Alis Villarroel, de 33 años de edad, empezó a hacer música desde que tenía 9, en su natal Venezuela. Dice que todo empezó con su madre, en Ciudad Guayana, quien quería que su pequeña hija hiciera otras actividades en su tiempo libre. Que tocara flauta, guitarra, o cualquier instrumento musical. Intentó con varios pero, finalmente, con el que más conectó fue el violín. Ahí cambió todo.
La melodía limpia fue la que la enganchó e hizo que elija una carrera musical. Desde pequeña, siempre quiso profesionalizarse en música y cuando fue creciendo, lo cumplió: empezó siendo profesora particular de violín.
Mientras fue maestra particular en Venezuela, trabajó en la fundación LALA, una organización que fomenta el bienestar integral en niños de la región venezolana. La recuerda como una experiencia “maravillosa” la de enseñar a tocar el violín a niños, niñas y jóvenes.
Decidió salir de Venezuela a Ecuador por la difícil situación económica. Pero más allá de eso, dice, su esposo y ella querían la mejor calidad de vida para sus hijos.
Llegaron a Tulcán hace tres años.
“Una amiga que también es profesora de música y llevaba tiempo en Tulcán me planteó trabajar como suplente de su hermana en la Casa de la Cultura”
“Salir de Venezuela no fue fácil. Sentí tristeza porque dejaba a mi familia atrás, a mi madre, hermanas, tías, a toda mi familia en Venezuela”
Comenta que al llegar al Ecuador, “sentí esos nervios, porque estaba en un país desconocido y no sabía cómo seríamos recibidos por ser migrantes”.
“Ecuador tiene una cultura muy diferente a Venezuela en muchos aspectos, a pesar de tener el mismo idioma, la barrera cultural es algo marcada. Pero el estar aquí nos ha enseñado muchas facetas a nivel cultural que en Venezuela no se ven”.
Concluye diciendo que esas diferencias, entre la cultura venezolana y la ecuatoriana, son las que unen de cierta manera. Alis Villarroel dice que ella y su familia han recibido mucha ayuda de sus amigos y conocidos en Tulcán.
Concluye diciendo que esas diferencias, entre la cultura venezolana y la ecuatoriana, son las que unen de cierta manera. Alis Villarroel dice que ella y su familia han recibido mucha ayuda de sus amigos y conocidos en Tulcán.
“Más allá de los recuerdos en Venezuela, lo único que traje de mi país y fue significativo, fue a mi familia, a mis hijos y esposo”, dice la música, y agrega enfática, “pero también traje a mi violín”. El instrumento, recuerda, la ha acompañado durante 11 años en todas las situaciones a las que se ha enfrentado.
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