La participación de Ecuador en las Conferencias de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático suele pasar desapercibida aunque el país ya se está calentando por culpa de esta crisis. Este año fue diferente. El anuncio del presidente Guillermo Lasso sobre la creación de una nueva reserva marina en Galápagos en la COP26 en Glasgow, Escocia, puso en primera plana la participación de Ecuador en la cumbre. Pero más allá de ese anuncio, Ecuador también firmó acuerdos que buscan hacerle frente a la crisis climática. 

Sin embargo, ninguna de las declaraciones ni el Pacto Climático de Glasgow que se firmó al final del encuentro son obligatorios de cumplir. Por lo que la única pregunta que queda tras 13 días de negociaciones, firmas de acuerdos y anuncios importantes es: ¿se cumplirán o quedarán en papel?

La nueva reserva marina

En el segundo día de la COP26, en una rueda de prensa, el presidente Guillermo Lasso anunció que crearía una nueva reserva marina en Galápagos. El objetivo, dijo, será complementar a la reserva existente y asegurar la protección de 60 mil kilómetros cuadrados de océano en dos zonas vulnerables de las aguas que rodean las Islas Encantadas. Sin embargo, ya han pasado más de 15 días desde que se hizo el anuncio y no ha sido oficialmente creada mediante decreto ejecutivo como se dijo que se iba a hacer.

En una entrevista exclusiva con GK en la sede de la COP en Glasgow, el ministro de Ambiente, Agua, y Transición Ecológica, Gustavo Manrique, dijo que el decreto se firmaría “en los próximos días cuando lleguemos a Ecuador”. Pero el Ministro y el Presidente ya llegaron hace dos semanas y no ha ocurrido. Al ser consultada sobre el decreto, una funcionaria de la Presidencia le dijo a GK que “entiende” que se firmará “entre finales de este año e inicios del que viene porque quieren hacerlo en un evento”.

Sin embargo, la creación de la reserva implica más que una firma. El Presidente dijo que esta funcionará con un canje de deuda por naturaleza, que es cuando una o varias organizaciones compran una parte de la deuda externa de un país a cambio de que ese país se comprometa a promover el cuidado del medioambiente o, en este caso, cuidar la nueva reserva. Pero hasta ahora solo se sabe, según declaraciones del Presidente, que el canje será por el “monto de deuda más alto de la historia”. 

Tarsicio Granizo, director de WWF Ecuador y ex ministro de Ambiente, dice que el canje de deuda será importante porque ya se hizo una vez en los años 80 y demostró ser bastante bueno. Sin embargo, asegura que debe ser un proceso transparente y público: “el canje debe ser conocido por todos”. El experto también explica que cuando ya se haga el canje, se debe definir muy bien cómo se va a administrar el fideicomiso con el que funcionará. Dice que hay que definir: ¿cómo se van a usar y distribuir los fondos equitativamente entre los diferentes proyectos? y ¿quién va a tomar las decisiones sobre la nueva reserva? 

Sobre este punto señala un riesgo porque “en un país que está asolado por la corrupción”, dice Granizo, hay el peligro de que los recursos no se manejen bien y la reserva quede desprotegida. 

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Sin embargo, el director de WWF Ecuador, tiene la esperanza de que los fondos sí se manejen bien, sobre todo porque el canje de deuda implica la participación de varios actores internacionales que fiscalizarán y evitarán el mal manejo de los recursos. 

El corredor marítimo del Pacífico

Otro avance de Ecuador en la COP26 fue la firma de la Declaración para la Conservación del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR) junto a Colombia, Costa Rica y Panamá. El corredor es una idea que surgió en 2004  —bajo la Declaración de San José— pero solo había sido reconocido por los Ministros de Ambiente de los cuatro países y no por jefes de Estado. Por lo que la declaración firmada en Glasgow por los presidentes, dice Tarsicio Granizo, es un gran paso. 

Esta declaración ayudará a conservar la biodiversidad y los recursos marinos y costeros de las áreas marinas protegidas de Malpelo en Colombia, Coiba en Panamá, Galápagos en Ecuador y Cocos en Costa Rica. Granizo opina que para que la declaración se cumpla, es necesario que los países creen y compartan una reserva de la biósfera —un territorio reconocido por la Unesco donde hay un equilibrio entre la conservación de la naturaleza y los seres humanos. Pero no bastará con crear la reserva. 

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El exministro asegura que es necesario que haya también un plan financiero— porque sin recursos no se va a poder implementar— y una gobernabilidad clara. 

Para el financiamiento del Corredor, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) anunció que aportará un millón de dólares. Sin embargo, Luis Suárez, vicepresidente y director ejecutivo de Conservación Internacional Ecuador, dice que ese valor no es suficiente. 

