La restricción a la movilidad está enfocada en disminuir el impacto de la propagación del covid-19 en el país, pero están teniendo un impacto grave sobre la economía, especialmente de la gente más pobre. La disrupción a la cadena de abastecimiento y la falta de ingresos económicos están afectando a las esferas más vulnerables de la población y las agencias humanitarias están ya enfrentando la falta de alimentos en varias zonas de escasos recursos. Las buenas noticias son que el Ecuador posee tecnología de punta en temas de logística y distribución que debería ponerse al servicio de la sociedad para hacer frente a la crisis humanitaria.

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En varias partes del país los impactos de la prohibición de movilidad ya se están sintiendo.  Joaquín González-Alemán, representante de Unicef en Ecuador, menciona los niños que recibían su alimentación diaria a través de escuelas y de los Centros de Desarrollo Infantil, por ejemplo ahora no están recibiendo la alimentación necesaria. Mucha gente en el país subsiste día a día —más de 50% de la población es informal y no cuenta con ingresos por un salario. El encierro obligatorio ha hecho que estas personas se queden sin sus fuentes de subsistencia.

Y aunque tuvieran dinero para comprar comida, la disrupción a la cadena de suministros ha creado situaciones de escasez. En ciudades como Guayaquil, la más afectada del país por el coronavirus, las tiendas de víveres en los barrios más pobres están cerradas por falta de productos. 

Existe un problema logístico en la emergencia. Hay que transportar un sinnúmero de bienes a distintas partes del país de manera rápida y efectiva. Los niños que recibían su alimentación en colegios ahora deberán recibirla en casa. Hay que abastecer tiendas de barrio con víveres esenciales.  Hay que distribuir el bono solidario a los más pobres sin que ellos tengan que recurrir a los bancos para cobrarlo. Se requiere abastecer de material de protección a los médicos y enfermeras en los hospitales. 

La gente que tiene teléfonos inteligentes y medios de pagos electrónicos han podido sobrellevar la crisis sin salir de casa gracias a las apps de entrega a domicilio. En estos momentos las empresas de entrega a domicilio se han convertido en la única forma para abastecerse sin salir de casa. Y todas, dadas las restricciones y la alta demanda, están experimentando retrasos en sus entregas. Tipti, una aplicación de compras de productos de supermercados, por ejemplo, está programando entregas para dentro de cuatro semanas. 

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Las apps de entrega simplemente no se dan abasto para cubrir la demanda actual. Para poder mejorar sus tiempos de entrega de productos de supermercado, Rappi —el unicornio colombiano de entregas inmediatas— está contratando personas para que estén dentro de los supermercados haciendo las compras de los pedido que llegan, para luego entregárselas a los motorizados que hacen la entrega.  La ecuatoriana Tipti en cambio pasó de contar con 60 shoppers a más de 200 en dos semanas y aún así no puede hacer frente a la demanda.

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Pero más allá de las entregas a los hogares, hay una oportunidad mayor para aprovechar aún mejor la tecnología en estos momentos. El Ecuador está en una situación bastante privilegiada pues resulta que algunas de las empresas líderes en logística y distribución a nivel regional son locales. Estas soluciones tecnológicas se podrían utilizar para resolver los problemas logísticos que la crisis ha provocado.

El Ecuador exporta la mejor tecnología de logística al resto del continente. Location World, por ejemplo, es empresa líder en el monitoreo de flotas en el Ecuador, pero opera también en ocho países más y brinda servicios a empresas multinacionales como Avis, AB InBev, Prosegur, Repsol y otras. Desde su plataforma, Location-World puede ver el impacto que las medidas de restricción han tenido sobre gran parte de las flotas de transporte del país: gran parte de sus clientes están parados sin poder trabajar; otros no se dan abasto. 

Esta información podría ser muy útil para conectar la oferta disponible de flotas con la demanda de transporte que generen los esfuerzos humanitarios. Por ejemplo, el gobierno podría usar tecnología de este tipo para hacer llegar comida a los niños en zonas rurales que recibían su alimentación diaria en sus escuelas y que, ahora mismo, corren el peligro de sufrir desnutrición.

Shippify*, empresa ecuatoriana con tecnología desarrollada en Guayaquil, opera además en Brasil, Chile y México. Shippify utiliza un modelo de economía colaborativa en la que conductores independientes hacen entregas gestionadas a través de un app. A diferencia de las de delivery, sus clientes son cadenas comerciales que quieren hacer entregas a sus clientes en menos de 24 horas. Además, ofrece su tecnología en formato Software as a service (SaaS), es decir que las empresas que cuenten con sus propias flotas pueden gestionar sus entregas utilizando la misma tecnología de punta que utiliza Shippify para ofrecer su servicio.

La demanda de Shippify en países como Brasil y Chile ha crecido en  50% desde el inicio de la crisis del coronavirus, llegando a hacer más de ciento veinte mil entregas en marzo. La tecnología ha demostrado ser robusta y escalable, y podría ser utilizada para optimizar la logística urbana en las ciudades más golpeadas por el virus.

El uso de estas tecnologías, además de las apps de entrega y otras, tiene un efecto virtuoso sobre la economía. Si bien ayudan a los negocios y los consumidores a abastecerse, también emplean a gente que de lo contrario no tendrían fuentes de ingresos. Cualquier persona con acceso a algún medio de transporte como bicicleta, moto, vehículo o camión puede generar ingresos mientras ayuda a paliar la situación.

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Los problemas logísticos no son los únicos que podrían ser solventados con el uso de la tecnología. Pensemos simplemente lo mejor que estaría el país en este momento si se hubieran masificado las billeteras móviles. China por ejemplo, se dió el lujo de quemar billetes de las zonas más afectadas por el virus para así disminuir la probabilidad de contagio.

Mientras tanto en Ecuador, a pesar de la existencia de las aplicaciones de entrega a domicilio, mucha gente sigue teniendo que salir de casa para hacer sus compras pagando en efectivo. La oportunidad totalmente desaprovechada por parte del gobierno y de los bancos de digitalizar el dinero en el Ecuador, ahora nos pasa factura.

El estado de emergencia en el Ecuador limita el transporte de bienes a los primordiales: medicinas, comida y víveres. Pero a medida que la medida surta el efecto de aplanar la curva de contagio, otras partes de la economía deberían activarse poco a poco. Los comercios deberían poder abrir sus puertas para la venta de electrodomésticos, ropa, insumos para la producción, entre otros productos.

Con un manejo adecuado de protección personal como mascarillas, guantes y botas, y a través del uso de la tecnología, el Ecuador podría ir reactivando su economía para así asegurarse que la crisis económica y social no sea peor aún que la del virus.


* Por transparencia, es importante expresar que el autor es accionista de esta empresa.