Esta semana ha sido complicada: la cobertura electoral en GK  y algunos días personalmente difíciles han ocupado mi cabeza por completo. Ocupada entre mis cavilaciones, mis ideas y mis suspiros, tenía que pensar líneas gráficas, diseños, afiches, infografías y muchísimas otras piezas para la cobertura de mañana, cuando el Ecuador votará para presidente y asambleístas.

Tanta información ideas plazos fechas de entrega y números me tenían la mente saltando de un lado para otro como una liebre sacada del país de las maravillas. 

Necesitaba algo que me sacara de semejante enredo. Decidí que les propondría a algunos de mis compañeros de GK hacer pasta.  “De una”, me dijeron, mientras corrían también de un lado para otro preparando la cobertura (que de paso les recomiendo que sigan mañana). 

Así que compramos los ingredientes sencillos para preparar la legendaria masa que popularizaron los migrantes italianos del siglo XVIII y XIX por todo el planeta. 

Hacer pasta nos permitió abstraernos un poco de todo el estrés y preparativos para hacer una cobertura tan importante como la de elecciones y disipar las preocupaciones propias de los viernes en un medio: el día que para muchos es el abreboca del fin de semana, en una redacción suele ser el más atareado —vivimos diseñando lo que saldrá. En ese sentido, muchas veces tenemos que anticiparnos al futuro y el presente se nos escurre por las manos. 

Pero preparar la pasta fue un bienvenido quiebre de esa vorágine: nos obligó a estar presentes, concentrados en una sola cosa, abstraídos de todo lo que pasaba fuera de ese cuadrado maderada en el que medimos los ingredientes, hicimos  el volcán de harina y creamos un cráter con los nudillos. Sentimos la masa fría mezclarse en nuestras manos hasta formarse quedar elástica y suave fue como una terapia para el estrés. 

proceso de hacer pasta desde cero

Estuvimos enfocados, viendo solo la pasta, preocupados únicamente porque quedara bien. En un momento, sentí que incluso la ruidosa calle donde queda GK se había silenciado por completo. Sonreí con la idea de que incluso el tiempo los carros y hasta las hojas secas que vuelan por sobre las veredas se habían detenido. 

Espero que esta receta les sirva a ustedes también para desconectarse de la saturación de información, preocupaciones y ansiedades de estos días. 

¡Buen provecho!

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Pasta fresca

receta de pasta fresca desde cero

Ingredientes:
1 huevo
170 gr de harina de trigo
1 cucharada de aceite de oliva
1 pizca de sal
1 cuarto de taza de agua tibia

4 PORCIONES / 1 HORA

En una superficie limpia y lisa, pon en el centro la harina, en forma de volcán. Con el puño de la mano hábil, haz delicadamente un huequito en el centro, a modo de cráter. Ahí echa delicadamente  el huevo y el aceite de oliva. 

Empieza a mezclar con paciencia y dedicación hasta que los grumos de la masa que se va formando. El agua tibia te ayudará a que la masa sea más fácil de manejar, pero ponla con cuidado y sigue amasando hasta que logres que no hayan grumos y que la masa se haya vuelto compacta y firme, pero ligeramente elástica. 

Guardarla durante media hora en un recipiente cerrado o en papel film. Luego sácala y con un rodillo estírala lo que más puedas. Trata de que quede muy fina, pero que no se agriete ni se hagan dobleces. Luego córtala con un cuchillo o, idealmente, con una maquinita para hacer pasta. 

Ponla a secar durante una media hora y listo: puedes prepararla con tu salsa o ingrediente favorito.