El autor británico estadounidense Salman Rushdie fue atacado la mañana del viernes 12 de agosto de 2022, mientras daba un discurso en Nueva York. Rushdie pasó más de 10 años bajo protección policial y viviendo con un nombre falso después de que el ayatolá iraní Ruhollah Musavi Jomeiní expidiera en 1989 una fetua (o fatwa), un pronunciamiento legal de cumplimiento obligatorio islámico, para matarlo.
Después de una cirugía que duró varias horas y estar conectado en un ventilador, Rushdie comenzó a hablar, según su agente, Andrew Wylie, el 13 de agosto.
Más de dos meses después de aquella intervención, Wylie confirmó que el autor perdió un ojo y la movilidad de una mano, luego del ataque de agosto. Lo dijo durante la Feria del Libro de Frankfurt, reportan medios internacionales.
En diálogo con el periódico español El País, Wylie detalló: “sus heridas han sido profundas. Ha perdido la vista en un ojo, en el que fue apuñalado. Padeció tres heridas graves en el cuello y perdió la movilidad en una mano porque los nervios fueron cortados por las puñaladas”. Confirmó, además, que tuvo otras 15 heridas en su torso y en la espalda.
Sin embargo, aún no ha confirmado si Rushdie sigue hospitalizado o si está en caso. Explicó que ese tipo de información no se hará pública para garantizar la integridad del escritor.
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Los ayatolás son clérigos de alto rango en el Islam. En Irán, que es una teocracia musulmana con débiles instituciones republicanas desde la revolución de 1979, un ayatolá ha ocupado desde entonces el cargo de Líder Supremo. Este personaje fue instaurado en la constitución aprobada tras el levantamiento. Es la máxima autoridad del país, tanto a nivel estatal como a nivel religioso.
En 1989, Jomeiní, el primer Líder Supremo del Irán ya convertido en una teocracia radical, expidió la fatwa que ordenaba el asesinato de Saldam Rushdie. ¿La razón? Que el autor había publicado Los versos satánicos, un libro considerado “blasfemo” por la institucionalidad musulmana. Publicar un libro, para el ayatolá y sus seguidores islámicos, era suficiente justificación para ordenar la muerte de una persona.
La orden fue formalmente respaldada por el gobierno de Irán. Décadas después, la orden de asesinar a Rushdie sigue técnicamente en pie, aunque en 1998 el gobierno iraní, que había respaldado la orden, dijo que ya no lo hacía.
Lo que se sabe del ataque
El ataque pasó poco antes de las 11 de la mañana del 12 de agosto, cuando Salman Rushdie subió al escenario en la Institución Chautauqua, un centro educativo ubicado en el condado del mismo nombre en Nueva York. Según el medio estadounidense The New York Times, Rushdie iba a dar una conferencia en uno de los programas de verano de literatura del centro educativo.
The New York Times reportó que Rushdie fue apuñalado en el cuello por una persona que subió al escenario mientras el autor esperaba que lo presentaran para dar su conferencia.
Rita Landman, una endocrinóloga que estaba en la audiencia, le dijo al New York Times que Rushdie tenía varias heridas, incluyendo una en el lado derecho de su cuello. Según Landman, había un charco de sangre junto a su cuerpo. Sin embargo, Landman dijo que parecía que Rushdie estaba vivo porque la gente a su alrededor decía que tenía pulso.
Otro testigo, Bill Vasu, le dijo al New York Times que un grupo de personas fue a ayudar a Rushdie e inmovilizaron al atacante al piso. Según la policía, el atacante está bajo su custodia. La tarde del 13 de agosto la Policía confirmó que el detenido era un hombre de 24 años de Nueva Jersey y que había sido acusado de presunto intento de asesinato y asalto. Seguirá detenido sin opción a fianza y su próxima aparición ante un tribunal será el 19 de agosto.
Jonah Bromwich, uno de los reporteros de The New York Times, dijo en su cobertura en vivo que la policía confirmó que Rushdie fue llevado en un helicóptero a un hospital local. Pasada la una de la tarde el 12 de agosto, el agente de Rushdie, Andrew Wylie, le confirmó a The New York Times que el autor estaba en cirugía.