Suárez opina que los recursos de la CAF son un importante aporte inicial, pero que todo lo que implica conservar este área “es caro”, y que espera que este primer aporte sirva para motivar financiamiento desde otras partes.

La conservación de los bosques

En la primera semana de la COP26, Ecuador firmó la Declaración sobre los Bosques y el Uso de la Tierra para detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para 2030. Hasta el final de la conferencia, la declaración fue firmada por 141 países que, según datos oficiales de la COP26, “abarcan el 90% de los bosques del mundo”. 

La declaración es importante porque además de mostrar un compromiso por proteger los bosques, 12 países dijeron que también iban a entregar 12 mil millones de dólares de financiamiento público para apoyar las acciones en los países en desarrollo relacionadas con la protección de estos ecosistemas, y la restauración de las tierras degradadas. Además, por primera vez, otros países prometieron entregar al menos 1,7 mil millones de dólares, también entre 2021 y 2025, para promover los derechos de propiedad forestal de los pueblos indígenas y apoyar su trabajo como guardianes de los bosques. 

Evitar la deforestación y degradación de los bosques es esencial en la lucha contra el cambio climático. La conservacionista y ex ministra de Ambiente, Yolanda Kakabadse, explica que los bosques son importantes sumideros de carbono que además juegan un rol esencial en la regulación de las lluvias. Por lo que perderlos agudiza el cambio climático no solo porque cambia los patrones de lluvia sino porque aumenta los niveles de CO2 que se emiten a la atmósfera. 

Cuando los bosques se deforestan, todo el carbono que guardaban se libera y el calentamiento global empeora. Karina Barrera, Secretaria de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, dice que si se llegaran a perder todos los bosques del mundo, al menos “6 billones de toneladas de carbono” se liberarían a la atmósfera, causando una catástrofe climática irreversible. 

En Ecuador, la deforestación es un problema que amenaza constantemente a los bosques tropicales. En los últimos 28 años el país ha perdido más de 2 millones de hectáreas de bosque tropical, la mayoría en la Costa, debido a la presión para extraer madera y a la expansión de la frontera agrícola. Hasta ahora, los expertos estiman que la cantidad perdida equivale a cerca del 7,8% de la superficie del territorio nacional. Sin embargo, la cifra podría ser mayor debido a la falta de estudios y recolección de información, y ahora los científicos temen que se sigan perdiendo, esta vez en la Amazonía. El científico alemán Richard Fischer, quien ha trabajado con bosques en Ecuador durante más de cinco años, dice que “sería fatal” si se pierden los bosques amazónicos.

Por esto, dice Tarsicio Granizo, es bueno que Ecuador, en Glasgow, se haya comprometido a cuidarlos.  Sin embargo, el experto considera que la declaración debería traducirse en una “planificación” que defina cómo va a lograr Ecuador la deforestación cero en un futuro. Granizo dice que este plan debe ser respetado por cualquier gobierno que venga y que además debe contar con los fondos necesarios para implementarse. 

Dice que el plan debe sobre todo buscar la verdadera transición a un modelo económico que no deforeste los bosques ni en la Amazonía ni en ninguna otra parte del país. Si el gobierno no define un plan ni destina fondos, la declaración podría solo quedar en papel. 

En el mundo, este compromiso está, de alguna manera, aún en papel. En 2014, un grupo de países firmó la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, que propuso llevar la deforestación a cero para 2030. Se suponía que en 2020 —cuando debió llevarse a cabo la COP26 pero no se dio por la pandemia del covid-19— esa meta debía estar cumplida en un 50%. Pero en estos últimos años, los índices de deforestación en el mundo han aumentado. 

Carolina Zambrano, líder de justicia climática de la organización Hivos, dice que hay que evaluar la contradicción de esta declaración para combatir la deforestación con la política actual ecuatoriana de duplicar la producción de petróleo y expandir las concesiones mineras en el país. 

Zambrano dice que no es posible parar la deforestación hasta 2030 —como propone la declaración— cuando las industrias petrolera y minera siguen creciendo. Los nuevos proyectos extractivos, más allá de la perforación y degradación de los suelos, siempre requieren la construcción de carreteras y otras infraestructuras que provocan deforestación. 

El metano

Otro acuerdo al que Ecuador se suscribió durante la COP26 fue el Compromiso Global del Metano (The Global Methane Pledge) que busca limitar las emisiones de metano en un 30% hasta 2030 —en comparación a los niveles de 2020. Después del dióxido de carbono, el metano es el gas de efecto invernadero que más se emite en el mundo, y es más de 20 veces más nocivo que el CO2. 

Según Carolina Zambrano, en Ecuador las tres fuentes principales de metano son la ganadería, las plantaciones de arroz, y los rellenos sanitarios. Aunque Tarsicio Granizo también dice que otro gran emisor de este gas es la industria petrolera. 

