“No hay una receta mágica para criar hijos no machistas y, aunque sigas varias recomendaciones de expertos, puedes fracasar en el intento”, dice Diego Paz, psicólogo especialista en educación integral de la sexualidad. Paz explica que los niños no pueden escoger ser o no ser machistas porque en los primeros años de vida imitan lo que ven en su entorno por lo que son los padres quienes deben cambiar en primer lugar. El cambio debe plantear una paternidad y maternidad desde una visión más consciente y crítica de la realidad. 

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Sin un cambio de ellos —o de uno de ellos si es que es una familia con solo papá o solo mamá— es imposible un cambio más profundo.

Andrea Oña, psicóloga del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer, coincide con este criterio, y dice que es importante que los padres que quieran educar hijos no machistas deconstruyan su pensamiento en relación a los roles de género, es decir cómo conciben las labores y obligaciones que deben tener las mujeres y los hombres en la sociedad. “La familia nuclear es el primer sistema al que pertenecen los niños y es ahí donde aprendemos cómo ser con los demás y en dónde se desencadena el machismo”, explica Oña.

La especialista dice que en estas primeras etapas de la vida los seres humanos empezamos a normalizar comportamientos, incluida la violencia. Paz explica que los niños aprenden por imitación, por lo que “las conductas violentas generalmente son réplicas de lo que está pasando en la casa, y el machismo es una réplica de la relación entre la figura masculina con la figura femenina que está en el hogar o en el lugar más próximo”.

Myriam Pérez, trabajadora social y cofundadora de la Fundación Idea Dignidad, recalca que las niñas y los niños aprenden con el ejemplo y no con discursos: “les podemos hablar de un tema o de lo que no deben hacer por horas, pero todo lo que les digamos se queda cinco segundos en sus cabezas y luego lo olvidarán. Por el contrario, harán todo lo que ven, porque ellos replican como espejos las acciones de los padres”. 

Si ellos ven que en su casa la mujer es subordinada y el hombre es el que toma las decisiones, da permisos, maneja el dinero, se seguirán perpetuando los roles de género y por ende el machismo, aunque les digamos que eso está mal, explica Pérez. Por otro lado, el psicoterapeuta y psicólogo social Esteban Laso aclara que si los niños encuentran diferencias entre el discurso de los padres o de los cuidadores y sus acciones, esto provocará el efecto contrario ya que aprenden que hay que mentir y no ser sinceros.

Diego Paz recalca que la crianza es un proceso de acompañamiento que dan los padres a los hijos a lo largo de las diferentes etapas que atraviesan los niños, quienes van teniendo diferentes necesidades según sus distintas etapas a las cuales los padres se deben adaptar.

Aunque el principal puntal para educar niños no machistas es cambiar la forma en que los padres perciben el mundo, aquí te damos algunas actividades para que los padres hagan junto a sus hijos, según los expertos consultados.

Hablar y reconocer emociones

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Los psicólogos recomiendan que los niños puedan identificar sus emociones. Fotografía tomada de Freepick.

“A los niños hay que enseñarles a hablar y a reconocer sus emociones de forma respetuosa y sin reprimirlos, para luego aprender a gestionarlas y tener control de estas”, explica la psicóloga Andrea Oña. 

Con esto coincide Diego Paz, y añade que a los niños deben ponerle nombre a cada una de las emociones que sienten para que las puedan identificar. Sin embargo, ambos expertos recalcan que para esta actividad depende mucho el trabajo de los padres con los hijos, ya que tienen primero que hacer un proceso interno para reconocer sus emociones y reflexionar cómo las manejan.

El psicoterapeuta Esteban Lasso explica que en muchas ocasiones los hombres no pueden identificar qué emoción están sintiendo y mucho menos saben cómo gestionarla, pero que este proceso de reconocer las emociones se puede aprender a cualquier edad y hay cambios positivos —tanto en personas de 60 años como en niños de 8. Esto, continúa Laso, influye directamente en la familia y cómo serán las relaciones entre sus miembros en las siguientes generaciones.

Miryam Pérez enfatiza que el manejo de emociones también hay que analizarlo con respecto al género, ya que tanto a hombres como a mujeres se nos ha permitido sentir ciertas emociones y a reprimir otras. A los niños varones no se les ha permitido por décadas demostrar la tristeza, el amor y la capacidad de llorar, pero actualmente se entiende que los cuidadores (papá, mamá, tíos, abuelos) de niños varones deben poner énfasis en estas emociones. 

De la misma manera, a las niñas se les debe permitir expresar el enojo. Pérez recalca que el enojo es la capacidad de poner límites o expresarse frente a las injusticias, pero cuando una mujer se enoja se la tacha de loca o histérica. “Estas serían dos revalorizaciones que harían que vivamos en una sociedad menos machista”, señala Pérez.

