Este es El Respiro, la dosis diaria de hoy para sonreír y olvidarnos —por un rato, al menos— de la emergencia.

Misterio resuelto

El misterioso origen de las gigantescas rocas que conforman la reserva arqueológica de Stonehenge en el Reino Unido fue finalmente descubierto. El hallazgo se logra tras siglos de especulaciones de arqueólogos y aficionados sobre la procedencia de esta reserva. 

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Tras un estudio geoquímico de los megalitos  —grandes bloques de piedra sin labrar que conforman Stonehenge— científicos descubrieron que las piedras llamadas “sarsen” tienen un origen común: el bosque de West Woods, ubicado a 25 kilómetros de Stonehenge.

Para este descubrimiento, se analizó una muestra de piedra de Stonehenge que desapareció durante una excavación arqueológica en 1958. La compañía que realizó la excavación regaló la piedra de un metro de largo a Robert Phillips, un inglés que participó de las excavaciones. El hombre de 89 años decidió devolver esta pieza a los arqueólogos en 2019.   

Según el estudio, publicado esta mañana en la revista científica Science Advances, la pieza de Phillips fue clave para que los científicos puedan hallar lo que llaman “la huella digital geoquímica” de las piedras sarsen en Stonehenge. Con esta información, los arqueólogos analizaron rocas de 20 sitios arqueológicos al sur de Inglaterra hasta que hallaron una coincidencia exacta con las rocas de West Woods. 

Además, los científicos usaron técnicas de rayos X fluorescentes para confirmar que la huella digital geoquímica de la muestra de Phillips coincidiera con las demás piedras sarsen en Stonehenge. 

David Nash, quien lideró el estudio, dijo que aunque todavía no se sabe cómo se movilizaron estos megalitos hasta la reserva de Stonehenge, el descubrir el origen de las piedras es muy importante. “Ha sido fascinante utilizar ciencia del siglo XXI para entender el pasado neolítico y finalmente responder a preguntas que los arqueólogos han debatido por siglos”, dijo el científico. 

Las piedras sarsen que conforman Stonehenge fueron erguidas hace casi 5 mil años, miden alrededor de 7 metros y pesan entre 20 y 30 toneladas.  

Música contra las armas

Un joven trompetista de Nueva Orleans, Estados Unidos, está utilizando su talento musical para reducir la violencia por armas en su ciudad. Su campaña La trompeta es mi arma consiste en intercambiar armas en posesión de niños por trompetas.

El músico y productor Shamarr Allen la inició después de que ocurriera un tiroteo cerca de su casa el 13 de julio. Por el fuego cruzado murió Devante Bryant, un niño de 9 años. Allen cuenta que el hecho lo impactó mucho porque tiene un hijo de esa edad.

El músico publicó en su cuenta de Instagram un mensaje que decía: “para todos los jóvenes de Nueva Orleans, traigan un arma y yo les daré una trompeta, sin hacer preguntas”. El trompetista también contactó al alcalde y al jefe de la Policía de la ciudad para coordinar el intercambio de armas con su asesoría. Allen pidió a la Policía no hacer preguntas a los niños que entregaban las armas, porque era importante construir un ambiente de confianza. 

Allen ya ha recolectado cuatro armas que han sido entregadas a las autoridades. Varios músicos se han ofrecido para dar clases virtuales a los niños que reciben las trompetas. Allen también inició una campaña de crowdfunding para recolectar fondos y seguir con esta iniciativa a mayor escala. Hasta el momento, se han recolectado 35.632 dólares, más de cinco veces que la meta inicial de 6.500. 

No al tráfico pesado de mineral contaminante

Una buena noticia para el medioambiente: la Reserva Nacional de Paracas, ubicada en el sur de Lima y considerada una de las áreas naturales más importantes del Perú, no será invadida por camiones de carga pesada y minerales contaminantes. El Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (Senace) negó una propuesta que buscaba usar parte de la reserva ecológica como vía de tránsito para construir un almacén de minerales en las afueras de esta reserva.

El proyecto de la empresa Terminal Portuario de Paracas (TPP) buscaba construir un almacén de concentrados de minerales —como cobre y zinc— y una planta de tratamiento de aguas residuales, en un puerto ubicado en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional. Según la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, “la posibilidad de vertimientos o filtraciones de dichos materiales en la Bahía de Paracas representa un enorme riesgo para la fauna que la reserva protege”. 

El proyecto de TPP, presentado en 2018, fue rechazado por primera vez en 2019. Tras una apelación se lo negó por segunda vez el pasado lunes 27 de julio de 2020. El proyecto tuvo varias observaciones negativas porque no especificaba los efectos ambientales que tendría los ecosistemas protegidos y en las especies endémicas de la zona, como el geco de Paracas, que está en peligro de extinción. 

La decisión protege a las casi 400 especies de animales que utilizan esta reserva como zona de refugio, descanso y alimentación. Entre las especies más conocidas del Paracas están el flamenco sudamericano, la gaviota peruana y los pingüinos de Humboldt. Además, en esta reserva habitan lobos marinos y delfines. 

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Esto fue El Respiro, las buenas noticias del 30 de julio de 2020. Se publica todos los días a las 8:45 de la noche. Es una dosis de buenas noticias para contrarrestar la ansiedad y preocupación que nos causa la emergencia sanitaria generada por el covid-19 en el Ecuador y América Latina.