Las madres de María Belén Bernal, Valentina Cosíos, María José Morillo y de los cientos de otras mujeres que han sido víctimas de femicidio en Ecuador lideraron la marcha del 25 de noviembre de 2022 por el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Desde 2014, cuando se tipificó el femicidio, las cifras son escalofriantes: 1.319 mujeres han muerto por violencia misógina.
La marcha partió del Arco de la Circasiana, en el parque El Ejido de Quito, pasadas las 4:40 de la tarde.
Los primeros pasos hacia el centro histórico fueron con lluvia. Decenas de personas —que luego se convirtieron en cientos— caminaron con banderas, tambores, carteles y fotografías con los que pedían justicia para las sobrevivientes de violencia de género y las víctimas de femicidio.
Este año ha sido el más violento para las mujeres del país: cada 28 horas hay una muerte violenta de una mujer por razones de género. Ese era uno de los gritos que acompañaron la marcha del 25 de noviembre de 2022. Recordando que ese tiempo se ha ido reduciendo en 2022.
Cuando comenzó el año, ocurría una muerte cada 54 horas. En estos 11 meses, la frecuencia de los asesinatos ha aumentado y el tiempo que transcurre entre un crimen y otro se ha reducido.
Desde el principio de 2022, hasta el 15 de noviembre, hubo al menos 272 muertes violentas de mujeres ecuatorianas.
Elizabeth Otavalo, madre de María Belén Bernal, dijo que ella marchaba por su hija que desapareció y fue asesinada —presuntamente por su esposo policía— después de entrar a la Escuela Superior de Policía en septiembre de este año.
Pero también dijo que lo hacía por las otras 271 mujeres que murieron en manos de sus ex parejas, familiares, amigos, conocidos y de extraños por razones de género.
“Abajo el patriarcado se va a caer, arriba el feminismo que va a vencer” coreaba un grupo de mujeres que bailaba en medio de las avenidas que conducían al centro histórico quiteño.
La “Batuka Batumbá” —conformada por mujeres, hombres, niños y niñas— acompañaban las canciones con el ritmo de sus tambores mientras la marcha avanzaba por la calle Guayaquil para llegar a la plaza de Santo Domingo donde sería la concentración.
Con canciones, gritos y coreografías los cientos de personas que fueron parte de la marcha del 25 de noviembre de 2022 pedían que los delitos cometidos contra las mujeres del país no queden en la impunidad.
Muchas decían que marchaban no sólo por ellas, sino también por sus hijas, hermanas, y amigas que han sido víctimas de violencia de género de distintos tipos.
Solo en los primeros 10 meses de 2022, más de 27 mil mujeres denunciaron violencia física, psicológica o sexual ante la Fiscalía General del Estado.
Al llegar a la plaza de Santo Domingo la gente se reunió en medio de fogatas y antorchas. En medio de la plaza las madres de víctimas de femicidio pusieron carteles con los rostros y los nombres de sus hijas. Los iluminaron con velas y los decoraron con pétalos de rosa.
Pasadas las 7:20 de la noche, la plaza quedó en silencio para escuchar a Ruth Montenegro, madre de Valentina Cosíos, la niña de 11 años asesinada el 23 de junio de 2016 en la escuela en la que estudiaba.
Ella cantó para pedir justicia y evitar que más hijas, hermanas y amigas mueran por la violencia machista. La marcha terminó con un grito unido “por ellas, nadie se cansa”.
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