La nota que preparó En Corto, de Teleamazonas, por el Día Internacional de la Niña es una combinación de indolencia, estereotipos e ignorancia. También es una muestra de pésimo periodismo y la banalización y sexualización que permiten que las niñas sigan en riesgo en el Ecuador.
Desde hace siete años, el 11 de octubre es la fecha para visibilizar y exigir más derechos para un grupo doblemente vulnerable —por su edad y por su género. Pero el segmento de farándula y humor parece haber olvidado estas dos ideas básicas.
En el minuto y pocos segundos que dura la nota, la reportera Alejandra Boada —jean*, dos cachitos en el cabello, oso de peluche en mano— habla con una voz aguda (fingiendo ser menor de edad) y aborda a cuatro funcionarios públicos, a quienes llama “mis tíos de la política farandulera nacional”.
Primero se acerca al secretario nacional de comunicación Andrés Michelena. Le dice “tío Andy”. Él se ríe (reacción inmediata por su atuendo y tono de voz), le pregunta si es una niña y luego la felicita. Enseguida saluda a Elías Tenorio, secretario técnico de Juventudes, a quien también le dice tío.
Más allá del vacío diálogo (nunca se menciona el motivo de la conmemoración a las niñas, ni se habla de sus derechos, ni nada de nada) el acercamiento (llamar tío a todo el mundo) es el más equivocado que se puede elegir: según manuales de prevención de abuso sexual infantil, los padres no deben obligar a sus hijos a tratar con cariño a adultos desconocidos, saludarlos con beso o decirles tíos. Pues en ese ambiente de confianza es donde se producen la mayoría de abusos. La nota de En Corto, consciente o inconscientemente (eso lo sabrán casa adentro), recurre de forma evidente a la fantasía sexual de una adulta vestida de menor de edad.
El programa degenera con dos encuentros más. Cuando llega a saludar al Ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, él la mira dudoso, cuando ella dice que es una niña.
— ¿Niña?, pregunta Campana.
— Niñota, lo corrige la reportera, mientras mira a la cámara con un gesto de inevitable doble sentido.
— Niñota, feliz día de la niñota, continúa Campana.
La escena de un incómodo y desagradable coqueteo —de una supuesta niña con un adulto— no concluye la nota. Finalmente, la periodista le pregunta al ministro de Economía Richard Martínez si tiene hijas.
— Dos hijas maravillosas, responde Martínez.
—Hasta que le hacen suegro, dice Boada y regresa a ver a la cámara con una mueca.
Una respuesta y una mueca que ignoran que el 14% de las niñas en países en vías de desarrollo se casará antes de cumplir 15 años.
Una respuesta y una mueca que ignoran que en el Ecuador cada año 2700 niñas menores de 14 años quedan embarazadas y que esas son, según la ley, 2700 violaciones sexuales.
Una respuesta y una mueca que ignoran que el embarazo y el matrimonio de niñas es un problema real y que el Día Internacional de la Niña intenta denunciar estos problemas para que más niñas acaben la escuela y estén libres de violencia.
Ese círculo de violencia en el que seguramente sus madres, abuelas y bisabuelas han estado y que solo ellas, las niñas, cambiando el presente, podrán romper. La burla y la farándula no pueden ser argumentos para defender programas que denigran a las niñas. Programas como este crean narrativas equivocadas en los televidentes: es probable que la próxima vez que alguien hable del día de la niña haya un grupo de personas que lo único que recuerde es a Alejandra Boada con cachitos.
*En la primera versión de este texto decía que Alejandra Boada vestía un short jean. Hemos corregido la información porque lo que parecía un short en la pantalla era un jean con huecos, lo cual no cambia en absolutamente nada el análisis.