En menos de dos meses, el gobierno de Daniel Noboa ha dejado un claro mensaje en su política internacional: Ecuador acude al multilateralismo con las grandes potencias y con el resto del mundo. La recién concluída gira de Noboa por Europa y China deja claro que pretende consolidar su relación con el gigante asiático, al mismo tiempo que no descuida a sus tradicionales aliados occidentales, incluidos la Unión Europea y los Estados Unidos de América.

El viaje oficial, que empezó el 28 de junio y duró dieciséis días, se centró en la búsqueda de acuerdos comerciales, de inversión y de cooperación en temas energéticos y de seguridad. Los países visitados fueron España, Italia y China que, aunque con agendas muy distintas, demostraron un factor común: Noboa fue recibido por las más altas autoridades políticas de cada Estado. Entre ellas destacan el Rey de España Felipe VI, la Presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Georgia Meloni, y el Presidente de la República Popular China, Xi Jinping. 

Todos son recibimientos que tienen un peso importante en las relaciones internacionales.

El hecho de que un presidente de un país periférico, inestable y poco influyente a nivel internacional como Ecuador sea recibido por el nivel jerárquico político más alto de países europeos y de la segunda potencia mundial evidencia un importante grado de confianza e interés en las propuestas de cooperación del nuevo gobierno. El gobierno, hábilmente, consigue apoyos internacionales esenciales, recuperando de a poco la debilitada imagen internacional que el país sostuvo en los cinco últimos años. Mientras lo hace, se aleja de la incertidumbre que generaba Noboa sobre la política exterior. 

A pesar de la estrecha relación de Noboa con Ecuador, que se evidenció en la posesión de Trump en enero del 2025 cuando Noboa fue uno de los cuatro mandatarios latinoamericanos invitados, el primer gran periplo oficial de Noboa fue a Pekín y no a Washington. Una arriesgada decisión que indica mucha seguridad por parte de Noboa en su vínculo con EE.UU., pero también reconoce que Ecuador no puede descartar de su política exterior una relación estrecha con China. 

Así, el Estado ecuatoriano apuesta por la equidistancia en el conflicto por el poder global entre ambas potencias, al mismo tiempo que busca aprovechar los objetivos que China tiene en Latinoamérica.

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La política de acercamientos del gigante asiático hacia la región ha aumentado en los últimos años, y China ha dejado claro que sus intereses en América Latina no son pasajeros, sino que responden a una estrategia de expansión geopolítica con miras a tener alianzas reales muy cerca de su principal rival, Estados Unidos.

China aprovecha el actual momento de tensiones globales para ampliar su influencia en el otrora “patio trasero” de Washington, amplificando su aspiración de pasar de ser una potencia regional, a una global.

La principal herramienta china para influenciar directamente en países subdesarrollados, como Ecuador, es su enorme capacidad de financiamiento de obra pública que es vital para estos Estados. Xi Jinping, presidente chino, anunció en la Cumbre de la CELAC de mayo de 2025 que China “otorgará créditos a la región por un valor de $9200 millones de dólares”. Expertos en política exterior ven en Pekín a un nuevo financista que reemplaza a EE.UU, e incluso al Fondo Monetario Internacional, una situación que se agrava por las continuas decisiones Trump que crean incertidumbre y temor en el mundo.

En este volátil contexto internacional la visita de Noboa a Xi Jinping resultó decisiva para los intereses ecuatorianos, tanto para asegurar el acceso de Ecuador a nuevos créditos chinos, como para ampliar la cooperación del país asiático en los temas prioritarios como la seguridad, energía y comercio. 

Cabe resaltar que varios productos ecuatorianos son ampliamente comprados por China: el 39% del camarón que exportamos va a este país. Sin embargo, la balanza comercial sigue siendo desfavorable para los productos nacionales: los productos no petroleros tienen un desequilibrio en 548 millones dólares porque vendimos a China 1.677 millones, pero le compramos 2.225 millones.

De acuerdo a la canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, en el último encuentro oficial en Pekín se firmaron protocolos que ayudarán a aumentar las exportaciones ecuatorianas, como es el caso de los mangos. La ministra anunció un aporte de 400 millones de dólares del Estado chino, a través de la empresa estatal Power China para que “se haga cargo de la operación y mantenimiento de Coca Codo Sinclair”. 

Sommerfeld también explicó que la cercanía con China no afectará las relaciones y planes de cooperación con Estados Unidos, afirmando que “las relaciones se basan en el respeto a la soberanía de cada país(…), a la par trabajamos un acuerdo comercial con EE.UU., nuestro principal socio comercial, pero eso no quiere decir que el Ecuador se debe cerrar al mundo por un solo país”.

Sin embargo, y aunque la canciller no lo haya mencionado en sus entrevistas, el punto más destacado de la reunión en Pekín fue la firma de un plan de cooperación para impulsar “Las nuevas rutas de la Seda”, proyecto geopolítico insigne de China que consiste en el financiamiento y construcción de infraestructura para el desarrollo. Abarca desde la edificación de líneas férreas, carreteras, puertos, aeropuertos, y todo equipamiento que procure conectar el comercio mundial con China, así como con sus sistemas financieros. 