Pasadas las 6 de la tarde del 12 de agosto, Wylie le dijo a The New York Times que Rushdie estaba con un ventilador y no podía hablar. Dijo que «las noticias no son buenas» y que el autor probablemente perdería un ojo, que los nervios de su brazo estaban cortados y que su hígado fue apuñalado y estaba lastimado.
La noche del 13 de agosto, Wylie confirmó que Rushdie dejó el ventilador y había comenzado a hablar.
¿Quién es Salman Rushdie?
Ahmed Salman Rushdie es un autor nacido en Bombay, India, en 1947, cuando el país todavía estaba bajo el régimen de la corona británica. Rushdie tiene nacionalidad británica y estadounidense.
Salman Rushdie ha escrito varias novelas de ficción. Su estilo ha sido comparado con el realismo mágico hispanoamericano. Su novela Hijos de la medianoche ganó el Premio Booker —uno de los más importantes de la literatura en inglés— en 1981. Fue reconocida como la mejor novela de todas las ganadoras de este premio en dos ocasiones: en los aniversarios 25 y el 40 del galardón.
Su obra más conocida —y más polémica— es Los versos satánicos, que fue publicada en 1988. El libro fue premiado, prohibido en varios países y provocó protestas de musulmanes en varios países porque era considerado como blasfemia por las personas que pertenecen a esa religión porque ficcionalizaba una parte de la vida del profeta Mahoma.
En 1989, el ayatolá iraní Ruhollah Musavi Jomeiní expidió una fetua —o fatwa, una decisión emitida por autoridades islámicas que tienen fuerza legal—en la que ordenaba a los musulmanes que maten a Salman Rushdie. Por eso, el autor vivió bajo el pseudónimo Joseph Anton por 10 años y bajo la protección legal del gobierno británico.
En 1998, el gobierno británico y el iraní llegaron a un acuerdo para normalizar la relación entre los dos países, uno de los puntos incluidos es que el gobierno iraní se comprometa a no continuar con la ejecución de Rushdie. El autor decidió dejar de vivir bajo el pseudónimo y años después se mudó a Estados Unidos.
Sin embargo, la fetua —que tiene fuerza legal— en su contra no ha sido eliminada. The New York Times dice que la orden tendría una recompensa adjunta de 3,3 millones de dólares.
Aunque sus apariciones públicas son limitadas, por años, Rushdie ha sido muy abierto sobre su lucha para proteger la libertad de expresión. “La libertad de expresión debe verse como el aire que respiramos: evidente”, ha sido una de las frases más repetidas por el autor en sus intervenciones en eventos sobre literatura alrededor del mundo. Además, su caso se convirtió en uno de los más reconocidos cuando se habla sobre la protección de este derecho.
Otros ataques relacionados a Los versos satánicos
Salman Rushdie no ha sido el único amenazado por su relación con Los versos satánicos. Desde su publicación, varios de los traductores del libro a otros idiomas han sido atacados, incluso algunos han muerto. La fetua de 1989 incluía la orden contra “todos aquellos involucrados en su publicación y que son conscientes de su contenido”.
El 3 de julio de 1991, Ettore Capriolo, que tradujo el libro a italiano, fue atacado con un arma blanca. Nueve días después, murió Hitoshi Igarashi, el traductor del libro al japonés, después de ser apuñalado en la cara y en los brazos.
En julio de 1993 ocurrió un presunto atentado en el que murió Aziz Nesin, el traductor de la novela a turco, y otras 36 personas. En 1993 hubo un intento de asesinato contra William Nygaard, el editor de la novela en Noruega.
Otros ataques y amenazas a escritores y periodistas
Salman Rushdie no es el único autor que ha recibido amenazas por su trabajo. Por años, varios escritores y periodistas han sido amenazados, atacados y asesinados por sus publicaciones.
El ganador del premio Nobel, Naguib Mahfuz, también fue acusado de blasfemia por varios musulmanes después de la publicación de su novela Hijos de nuestro barrio porque escribía sobre la vida de los profetas desde Abraham hasta Mahoma.
