“Son animales de rutinas”, me dijo el veterinario el primer día que el perro Milo llegó a mi vida, después de haber preguntado si eventualmente se aburriría de comer lo mismo todos los días.

— Si usted no se aburre de su rutina, el perro tampoco lo hará.

Esa afirmación no solo sacudió mi conciencia de treintañera, sino que pude ver mi alma reflejarse en los pelos blancos de mi perro y preguntarme ¿soy también un animal de costumbres?

Sería tedioso ensayar un relato detallado de las tantas rutinas en las que me he enfrascado a lo largo de mi yanotancorta vida: los exactos 5 pasos para el café de la mañana, la emisora de siempre con ese programa de radio a diario, un sinnúmero de frasquitos del mismo perfume reemplazados una y otra vez, y por años, los jueves devotamente dedicados a un plato de pasta con salsa de mejillones.

flecha celesteOTROS HAMACAS

Sí, me parezco a mi perro. Las rutinas tienen un extraño magnetismo que me envuelve y no puedo salir de ellas tan fácilmente. 

Aunque suelen ser vilipendiadas, son prácticas deliberadas que están directamente conectadas con la memoria y el corazón: por mucho que deseemos que cada día sea diferente, las rutinas son hilos conductores que sostienen y juntan todas nuestras piezas. Y en eso, se parecen a la pasta larga. 

Los invito a que prueben esta receta. Quizás también la vuelvan una rutina en sus vidas y esperen con emoción cada jueves para poder entregarse a los tentáculos de un platito rebosante que huele a mar.

Postdata: El perro Milo y yo sí somos parecidísimos. Ah sí, también me duermo cuando me rascan la espalda.

¡Buen provecho!

Fetuccine de mejillones

4 porciones / 20 minutos
1 libra de fettuccine (pueden hacer la pasta, acá les dejo mi receta
2 latas de mejillones
1 taza de crema de leche
2 cucharadas de mantequilla
½ taza de vino blanco
¼ taza de queso parmesano
Sal y pimienta al gusto
Pasos
  1. En una olla, echa la pasta en agua hirviendo con sal. Cocina hasta que la pasta tenga una consistencia firme pero no dura.
  2. En otra olla, calienta la crema a fuego lento. Agrega la pimienta y la mantequilla y revuelve hasta que la mantequilla se derrita. 
  3. En la mezcla de la crema echa las latas de los mejillones y revuelve despacio. Agrega el vino blanco y deja cocinar hasta que la salsa espese.
  4. Escurre la pasta y vuelve a ponerla en la olla. 
  5. Mezcla la salsa con la pasta. Agrega el queso y revuelve suavemente para mezclar.
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Gabriela Valarezo
ex directora de arte y gourmand oficial de GK. Dirige Quiero Comer, desde donde, cada sábado, cuenta historias sobre una receta (y nos cuenta cómo preparala).

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