Tras la apertura de la sesión bursátil la moneda virtual se paga a las 12:35 horas a 38.851,19 dólares, de manera que supuso un incremento del 1,27% comparado con la cifra de la jornada anterior, cuando marcó 38.362,14 dólares.

En referencia a la rentabilidad de la última semana, la nueva moneda anota una bajada del 3,03% aunque, por el contrario, desde hace un año aún mantiene una subida del 1,46%.

En la foto anual, el Bitcoin ha llegado a cambiarse en un máximo de 47.669,43 dólares, mientras que su nivel más bajo ha sido 35.059,82 dólares. Por otro lado, el valor de esta criptomoneda basada en Blockchain se coloca más cerca de su mínimo que de su máximo.

Si confrontamos el dato con jornadas pasadas, acumula dos fechas sucesivas de números positivos.

¿Cuál es la volatilidad de esta criptomoneda?

La volatilidad es un factor que puede afectar considerablemente a la rentabilidad, valor y activos financieros y gestión de carteras en general. Básicamente, la volatilidad financiera manifiesta una variación o cambio de tendencia de un activo dentro de un periodo temporal determinado.

Dicho de otro modo, si una criptomoneda criptomoneda apenas tiene variaciones importantes, esto indicará baja volatilidad, pues su tendencia apenas ha cambiado. Sin embargo, un precio mucho más cambiante en el tiempo repercutirá en un incremento de la volatilidad. Como consecuencia, una alta volatilidad supone un mayor riesgo para posibles inversores, mientras que una baja implica menor riesgo.

En la última semana la volatilidad de la moneda basada en Blockchain es visiblemente inferior a los números conseguidos para el último año (62,58%), de forma que en esta última fase está tendiendo menos cambios de lo que indica la tendencia general.

Podemos asumir, por lo tanto, que la volatilidad mide la probabilidad de que una inversión pierda valor. Un valor estable brindará seguridad para el inversor, mientras que las alteraciones supondrían un riesgo mucho más alto para los inversores más activos.

Por supuesto, hay muchas métodos para medir la volatilidad de un activo (principalmente, en función del periodo y momento en el tiempo en el que se mida el concepto) y es un valor generalmente constante, pero como en todo, no es libre de riesgos que pueden provocar cambios en la tendencia.