Este reportaje es parte de la alianza entre GK y Mongabay Latam
La laguna de Illincocha, una de las tantas que hay en el Parque Nacional Cajas, al sur del Ecuador, es pequeña y está escondida entre picos cubiertos por una densa capa de neblina. En sus aguas cristalinas se reflejan los pastizales color verde y amarillo que forman parte de este ecosistema de páramo. No muchos saben de su existencia, pero quienes la conocen temen por el impacto ecológico que puede generar la construcción de una estación de bomberos a pocos metros de este espejo de agua dentro del área protegida.
Por su importancia biológica, el parque Cajas es una Reserva de la Biósfera de la UNESCO desde 2013 y una de las 60 áreas protegidas del Ecuador. Es un sitio clave para las aves migratorias y en él hay más de 700 cuerpos de agua que, además son vitales, para abastecer al acueducto de Cuenca, la tercera ciudad más poblada del Ecuador. El 60% del agua que toman los cuencanos viene de El Cajas. Es tanta la riqueza del parque que en 2002 fue reconocido como sitio Ramsar: un humedal importante a nivel internacional que suministra grandes cantidades de agua dulce y ayuda a mitigar el cambio climático.
Junto a la laguna de Illincocha había una pequeña casa color amarillo de teja y de un solo piso que decía ETAPA —la empresa pública que administra el área protegida— y las manchas oscuras cafés, casi negras, evidencian el largo tiempo que había estado abandonada. La casa era una oficina técnica de ETAPA —actualmente hay tres—, y la abandonaron porque no brindaba garantías ante el frío y la humedad. Actualmente, de esa casa amarilla no quedan más que cuatro paredes de cemento sin enlucir, y un cúmulo de escombros y tierra: la estaban convirtiendo en una estación de bomberos.
Una construcción dudosa
Hoy una cinta roja con las palabras “suspensión provisional” es la señal que tiene detenida la construcción de la estación de bomberos, desde el 16 de julio de 2020. La readecuación había iniciado menos de un mes antes, el 23 de junio, cuando el Parque Nacional seguía cerrado debido a la emergencia sanitaria por COVID-19. Aunque el alcalde de Cuenca, Pedro Palacios, participó de la inauguración de la obra, el mismo Municipio días después la suspendió porque no se trataba de una remodelación y por lo tanto faltaba un permiso para construcción de obras nuevas.
Cristian Zamora, concejal que preside la Comisión de Ambiente en Cuenca, dice que los bomberos tenían que hacer los planos en función de los permisos que les dieron el Concejo Cantonal, ETAPA y el Ministerio de Ambiente, y que el problema fue que hicieron más de lo que tenían permitido. Según Zamora, tenían un permiso de construcción menor, es decir, solo para reconstruir la casa amarilla. Al derribarla, dejó de ser una reconstrucción y pasó a ser una obra nueva mucho más grande.
Nadie sabe con certeza por qué —no hay documentos sobre ello y ETAPA no respondió a nuestra solicitud de información— pero esa pequeña casa amarilla de la que hoy no queda casi nada fue construida hace muchos años. Andrés Bucheli, director del Centro de Ingeniería, Gestión y Manejo Ambiental Sustentable (Cigmas) cree que tuvo que haberse hecho antes de que el Cajas fuera declarado Parque Nacional en 1996, porque después de su declaratoria ese tipo de obras no son permitidas dentro del área protegida.
Tras años de abandono, el 4 de enero de 2018, el entonces ministro del Ambiente, Tarsicio Granizo, entregó en comodato el territorio donde se encontraba esta pequeña edificación al municipio de Cuenca y a su cuerpo de bomberos. Un comodato es un contrato que permite prestar un bien para que pueda usarse sin ser destruido y que tiene que ser restituido cuando el plazo termine. El plazo de ese convenio es de 50 años y permite establecer una estación de bomberos en Illincocha, dentro del Parque Nacional Cajas, para atender diferentes emergencias.
En entrevista el exministro Granizo dijo que los bomberos pidieron tener un puesto ahí “para controlar los incendios que siempre hay en El Cajas, que son tremendos para la fauna y flora silvestre”, para rescatar a los turistas que se pierden “a cada rato”, y por la cantidad de accidentes de tránsito que hay en la vía Cuenca-Molleturo que necesitan de asistencia rápida. Granizo explicó que se hizo el comodato contemplando una “pequeña readecuación” de la casa amarilla de 471,5 metros cuadrados que ya estaba allí.
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Sin embargo, el render —el plano en formato digital— del proyecto del Cuerpo de Bomberos de Cuenca refleja mucho más que una readecuación. La estación de 640 metros cuadrados tiene al menos tres edificaciones: una grande de dos pisos, y dos pequeñas que se parecen mucho a esa casa amarilla que había antes. De acuerdo a un comunicado de los Bomberos, la estructura contará con dormitorios, instalaciones sanitarias, comedor, cocina, gimnasio y un parqueadero para vehículos de emergencia.