Perú y Colombia ya son parte de la iniciativa de “la franja y la ruta”, teniendo Perú el mayor proyecto chino en suelo latinoamericano: el puerto multipropósito de Chancay. Por lo tanto, China se convierte en el único actor capaz de financiar proyectos de tal magnitud en toda Latinoamérica.

Ante este contexto de nuestros vecinos, la necesidad de Ecuador de mantenerse como parte de la iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda es fundamental para integrarse plenamente al comercio chino y asiático. Su ausencia significaría aislarse de beneficios económicos y estratégicos, como el aumento de exportaciones a través de la optimización de la infraestructura de conectividad. 

De esta forma, Noboa da continuidad a la política de acercamiento a China iniciada por el entonces presidente Rafael Correa hace más de quince años, y mantenida por Lenín Moreno y Guillermo Lasso. No obstante, el gesto de recibir al presidente ecuatoriano en Pekín, así como los acuerdos alcanzados, demuestran una profundización en el vínculo entre ambas naciones. 

A pesar de ello, existen incógnitas y temores alrededor de la relación con China.

La primera gran incógnita es si efectivamente Ecuador podrá equilibrar su relación con Estados Unidos cuando la influencia china aumente notoriamente en el país. Hay temas sensibles que para Washington serán innegociables, como la cooperación militar china incluso si está relacionada con la seguridad nacional ecuatoriana. 

Para los estadounidenses, la presencia china en Latinoamérica es un tema incómodo, tal como se demostró con la controversia por el manejo del Canal de Panamá, donde EE.UU. hizo una demostración de fuerza al desplegar tropas en el país centroamericano con el objetivo de disminuir la presencia de naves militares chinas en el canal. 

¿Qué impediría que Ecuador entre en un escenario similar si China aumenta su cooperación militar para la seguridad?

Otro tema sensible en la relación entre Estados Unidos y China es el uso de la tecnología china en sus países aliados, en especial la 5G. Washington teme que el dominio chino de este tipo de tecnología pueda motivar el espionaje, la vigilancia y el control de la información, por lo que ya ha impuesto sanciones a compañías chinas como Huawei, argumentando motivos de seguridad nacional. ¿Qué sucedería si, como parte de la buena relación entre China y Ecuador, aumenta la presencia de la tecnología china 5G en el país? ¿Podría EE.UU. sancionar al Estado ecuatoriano?

Las otras incógnitas que surgen son sobre temas no resueltos entre Quito y Pekín. Esta relación que se afianzó hace más de quince años tiene una serie de asuntos que son incómodos para ambos Estados, como los pasivos ambientales y supuestas afectaciones a los derechos humanos y laborales causados por diferentes proyectos mineros, especialmente en la Amazonía. Otro de estos temas delicados, es la presencia de la flota pesquera china en las cercanías de Galápagos y los enormes daños que causa a estos frágiles ecosistemas. 

Tampoco se ha hecho público si es que Noboa pudo conseguir una refinanciación de la deuda china que el estado tiene con el país asiático. Si bien se mencionó que este era un objetivo prioritario para el Presidente en este viaje, no hay  aún certezas sobre la extensión de los plazos de pago y la posible reducción de las tasas de interés. Específicamente, entre 2025 y 2027, Ecuador debe cancelar 1600 millones de dólares a sus acreedores chinos, que representa una parte significativa de su deuda externa total.

Pero el tema más polémico de esta visita fue el anuncio de la canciller sobre la recepción de la obra Coca Codo Sinclair por parte de la empresa Power China, que ahora sería la encargada del mantenimiento y operación de la hidroeléctrica. No se ha especificado qué conlleva esta decisión, sobre todo si recordamos que Coca Codo es una obra relacionada con ineptitud estatal y corrupción por las múltiples denuncias que pesan sobre ella por daños estructurales que representan alrededor de 7600 fisuras en la mega obra, según la Contraloría. 

¿Implicará esta decisión el desistimiento del arbitraje internacional que el Ecuador mantiene con China? ¿Cómo va a resarcir China el daño causado a Ecuador por todos estos años de daños en una infraestructura vital para la generación de energía eléctrica del país? ¿Los 400 millones de dólares acordados en Pekín son suficientes?

Es imprescindible que se termine la opacidad alrededor de los temas sensibles entre Ecuador y China. Si bien esta es una relación inevitable que puede ser beneficiosa para el país, se debe transparentar cómo el Estado ecuatoriano manejará su deuda externa china, así como los posibles abusos alrededor de temas mineros y las controversias judiciales alrededor de Coca Codo Sinclair. 

La soberanía también debe ser un tema prioritario cuando se trata de China y no solo cuando involucre a Estados Unidos. Al mismo tiempo, Ecuador debe prever y adelantarse a las posibles tensiones que esta renovada alianza va a generar con Washington. 

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Pablo Játiva
Catedrático universitario, abogado internacionalista y analista político. Ha escrito varios ensayos de opinión sobre política nacional, geopolítica mundial, Asia y Latinoamérica.
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