Y aunque Ecuador no es de los mayores emisores de metano en el mundo, Granizo considera que es importante que el país se haya comprometido a reducir las emisiones de este gas. Sin embargo, Zambrano considera que es necesario tener planes sobre cómo se piensa cumplir con la meta de reducción para que no se quede solo en una declaración. 

El director de WWF Ecuador dice que, por ejemplo, algo que se puede hacer es convertir en rellenos sanitarios a los botaderos a cielo abierto que hay en el “50% de Gobiernos Autónomos Descentralizados”. Otra solución también podría ser mejorar la tecnología de la industria petrolera.

El ministro Gustavo Manrique dijo en una entrevista con GK que los mecheros de los bloques de petróleo donde se quema gas natural son grandes emisores de metano, y que se puede “solucionar… con la creación de una política pública para la captura del gas que sale de los mecheros para que la reinyecte en energía”. 

Pero estas propuestas se deben llevar a la acción, y según Carolina Zambrano allí será esencial el rol de la sociedad civil para vigilar que las promesas se cumplan. 

Del Pacto Climático de Glasgow

Al final de la COP26, 197 países firmaron el Pacto Climático de Glasgow y se comprometieron a continuar uniendo esfuerzos para combatir la crisis climática actual. Y aunque todo lo acordado es importante para Ecuador, al ser uno de los países firmantes, uno de los puntos más importantes del pacto para el país es el de adaptación. 

El pacto no solo reconoce la importancia de incluir a la adaptación en los planes de cada nación  para enfrentar el cambio climático, sino que insta a los países desarrollados a “que al menos dupliquen su provisión de financiación climática para la adaptación” hasta 2025 para apoyar a los países en vías de desarrollo. 

La experta Carolina Zambrano opina que esto es uno de los puntos positivos de la COP26 porque era necesario encontrar un balance entre la mitigación y la adaptación. Pero para Ecuador, este punto es particularmente importante porque Walter Schuldt, delegado del Ministerio de Relaciones Exteriores en la COP, le dijo a GK antes de que la cumbre terminara, que una de las cosas que el país quería conseguir allí era precisamente eso: fondos para la adaptación.

Sin embargo, Zambrano dice que si bien el financiamiento es esencial, ahora hay que pensar más allá. La bióloga asegura que ahora es importante empezar a hablar de los medios de implementación y de la tecnología y la capacidad necesarios.

Otro punto importante del Pacto Climático de Glasgow es que exhorta a los países a acelerar los esfuerzos para eliminar progresivamente “los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles”. A nivel global este es un punto clave en la lucha contra el cambio climático porque la quema de combustibles fósiles es una de las principales fuentes de CO2 que se liberan a la atmósfera y agudizan el cambio climático. Pero en Ecuador, dice Walter Schuldt, es un tema delicado. Solo en 2021, los subsidios a los combustibles podrían llegar a los 1.900 millones de dólares, y los del gas de uso doméstico a los 813 millones. 

Carolina Zambrano dice que este es “el momento esencial” para tener una conversación sobre los subsidios más allá de lo político y económico. Agrega que tenemos que empezar a hablar de cómo tener los menores impactos sociales posibles al retirar los subsidios— a través de una política de focalización en donde se analice a profundidad hacia donde tienen que ir esos fondos. Pero también empezar a hablar del cambio de la matriz energética, sobre todo en la movilidad, que nos hace dependientes del petróleo. 

Según la bióloga, este tema en particular ha sido excluido de las conversaciones nacionales sobre la eliminación de los subsidios, pero no debería ser así. Zambrano dice que deberíamos pensar en cómo usamos el financiamiento climático para, por ejemplo, cambiar la flota de transporte público, para que ya no dependa de los subsidios. 

La participación de Ecuador en la COP26 ha demostrado un compromiso con el ambiente, pero los expertos concluyen que sin políticas, planes y financiamiento, los acuerdos y declaraciones firmadas podrían quedar en el aire. Además, se cuestiona la lógica detrás de la firma de ciertas declaraciones como la de la Transición del Carbón a la Energía Limpia que, según expertos como Tarsicio Granizo y Carolina Zambrano, no afectan en nada a Ecuador porque en el país no se genera energía con carbón. 

Sin embargo, ahora que los compromisos han sido establecidos, los expertos creen que ahora es trabajo de la ciudadanía y la sociedad civil, vigilar que estos se cumplan, incluso, aunque no sean obligatorios. 


Este reportaje se realizó con el apoyo de Climate Tracker.

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Doménica Montaño
(Quito) Ex reportera de GK. Cubre medioambiente y derechos humanos.

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