Dentro de un ecosistema frágil
Expertos consultados para este artículo han dicho que una estación de bomberos que atienda al parque Cajas es algo positivo, pero el gran problema es dónde la piensan ubicar. El bosque de la laguna de Illincocha, es una de las zonas que permite menor cantidad de visitas diarias en el área protegida. Si alguien quiere conocer el sitio debe hacer antes una reserva, contratar a un guía y considerar que solo se permite un máximo de ocho personas en el lugar al mismo tiempo.
El bosque de Illincocha es uno de los varios bosques de Polylepis que hay en el Cajas. Los Polylepis son un género particular de árboles de los Andes de América del Sur que crecen especialmente en zonas de altas elevaciones. Claudia Segovia, investigadora de ecosistemas alto-andinos, explica que estos bosques son importantes porque permiten el equilibrio ecológico e hídrico del ecosistema. Segovia dice que el Parque Nacional Cajas tiene una de las concentraciones más grandes de bosques de Polylepis en el país, por lo que es importante cuidarlos. Por eso le preocupa que la adecuación de la estación de bomberos en Illincocha amenace los esfuerzos de conservación de este ecosistema.
La bióloga asegura que por más pequeña que sea la readecuación de la estación de bomberos, la deforestación sería inevitable por la extensión del proyecto. Así mismo, cuenta que su colega, Katya Romoleroux, descubrió que los árboles de Polylepis no crecen más de un centímetro de grosor cada año. Esto, explica Segovia, significa que talar solo un “poco” de árboles de Polylepis implica un retroceso de al menos 50 años, sin contar el impacto que puede tener en las especies de flora y fauna que son únicas de estos ecosistemas.
Daniel Orellana, biólogo y profesor de la Universidad de Cuenca, dice que la readecuación de la estación puede causar varias clases de contaminación que serían imposibles de evitar tanto durante como después de la construcción. Por ejemplo, la contaminación acústica y la contaminación del agua de la laguna aledaña al sitio. El ruido, explica Orellana, “puede afectar sobre todo a las aves, que en Illincocha son por lo general especies vulnerables”. Pero el problema no es solo ese, sino “el tamaño de la edificación y las actividades humanas que se planea hacer allí”, que son características de una estación de bomberos y “van a tener un impacto ambiental bastante fuerte a corto y largo plazo”, comenta Orellana.
El exministro Granizo dijo que el área que se entregó en comodato está dentro del parque pero que de ninguna forma se afectará la laguna. Sin embargo, Orellana opina que un proyecto así no debería construirse dentro del parque y mucho menos junto a un cuerpo de agua. Dice que sería inevitable que la laguna se contamine con una infraestructura de esas dimensiones y que “no tiene el menor sentido que la estación esté allí”.
Por otro lado, la investigadora Claudia Segovia afirma que si no existe un plan adecuado para manejar los desechos que se generen durante y después de la construcción, la laguna va a contaminarse. Esta contaminación puede alterar la composición química del agua y afectar a las sensibles especies de peces andinos y anfibios que tienden a habitar en las lagunas de los páramos. Además, según explica la bióloga, por la interconexión del sistema lacustre del Parque Nacional, a mediano y largo plazo, la contaminación de Illincocha puede llegar a otras lagunas y afectar todo el sistema hídrico que hace del Cajas un lugar único.
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Los incendios en el Cajas
El biólogo Daniel Orellana dice que el problema no es que se quiera construir una estación de bomberos para atender los incendios en el Cajas, sino el lugar donde se quiere hacer. Entre 2009 y 2016 se quemaron alrededor de 1225 hectáreas dentro del Parque, que en relación a su extensión total, representa el 4,29%. Este porcentaje podría tardar más de 30 años en recuperarse. Por eso, Orellana considera que es importante tener una estación de bomberos cerca. Sin embargo, afirma que hay otros lugares donde tendría mucha más lógica construirla.
De acuerdo con el biólogo, la distribución de incendios no tiene nada que ver con el sitio donde se estaba construyendo. El investigador explica que hay mayor prevalencia de incendios forestales hacia la cuenca pacífica del Cajas, es decir, al sur del parque, porque allí hay más avance de frontera agrícola y otras actividades humanas. Tanto él como el subteniente del Cuerpo de Bomberos de Cuenca, Joaquín Tello, están de acuerdo en que el lugar donde se quiere hacer la estación “no tiene ninguna ventaja” en términos estratégicos para responder a un incendio forestal. Según dicen, el tiempo de respuesta puede ser el mismo partiendo desde allí o desde cualquier otra zona del Parque que sea menos sensible.
