El Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica investiga las muertes de un oso perezoso de dos dedos —nombre de la especie, dada por la característica evidente en las patas anteriores— y un águila harpía, después de que circularan videos y fotos de los animales muertos en redes sociales. Los sospechosos de haber matado a los animales serán denunciados por delitos contra la flora y fauna silvestre.
El artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) dice que el delito contra la flora y fauna silvestre sucede sucede cuando una persona cace, pesque, capture, transporte, trafique, se beneficie o comercialice, especímenes o sus partes de especies amenazadas, en peligro de extinción, migratorias o listadas a nivel nacional por la Autoridad Ambiental Nacional. La sanción es de uno a tres años de cárcel.
Según un comunicado del Ministerio, el sospechoso de matar al oso perezoso intentó comercializarlo en redes sociales. Además, se está elaborando un informe técnico para llevar toda la documentación y pruebas necesarias ante la Fiscalía. El Ministerio dijo que espera que en las próximas horas se inicie con una investigación para dar con el paradero del presunto autor del delito. En redes sociales circularon imágenes de un hombre golpeando sin piedad al oso perezoso..
En el caso del águila harpía, también se están realizando las investigaciones para dar con el paradero del responsable. Hasta el momento se conoce que el águila habría sido capturada por un comunero del cantón Tiwintza, en la provincia amazónica de Morona Santiago.
El oso perezoso de dos dedos (Choloepus hoffmanni) se encuentra en la categoría de especies de preocupación menor —es decir cuando no cumple ninguno de los criterios de especies en peligro, en peligro crítico, vulnerable o casi amenazado— según el Libro Rojo de Ecuador, donde se enlista las especies amenazadas o en peligro del país, y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Mientras que el águila harpía (Harpia harpyja) es una especie casi amenazada— especies que dependen de medidas de conservación para prevenir que entren a la categoría de vulnerable—, según la UICN.
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El tráfico de vida silvestre es considerado el tercer negocio ilícito más lucrativo en el mundo después del narcotráfico y tráfico de armas. Según datos del Ministerio del Ambiente, en los últimos siete años, se han retenido más de 6.000 animales silvestres vivos, mediante operativos de control de tráfico de vida silvestre.
En el Ecuador, las provincias de mayor incidencia de tráfico de especies son: las provincias amazónicas de Orellana, Napo y Pastaza. En la sierra las provincias de Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Azuay y Tungurahua. Mientras que en la costa las de Manabí y Guayas y, en la región insular, dentro de sus áreas protegidas.
Especies como loros, pericos, guacamayos, boas, tortugas terrestres y marinas, caimán, mono cusumbos, coatíes, entre otras son las más traficadas. Y entre las especies de flora silvestre se encuentran las orquídeas, bromelias y musgo.
En Brasil, se estima que las aves representan 80% de la cantidad total de animales traficados. En Centroamérica, las poblaciones de guacamayas rojas han sido reducidas a menos de 2000 individuos. Quedan aproximadamente 300 en Guatemala y menos de 250 en Belice.