Existe una especie de ansiedad frente al estreno de The Last of Us, la nueva serie de HBO, creada por Craig Mazin y Neil Druckmann, y que su primer capítulo se podrá ver el domingo 15 de enero de 2023.

Una ansiedad que es sencilla de explicar: la serie es una adaptación del exitoso juego de video que lleva el mismo título y que apareció en 2013. 

En él, un hombre, Joel —interpretado por el chileno Pedro Pascal— deberá poner a salvo a Ellie —Bella Ramsey— en un viaje alrededor de un Estados Unidos diezmado por una infección que convierte a las personas en zombis. El juego es perfecto y al parecer, la adaptación ha sabido llevar con precisión un videojuego a la pantalla.

Eso sería algo para celebrar, sobre todo para los fanáticos de los videojuegos. Porque algo que siempre ha pasado en la historia de los juegos de video y adaptaciones cinematográficas es que todas son un desastre. Todas o la gran mayoría. 

Sobre todo porque cuando se trata de un juego en el que la trama avanza a medida que se cumplen las misiones; el sentido narrativo queda a un segundo nivel, por encima de las acciones del juego. Y las series y películas necesitan una base dramática para sostenerse. 

En el caso de The Last of Us, tanto las partes del juego como el desarrollo de la historia van de la mano. Es decir, las decisiones que se tomen en el videojuego afectan la relación de los personajes centrales y eso cambia las dinámicas del juego. Esta es una forma fácil de explicarlo.

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Por eso que Craig Mazin —una de las cabezas detrás de la exitosa miniserie Chernobyl— y que Neil Druckman —creador del videojuego— sean los responsables de la serie es una buena noticia. Porque al menos queda la tranquilidad de que hay una compresión del material y la capacidad para saber cómo contar una historia que ha salido de otro soporte.

Pero hay que tomar en cuenta también el  97% de aceptación a través de Rotten Tomatoes que tiene la serie —basado únicamente en las notas de la crítica especializada, que ha podido ver, en su mayoría, los 9 episodios de la primera temporada—. Es posible que sí estemos ante una gran adaptación.

El apocalipsis es la excusa

Lo que hace a The Last of Us una gran historia es que todo se centra en los personajes. La excusa son los infectados, esta especie de zombis que se han contagiado por un hongo. 

A diferencia de The Walking Dead —que hace pocas semanas emitió su episodio final— esta historia reduce su universo a un solo grupo de personajes, un par de ellos, y eso permite que el desarrollo de la relación entre ambos sea lo que más impacte.

Este mundo ya no es lo que era. Joel (Pascal) tiene que llevar a Ellie (Ramsey) del punto A al punto B porque, por un hecho coincidental, se descubre que ella es inmune a la infección y a través de ella se puede encontrar una cura a la enfermedad. Es una misión que busca salvar a la humanidad de algo que la ha afectado durante mucho tiempo —el juego inicia 20 años después del arranque de la primera infección—. ¿Pero de eso se trata la serie? No.

Los zombis, los infectados, son el marco referencial, el contexto y nada más. Claro que configuran un peligro que irá apareciendo de vez en cuando; sin embargo, ese peligro se maximiza porque va a afectar el núcleo de la historia, que son Joel y Ellie. Sin ellos no sería posible nada. Ellos son The Last of Us (Los últimos de nosotros). Y eso es lo que ha encantado a todo el mundo.

Al menos en el campo de los videojuegos es así. Joel y Ellie van acercándose, empieza a darse una relación filial entre ellos. No son familia, pero los afectos terminan creando las familias. 

The Last of Us es la construcción de la cercanía en medio de la sangre, la violencia y el terror. Pero no es solo un afecto, son varios. 

No siempre se van a querer, no siempre van a estar de acuerdo, pero son lo único que se tienen. Joel perdió a su hija pequeña en los primeros días de la infección y Ellie no tiene a nadie. Ambos se encuentran y tienen que acompañarse porque no hay alternativa. 

El afecto es lo que manda, pero no lo es todo. La duda y el error es parte del recorrido. Porque de eso se trata, de saber que la gente con la que cuentas te quiere, pero puede equivocarse, incluso cuando busca hacer lo correcto.

The Last of Us está llamada a deslumbrar, y parece que cumple con ese propósito.

Lo que queda reflejado en lo que escriben varios críticos, como Peter Travers, para ABC News, quien publicó “No te preocupes si no eres un jugador, esta serie —la mejor adaptación a la pantalla de un videojuego de la historia— te impactará. Los actores Pedro Pascal y Bella Ramsey convierten elementos familiares en un triunfo de ferocidad y sentimiento”.

La crítica de Los Angeles Times, Lorraine Ali también alaba a la serie en su texto: “Al igual que el juego de 2013 en el que se basa, la adaptación televisiva es una apasionante historia de supervivencia porque da cabida al salvajismo y al amor, a la desesperación y al desinterés”.

En síntesis, en pleno fin del mundo, lo que nos debería importar es cómo ser empáticos con las dos personas que tenemos al frente. Lo que pasa con Joel y Ellie es lo que va a cuestionarnos como espectadores, porque mucho de lo que sucede entre ellos, lo que dicen y las consecuencias de lo que deciden hacer nos puede golpear. 

Ese es el secreto del juego y parece que la serie va por el mismo camino. Entonces solo queda verla y tomar una propia decisión.  

Eduardo Varas 100x100
Eduardo Varas
Periodista y escritor. Autor de dos libros de cuentos y de dos novelas. Uno de los 25 secretos mejor guardados de América Latina según la FIL de Guadalajara. En 2021 ganó el premio de novela corta Miguel Donoso Pareja, que entrega la FIL de Guayaquil.
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