En 1994, el jeque Omar Abdel-Rahman dijo que si Mahfuz hubiera sido “castigado debidamente” por su novela, Salman Rushdie no habría tenido el valor de publicar Los versos satánicos. Poco después de eso, Naguib Mahfuz fue apuñalado en el cuello. Mahfuz sobrevivió al ataque, pero la lesión en el cuello le dejó varios malestares incluyendo una parálisis en el brazo derecho que le impidió que siga escribiendo como lo hacía antes.
En 1996, Mahfuz fue catalogado como hereje y también fue sentenciado a muerte. Desde ahí vivió recluido en su hogar con protección policial. Murió en 2006 a los 94 años después de varias complicaciones de salud.
Miles de periodistas también han sido asesinados por hacer su trabajo. Según el Observatorio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) de periodistas asesinados, desde 1993 hasta 2022, 1.536 reporteros han sido asesinados en todo el mundo. La Federación Internacional de Periodistas dice que desde 1990 al 2020 la cifra es mayor: 2.658 han sido asesinados.
Uno de los casos más conocidos es el de Daniel Pearl, periodista israelí-estadounidense que trabajó en The Wall Street Journal y que fue asesinado en Pakistán en 2002 después de ser secuestrado.
Al mes de su captura, sus atacantes difundieron un video en el que se veía su decapitación. El periodista ruso Alexei Sidorov murió en 2003 después de ser apuñalado varias veces. El ataque estaría relacionado con su trabajo investigando la mafia rusa.
En 2015, el medio satírico francés Charlie Hebdo fue víctima de un ataque terrorista por fundamentalistas islámicos que estaban en contra de las caricaturas publicadas en contra del Islam. En el ataque murieron 17 personas.
En América Latina los ataques también han sido constantes por años. Desde mediados de la década de 1980 hasta principios de la década de 1990, el narcotraficante colombiano Pablo Escobar secuestró y asesinó a varios periodistas de ese país junto a sus seguidores. Una de sus víctimas fue Guillermo Cano Isaza, director del diario El Espectador. A manos de Escobar también murió Diana Turbay, directora del noticiero de televisión Criptón y de la revista Hoy x Hoy, Turbay también era hija del expresidente Julio César Turbay. El secuestro de Turbay y otros periodistas fue relatado en el libro Noticia de un secuestro de Gabriel García Márquez en 1996.
En 2017, el periodista mexicano Javier Valdez, que se dedicaba a cubrir temas de narcotráfico y crimen organizado, fue asesinado. Su cuerpo fue encontrado con impactos de bala en la cabeza y el cuerpo.
En 2018 un equipo del diario ecuatoriano El Comercio —conformado por el periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra— fueron retenidos y asesinados por integrantes del Frente Oliver Sinisterra, una narcoguerrilla disidente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Para 2022, Latinoamérica era la segunda región del mundo en la que más periodistas son asesinados anualmente. La primera era la región de Asia y el Pacífico. En 2021, 55 periodistas murieron en todo el mundo, según la Unesco. De ese total, 23 murieron en Asia y 14 en América Latina y el Caribe. Nueve de los asesinatos latinoamericanos ocurrieron en México.
La violencia contra la libertad de expresión y pensamiento tampoco ha estado alejada de otras áreas de la cultura y el arte. Aunque sin consecuencias tan graves como las de los casos antes relatados. En 2022, el mundo vio cómo el actor Will Smith le daba una cachetada e insultaba al comediante y actor Chris Rock en la ceremonia de entrega de los premios Oscar por un chiste. Smith golpeó a Rock después de que éste hiciera un chiste en escena sobre la alopecia de su esposa, una condición médica que la hace perder pelo y por la que ella se rapó la cabeza.
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas —encargada de la entrega de los premios Oscar— decidió que Will Smith no podrá asistir a ceremonias de entrega de los premios Oscar por 10 años, pero el ataque resaltó otra vez la discusión sobre la violencia en en contra de la libertad de expresión.
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