Hoy 20 de mayo es el Día Mundial de las Abejas. La Organización de las Naciones Unidas  (ONU) declaró este día para que las personas tomen conciencia sobre la importancia de las abejas y reflexionen sobre las amenazas que enfrentan. 

En el 2017, la ONU escogió el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas porque en esa fecha de 1734, nació Anton Janša, pionero de la apicultura modernatécnica de criar un tipo de abejas y aprovechar su miel, cera o polenen Eslovenia, al límite con Italia. 

El artículo Dependemos de la supervivencia de las abejas de la ONU dice que las abejas, las mariposas, los murciélagos y los colibríes polinizadores del mundo, cada vez están más amenazados por los efectos de la actividad humana. La polinización es el proceso fundamental para que las plantas produzcan semillas y frutas. Cuando los insectos como las abejas visitan las flores en busca del néctar o polen, trasladan el polen desde las anteras, partes masculinas de una flor hasta los estigmas, partes femeninas de la flor de una misma planta o de otras. Las abejas son insectos que pertenecen al mismo grupo de las hormigas y avispas. Las abejas se diferencian de las hormigas y avispas porque las abejas dependen de las flores para la alimentación de sus crías. 

La polinización es necesaria para la producción y reproducción de cultivos y plantas silvestres.  Casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse. Además el 75% de los cultivos para alimentación dependen de la polinización, dice la ONU.  La polinización aporta a la conservación de la biodiversidad y asegura la alimentación del mundo. El hambre causa el 45% de las muertes en niños menores de 5 años en todo el mundo. 

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), alimentos como la granadilla, espárragos, ajonjolí o mostaza incrementan su producción cuando son polinizadas por insectos. Dice también que el girasol, el trébol, el almendro o los melones dependen completamente de la polinización de los insectos para su producción.  Pero también dice que la población de las abejas está en riesgo por el uso de pesticidas e insecticidas, la tala de árboles, destrucción de plantas y flores en el borde de los caminos. También otra amenaza a la vida de las abejas es la destrucción de montículos de tierra y terrenos llenos de maleza, donde las abejas construyen sus panales o nidos de hibernación. 

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Según explica Rodulfo Ospina Torres, profesor de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), hay dos tipos de abejas: solitarias y sociales, y entre más de 20 mil especies, muy pocas de ellas son solitarias. 

Entre las sociales más conocidas están las abejas sin aguijón  meliponidas–que lo perdieron en su evolución, por eso no pican– y se conocen como angelitas. Jorge Ron, investigador de la Escuela Superior Politécnica del Ejército, (ESPE) dice que las abejas sin aguijón son usadas en la meliponicultura, producen miel de forma más fácil, sin tanta protección como se necesita para la apicultura. 

También en las abejas sociales y específicamente del género melíferas están las Apis mellifera que también producen miel. Las Apis mellifera han sido domesticadas, especie muy usada en la apicultura, técnica de crianza de abejas más conocida para las que se necesita paneles especiales, trajes de protección, humo para evitar que con su aguijón piquen a los apicultores.  

Dentro de las apis melliferas hay una sola reina, a diferencia de las meliponidas en las que hay más de una reina, explica Ron. Una colmena, casa de las abejas puede tener entre 30 mil a 60 mil abejas obreras que viven entre 6 a 9 semanas en verano y de 4 a 6 semanas en invierno. 

La abeja reina vive de 1 a 4 años, que es la que produce los huevos para el nacimiento de las obreras, dice la Fundación Aquae, dedicada a la educación sobre el medioambiente, la biodiversidad. Ron dice que también hay zánganos que sirven para copular con la abeja reina para que nazcan más abejas obreras. 

La FAO dice que los agricultores o las personas que viven en el campo deben utilizar los pesticidas para sus cultivos cuando las flores estén cerradas porque los insectos se posan en las flores abiertas y pueden ser envenenados por el pesticida. 

Los agricultores también deben permitir que crezcan plantas silvestres porque sirven de alimentación para los insectos. El Ministerio de Agricultura y Ganadería pide a los agricultores no tocar los espacios donde saben que hay abejas o no provocar incendios.  Hasta mayo de 2020, según las cifras del Ministerio de Agricultura y Ganadería, en Ecuador había más de 2 mil apicultores, existen cerca de 23 mil colmenas. En el país, en 2019 se produjeron 350 toneladas de miel de abeja, dice el Ministerio.