La sentencia del cardenal George Pell por abusar de niños durante más de dos décadas sucedió a pocas semanas de que se celebrara una cumbre del Vaticano en la que el papa Francisco hizo un llamado a “luchar con todo en contra del abuso infantil”.

El cardenal Pell es el clérigo de mayor rango en la Iglesia católica romana que ha sido sentenciado a prisión por abuso sexual infantil. No obstante, durante décadas han sido las víctimas, los periodistas y las autoridades civiles quienes han obligado a los agresores a salir a la luz y han exigido justicia cuando los líderes eclesiásticos no lo han hecho.

En años recientes los oficiales de departamentos de policiales de algunos países han demostrado mayor voluntad para procesar curas agresores, según testigos de los escándalos.

Aquí presentamos cómo otros países además de Australia —con diferentes relaciones históricas y sociales con la iglesia— han manejado los abusos del clero.

Estados Unidos

Aunque miles de curas han enfrentado demandas civiles por abuso sexual en Estados Unidos, y algunos han sido enjuiciados penalmente, ninguno de la talla del cardenal Pell ha sido declarado culpable. En febrero, el Vaticano declaró al excardenal y arzobispo de Washington Theodore McCarrick culpable de abuso y lo expulsó del sacerdocio. Sin embargo, no es factible que McCarrick enfrente una acusación penal, ya que el supuesto abuso superó por mucho el plazo de las reglas de prescripción.

Estas restricciones son comunes en todo Estados Unidos, y se relacionan directamente con la información sobre los abusos por parte del clero en cualquier estado, dijo Anne Barrett Doyle, codirectora de BishopAccountability.org. Algunos estados han ampliado el plazo de las reglas de prescripción, lo que permite a las víctimas tomar un poco más de tiempo para denunciar el abuso. Sin embargo, en otros casos como el de Pensilvania —donde un polémico informe de un gran jurado documentó el abuso de mil niños—, la iglesia ha ejercido presión en contra de las propuestas de ley para ampliar el plazo de las reglas de prescripción, lo que ha dejado a los fiscales atados de manos.

“Reformar la legislación de manera que las víctimas puedan intentar obtener justicia en los tribunales ayudará a las víctimas”, dijo en una declaración reciente Mitchell Garabedian, un abogado de Boston que ha representado a cientos de sobrevivientes. Las leyes deben cambiar, dijo Garabedian, para que las víctimas tengan la oportunidad “de sanar”.

Italia

Cientos de sacerdotes han sido acusados de cometer delitos sexuales en Italia, pero pocos han sido condenados y muchos menos han ido a prisión, según datos gubernamentales limitados. Según los expertos, el alcance del problema ha sido escondido, en parte, debido a la relación íntima entre la iglesia y el Estado, en la que desde hace mucho tiempo una cultura de impunidad ha protegido a los miembros agresores del clero.

“Existe una especie de acuerdo tácito entre las autoridades eclesiásticas, la policía y los jueces; hay algunos temas que son demasiado delicados para ser investigados”, comentó Massimo Faggioli, un experto en historia de la Iglesia católica en la Universidad de Villanova en Pensilvania. “Las cosas han sido así durante los últimos cuatro, cinco, seis siglos”.

En febrero, Naciones Unidas publicó un informe en el que criticaba a Italia por “los numerosos casos de niños que han sido abusados sexualmente por miembros religiosos de la Iglesia católica” y “la reducida cantidad de investigaciones y acusaciones criminales”.

México

Después de Brasil, México ocupa el segundo lugar en cuanto a la población católica más numerosa del mundo, pero solo cuatro sacerdotes han sido declarados culpables de abuso sexual en la última década. Al igual que en Estados Unidos, esto se debe en parte a la restricción de las reglas de prescripción.

Según los expertos, también se debe a un legado católico profundo y a frágiles leyes de denuncia —las cuales solo requieren que el clero notifique a las autoridades civiles cuando el delito se haya cometido durante el servicio religioso o dentro del terreno de la iglesia—.

“En México no tenemos muchos casos denunciados, pero sí contamos con un cálculo de aproximadamente quinientos casos que podrían ser procesados”, dijo Adalberto Méndez, abogado de derechos humanos en México y miembro de Ending Clergy Abuse, un grupo de defensa para víctimas.

“Se trata de un país muy católico”, añadió Méndez. “Las autoridades no quieren problemas con la iglesia”.

Irlanda

Los bochornosos informes del gobierno que exponen la dimensión y la gravedad del problema del abuso en Irlanda —que durante décadas dependió de la Iglesia católica como administradora de escuelas, orfanatos y otras organizaciones de servicio social— han mermado la confianza del país en la iglesia. Noventa y tres sacerdotes y cófrades han sido declarados culpables en ese país, de acuerdo con el sitio BishopAccountability.org.

“El gobierno estaba rendido ante la iglesia”, dijo Marie Collins, sobreviviente de abuso sexual por parte del clero en Irlanda, y exmiembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, un grupo creado para asesorar al papa Francisco. “Esos días ya quedaron atrás”.

Según los expertos, en algunos casos las leyes estrictas de difamación, así como las demandas entabladas por la iglesia exigiendo privacidad, han evitado que los agresores sean identificados públicamente y detuvieron el avance de las investigaciones. En 2006, por fin se aprobó una ley que responsabiliza a los miembros de la iglesia por encubrir el abuso.

“La verdadera molestia se centró en las autoridades de la iglesia y su falta de acción”, dijo Maeve Lewis, directora ejecutiva de One in Four Ireland, un grupo de apoyo para víctimas. Eso fue lo que “hizo que tanta gente abandonara la iglesia por completo”, explicó.

Filipinas

Filipinas ocupa el tercer lugar en cuanto a la comunidad católica más numerosa del mundo, pero ningún sacerdote ha sido declarado culpable de abuso sexual infantil, según BishopAccountability.org. No obstante, en la cumbre en febrero en el Vaticano, el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, admitió que los obispos han infligido “heridas” y estas deben ser sanadas.

El cardenal Tagle ha sido criticado por su falta de compromiso con las políticas de cero tolerancia al abuso sexual infantil en la iglesia. Eso aunado a lo que los abogados de las víctimas definen como leyes hostiles para las víctimas y una falta de grupos de apoyo para sobrevivientes, hacen que sea difícil llevar a los perpetradores ante la justicia filipina.

Un puñado de sacerdotes y obispos han sido acusados públicamente de conducta sexual inapropiada, pero es “muy poco frecuente”, dijo Shay Cullen, sacerdote en Filipinas y fundador de la fundación Preda, que brinda apoyo a víctimas de abuso.

“La negación y el encubrimiento son rampantes”, comentó Cullen. “Si algún día la verdad sale a la luz, habrá una avalancha de casos”.


©The New York Times 2019