El 29 de diciembre de 2020 se aprobó una ordenanza para el bienestar animal en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), capital del Ecuador y de la provincia andina de Pichincha. Su objetivo, dice el documento, “es regular y controlar la fauna urbana” de la ciudad. La normativa se desarrolló fundamentada en el Código Orgánico del Ambiente que tiene un capítulo específico sobre el bienestar de las especies. La ordenanza fue publicada en el Registro Oficial el pasado 5 de enero, pero entrará en vigencia después de tres meses. 

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Con la normativa, el Municipio de Quito espera garantizar los principios de bienestar animal en su tenencia, crianza, comercialización, reproducción, transporte y eutanasia. La nueva resolución dice que se va a proponer “la tenencia responsable, la convivencia armónica, la protección y el desarrollo natural de las especies”. Además, dice que se va a evitar su maltrato, la crueldad, el sufrimiento y las deformaciones de las características físicas. 

Fauna urbana es el “término global” con el que se identifica a ciertas especies, según la ley. Se considera parte de este grupo a los animales de compañía, los destinados al trabajo, asistencia, consumo, entretenimiento y a la experimentación. Los habitantes del Distrito Metropolitano de Quito son los responsables de cumplir la ordenanza. Están incluidas en esa obligación, las personas que estén temporalmente en la ciudad, los adiestradores, los propietarios de criaderos, las clínicas veterinarias, las fundaciones de rescate, entre otros. 

DEBES SABER:

¿Qué dice la ordenanza para el bienestar animal del Distrito Metropolitano de Quito?

No podrán mantenerlos en jaula


Shady Heredia, veterinaria y coordinadora de campañas corporativas de la Fundación Protección Animal Ecuador (PAE), dice que es importante cambiar la perspectiva de la tenencia de animales. Heredia cree que es posible conseguirlo con voluntad política y colaboración de la ciudadanía. Pedro Bermeo, uno de los participantes de la silla vacía (un mecanismo de participación ciudadana en el que se puede intervenir en los consejos cantonales) en la elaboración de la ordenanza como representante del Movimiento Animalista Nacional, dice que fue muy debatida. La silla vacía participaron 27 ciudadanos, entre veterinarios, criadores y organizaciones de defensa de la naturaleza. Dice que el proyecto nació de organizaciones de la sociedad civil como PAE y el movimiento al que él representa.

Además de establecer las bases para proteger el bienestar de la fauna urbana, Bermeo y Heredia creen que también podría beneficiar a los seres humanos. Las disposiciones de la ordenanza protegen la salud pública —con el mejor manejo de los desechos animales y sus condiciones de vida, por ejemplo— y evitan mayor contaminación. 

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La ordenanza necesita un reglamento que contenga los protocolos, requisitos técnicos y otros detalles necesarios para su cumplimiento. Shady Heredia espera que incluya los plazos en los que las medidas deberán ser implementadas. Según Pedro Bermeo, en el reglamento también se incluirá el protocolo para la eutanasia y los requisitos técnicos para la contratación del director de la Unidad de Bienestar Animal del Municipio. Bermeo dice que especificar lo que establece la normativa en un reglamento es un paso importante para que se cumpla y no se quede solo en el papel. 

Todavía no hay una fecha para la publicación del reglamento. Bermeo dice que las personas acreditadas a la silla vacía —como él— todavía no han sido convocadas para discutirlo. La ordenanza entrará en vigencia en 90 días contados desde su publicación en el Registro Oficial. Es decir, desde abril de 2021. Bermeo dice que esperan tener el reglamento para antes de que se terminen los 90 días.