Estos son algunos casos prácticos para hablar de emociones en situaciones cotidianas, según Diego Paz, quien señala que a los niños siempre se les debe acompañar a conocer el mundo desde lo que les sucede, en vez de ejemplos hipotéticos. “Cuando un niño rompe algo es importante que los papás le puedan decir de forma educada que están enojados por lo que hizo y las razones”, explica Paz. 

También, cuando el niño se ha portado mal en la escuela, el padre debe explicarle que eso le molesta o le hace sentir mal. “Es bueno que los padres le digan a los hijos ‘hoy me siento triste porque tuve un día difícil en el trabajo o me hace feliz que hayas sacado buenas notas’”, dice Paz.

El experto explica que entre los padres y el niño siempre tiene que haber diálogo de ida y vuelta y no basta con que el papá le explique lo que siente o le pregunte cómo está, sino que el niño debe responder y también contar lo que siente. “Debe ser un proceso de ida y vuelta para que el niño tenga una referencia con la que se pueda comparar”.

Hablar de machismo

A los niños hay que hablarles sobre el machismo, independientemente de su edad, explica Diego Paz, y asegura que a los niños se les debe explicar, en palabras sencillas, qué significa este término y lo van a entender. Por ejemplo: “hay una cosa que se llama machismo que está en la sociedad y se trata de una idea en la que se cree que los hombres son superiores que las mujeres, pero eso no es real”, ejemplifica Paz. 

También se les puede decir a los niños que es una idea que provoca violencia. Poco a poco los niños irán teniendo conciencia de qué es el machismo y tendrán la capacidad de decidir si ejercerlo o no en cualquier etapa de su vida. Porque ellos podrán identificar si se están portando machistas o si otro lo hace.

Evitar eventos violencia

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Los expertos recomiendan que los niños eviten presenciar actos de violencia. Fotografía tomada de Freepick.

Diego Paz explica que en entornos violentos como los que hoy estamos viviendo en Ecuador —las muertes violentas, atentados, sicariatos, toma de hospitales— es importante hacer reflexionar a los niños que estos hechos no son normales. Dice que en estos casos es fundamental preguntarles a los niños qué sienten y decirles que es normal tener miedo, porque es una situación que implica peligro. 

Además, es fundamental explicar a los menores que no es normal vivir en una sociedad insegura y decirles que si pudiésemos relacionarnos de una manera más empática y conversar y llegar a acuerdos podríamos vivir de forma más pacífica. Paz propone que pueden realizar los padres desde nuestras trincheras: casa, trabajo, escuela, familia, etc.

Lo mismo sucede con los eventos cotidianos que surjan en la realidad del pequeño, por ejemplo, si un niño le jaló el pelo a una de sus compañeras. Cuando el niño cuente a los padres lo que sucedió es importante que haya una conversación en torno a esto y se le puedan hacer algunas preguntas para que ejerza su pensamiento crítico ¿Cómo te sentiste cuando viste eso? ¿Qué sentimientos crees que la niña experimentó? ¿Qué harías si a ti te pega uno de tus compañeros?

Paz también recomienda que los niños no vean actos violentos al interior de la familia como discusiones de los padres o discusiones en las vías cuando se maneja, etc.

Cuidar la salud mental

Parte de la gestión de emociones es el cuidado de la salud mental de los niños, que debe ser un tema de interés para sus cuidadores. No se debe descuidar este tema en los más pequeños, o pensar que porque son niños la tristeza o el enojo se les va a pasar. Paz explica que es fundamental que los padres acompañen y contengan a los niños cuando pasan por etapas de tristeza o ansiedad.

Entender que son sujetos de derechos

Diego Paz explica que para criar hijos no machistas es fundamental que los padres entiendan que las niñas y los niños tienen derechos y estos deben ser respetados. Por lo que los menores de edad deben ser incluidos en las decisiones importantes de la familia como un cambio de escuela, ya que pueden y deben decidir. 

Sin embargo, Paz aclara que los niños deben decidir según sus capacidades y otras circunstancias. Aunque esto no siempre es posible y “habrá momentos en que los cuidadores serán los que tomen la mejor decisión para los menores, así estos no estén de acuerdo”, dice el psicólogo. Paz recalca que aunque esta situaciones pueden ser difíciles de manejar, es importante que a los niños se les pregunte y se les explique las cosas.

Además, Paz señala que a los niños se les debe enseñar que tanto hombres como mujeres somos iguales y tenemos los mismos derechos, sin distinción, en situaciones sencillas como que todos lavan los platos en casa de forma equitativa. O que tanto niñas y niños deben recibir la misma recompensa si realizan el mismo trabajo.

Aplicar el consentimiento

En términos generales, el consentimiento es dar permiso para hacer algo. Cuando esto lo trasladamos a las relaciones humanas, el consentimiento es tener toda la información sobre algo que esa persona va a estar involucrada para que pueda decidir en función de su autonomía, si lo quiere hacer o no. 