El biólogo Orellana cree que hacer la estación en la zona sur del Parque Nacional Cajas podría ser más beneficioso no solo para asistir los incendios forestales, sino también otras tragedias humanas que hay en las comunidades, sobre todo en la parroquia de Molleturo.
¿Una estación contra las leyes ambientales?
A inicios de julio de 2020, Viviana Cordero estaba caminando cerca de Illincocha cuando se dio cuenta que estaban construyendo una estructura frente a la laguna. Se preocupó. Después fue al Municipio de Cuenca para preguntar de qué se trataba y le contaron sobre el proyecto de la estación de bomberos. En ese momento inició su lucha para proteger el parque nacional. Ella y otros ciudadanos y activistas formaron un colectivo autodenominado Cuencanos por El Cajas.
Empezaron a buscar los documentos que sustentaban la obra y encontraron varias irregularidades. Según Cordero, quien también es abogada y máster en gestión y desarrollo urbano, la primera inconsistencia comienza con el comodato. Cuando se firmó en enero de 2018, seguía vigente la Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre que establecía que el patrimonio de las áreas naturales “es inalienable e imprescriptible y no puede constituirse sobre él ningún derecho real”. Un derecho real, explica la abogada, es un derecho de propiedad que permite la posesión, el uso, el préstamo y el comodato del mismo. Esto significa que nadie, ni siquiera el ministro del Ambiente, podía disponer de la propiedad de “el Cajas” para entregar este territorio en comodato a los bomberos.
El proyecto de readecuación de la estación, según dice Cordero, incumple también con el Código Orgánico del Ambiente (COA) vigente. Según su artículo 53, solo se pueden autorizar obras dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) si no afectan la funcionalidad del área.
La edificación causaría, de acuerdo al Director del Cigmas, Andrés Bucheli, y los biólogos Daniel Orellana y Claudia Segovia, como mínimo, contaminación lumínica, auditiva, de suelo, y de agua, poniendo así en riesgo el nicho ecológico de flora y fauna únicos del Cajas.
La cercanía del proyecto a la laguna de Illincocha es otro conflicto. La estación de bomberos contempla que el parqueadero de la estación quedará a tan solo 20 metros de distancia de la laguna. Illincocha está dentro de un Parque Nacional y de acuerdo con la Ley de Recursos Hídricos, es un área de protección hídrica. Esto obliga a que haya al menos 100 metros de distancia entre ella y una construcción. La Ordenanza que regula la gestión en el Cajas también exige que se respeten 100 metros de cada lado de las lagunas para cualquier actividad, por lo que la estación estaría lejos de cumplir con el margen requerido.
Sin embargo, llama la atención que en el acta de sesión del Concejo Cantonal de Cuenca del lunes 7 de enero de 2019, consta que se resolvió “la disminución del margen de protección de la laguna [Illincocha] a 20 y 25 metros en sentido Oeste y Este respectivamente” para la construcción de la infraestructura del Cuerpo de Bomberos. Esto iría en contra de la Ley de Recursos Hídricos y de la Ordenanza del Parque.
Una pausa temporal
Si bien la obra se encuentra suspendida temporalmente, algunos ciudadanos buscan su suspensión definitiva por los posibles efectos ambientales negativos que se causarán. El proyecto ahora solo tiene un certificado ambiental pero, según la abogada Viviana Cordero, necesita una licencia ambiental.
Para obtener la licencia, es obligatorio contar con un estudio de impacto ambiental y con un certificado de intersección —documento que confirma si una obra interfiere o no con un área protegida—. El proyecto no tiene ninguno de los dos. Además, se necesitaría un informe de viabilidad ambiental emitido por ETAPA, la empresa responsable de la administración del Parque Nacional Cajas, pero la entidad no se ha pronunciado al respecto. Enviamos una solicitud de información para este reportaje pero hasta su cierre no hemos recibido respuesta.
Joaquín Tello, subteniente del Cuerpo de Bomberos de Cuenca, está de acuerdo con que se detenga la obra y dice que esta situación es muy triste para los bomberos. Cuenta que el día 26 de julio, el diario El Mercurio publicó una columna llamada Bomberos Depredadores en la que se critica la construcción de la estación y se descalifica a los bomberos. “Me duele mucho a mí y a otros bomberos porque no somos nosotros los que queremos esto, sino la administración”. Mongabay Latam solicitó una declaración al Jefe del Cuerpo de Bomberos de Cuenca, Patricio Lucero, pero no ha respondido hasta el cierre de este reportaje.
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El colectivo Cuencanos por El Cajas asegura que presentará una acción de protección —recurso constitucional que permite la reparación de derechos vulnerados—. Al ser la naturaleza un sujeto de derechos, se pide una acción de protección para que no se intervenga el área protegida y para que se reparen los daños causados sobre ella. Los miembros del colectivo consideran que las incongruencias del caso deben ser tratadas también por el Concejo Cantonal cuencano y la Contraloría General del Estado.