner Valencia sale de la cancha con molestias en su rodilla, tal y como pasó en el primer encuentro contra Catar. Esto nos asusta, porque no queremos perder a nuestro capitán y goleador para los siguientes partidos. 

Igual, Ecuador no se hizo pequeño. Ecuador era más que un solo jugador. Entraron Romario Ibarra y Kevin Rodríguez, quien asustó en más de una ocasión al arquero neerlandés. Los últimos seis minutos parecieron eternos. Tanto ecuatorianos como neerlandeses querían que todo quedara ahí.  



El silbato final fue una alegría para todo Ecuador. Un empate con sabor a victoria, un punto de oro en el Ecuador versus Países Bajos. Un punto que hace posible la grandeza: que Ecuador sueñe con jugar por segunda ocasión unos octavos de final en un mundial. Y quién sabe qué más.

La victoria fue moral. Como pasa en Rocky: no ganamos, pero al mismo tiempo ganamos. La diferencia de 15 remates al arco neerlandés en contra de solo 2 remates de Países Bajos deja la sensación de un trabajo bien hecho, a la espera de Senegal. Quizás sea posible llegar a octavos. “¡Sí se puede!”. Y antes de pensar en Inglaterra como rival, mejor pensar en Senegal que es lo que se viene en los próximos días.

Pero, sobre todo, este partido evidenció la evolución del fútbol ecuatoriano. 

Un proceso que recoge sus primeros frutos. Los jugadores ecuatorianos están a un gran nivel, no se dejan vencer en la cancha ni en lo psicológico. Los jugadores pasaron esta gran prueba, un examen con el que la selección nos demostró que las jóvenes promesas se están afianzando. Ecuador ya tiene jugadores a la altura de la Premier League o la Ligue One. No serán mediáticos o grandes cracks a la altura de Messi o Cristiano Ronaldo, pero a su manera tienen la disciplina y la jerarquía para llegar lejos. 

Este partido es un pitazo inicial. 

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