Diego Paz describe al consentimiento como un aprendizaje y una actitud frente a la vida que se va desarrollando. Aunque considera que es fundamental que niños y niñas lo aprendan, en culturas tan machistas como la ecuatoriana considera primordial que se refuerce en los varones

El psicólogo explica que en sociedades como las latinoamericanas donde el machismo es muy fuerte, a los hombres se les ha enseñado que pueden ejercer violencia y para no entender el consentimiento, por lo que la capacidad de entender un no es muy baja. Un reflejo de esto son los chistes populares que hacen alusión de cuando una mujer dice no, quiso decir sí.

Por lo que es fundamental que los padres eduquen a los niños en el consentimiento para que entiendan el no cuando una persona lo expresa y, al mismo tiempo, que ellos sepan que también pueden decir no y su decisión sea respetada. 

Paz explica que no es sencillo, pero sí se puede hacer a través de un proceso de reflexión en el que los padres pongan ejemplos claros a los niños con situaciones cotidianas. Por ejemplo, cuando una niña en la escuela le dice a un niño que no quiere jugar con él o no quiere compartir los lápices de colores, y este le obliga a la niña a hacer lo que él quiere. Paz explica que en estos casos los padres deben explicar al hijo que ese “no” de la niña es una decisión y debe ser respetada, y al mismo tiempo “ponerse en los pies de la niña” y si a él le hubiera gustado que le traten así. Es decir, ser empático.

Empatía

Hay que enseñar a desarrollar esta habilidad, dice Paz y explica que la empatía no es solo que los niños se pongan en el lugar del otro sino tratar de entender qué es lo que siente el otro y construir esta relación. “También es dolerse del dolor ajeno”. Esta habilidad engloba muchas de las que ya hemos mencionado como es el respeto a las plantas, a los animales, el consentimiento y respetar los Derechos Humanos, dice Paz.

Respeto a la diversidad

Es importante enseñarles a los niños que todos somos diversos independientemente de nuestro género, color de piel, creencias, o formas de vivir, y que esa  diversidad es positiva porque nos aporta y nos permite crecer, explica Diego Paz. El psicólogo explica que se les debe enseñar a los niños a entender que está bien que todos seamos diferentes y diversos, porque es innato del ser humano rechazar lo que percibimos como distinto y mientras más pronto un niño comprenda que lo distinto es valioso y está bien, tendremos ciudadanos más incluyentes.

El psicólogo insiste, como en los otros puntos, que a los niños hay que darles ejemplos cotidianos para que puedan entender este tipo de conceptos: se puede hacer notar a los niños que en una familia hay personas de diferentes edades, los abuelos, los tíos y los primos y que esa diversidad generacional y de edad es valiosa porque cada una de ellas puede aportar con conocimientos  y además se pueden cuidar entre todos. 

Este ejemplo también se puede aplicar a la escuela y hacerle preguntas a los niños qué pueden aprender de sus compañeros y hacerles notar que la diversidad nos ayuda a ser mejores y se puede construir.

Respeto por los seres vivos

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Los expertos recomiendan que los niños respeten toda forma de vida. Fotografía tomada de Freepick.

Diego Paz explica que a los niños no solo se les debe enseñar el respeto por las personas, sino por todos los seres vivos como los animales, la naturaleza o las plantas. Un ejemplo de esto, es no invadir el espacio de los animales, y que los niños entiendan que las mascotas no son juguetes, que también son sujetos de afecto y de cuidado. Esto también les enseña no solo del cuidado del entorno sino también de uno mismo y el contacto con el medio ambiente.Es decir, cuando los niños aprenden a respetar al medio ambiente, también tienen la capacidad de ver que cualquier ser humano se merece respeto independientemente de su género.

Construir un tejido comunitario

Esteban Laso y Diego Paz coinciden en que el cuidado de los niños no solo corresponde a sus padres o familiares, sino a toda la comunidad que rodea a los niños: la escuela, los maestros que integran ese centro educativo y al barrio donde viven. Esto, porque todos son responsables de garantizar su bienestar. 

Paz explica que  los niños son los encargados de sostener la cultura, la sociedad y transformar el mundo, por lo que se debe entender que el cuidado de los niños y su adecuado crecimiento depende de todos, como sucede en las comunidades indígenas, donde no solo los padres cuidan al niño,sino que es la comunidad entera que vela por su bienestar. Laso también considera que para generar un tejido comunitario, las ciudades deben tener espacios seguros y amigables en los que los niños puedan permanecer y transitar.

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Liz Briceño Pazmiño
Periodista. Ex reportera de GK. Ha publicado en El Mundo (España) y Axios(EE.UU). Es becaria del International Center for Journalists (ICFJ). Máster en Producción, Edición y Nuevas Tecnologías Periodísticas. Cubre migración, derechos humanos y economía.
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