Un deslizamiento de 800 metros de montaña provocó un represamiento del agua en la cabecera del río Coca, en la provincia del Napo, según el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias (SNGRE) el 15 de julio. Las intensas lluvias serían las culpables del deslizamiento.
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La sala de crisis de la Dirección de Riesgos del Municipio de Francisco de Orellana —que limita con la provincia del Napo— advirtió a los residentes de las parroquias y barrios ubicados en las orillas del río Coca, durante la tarde de este miércoles 15 de julio, que deben estar preparados para una posible evacuación. Sin embargo hasta la noche de ese mismo día, la alcaldía de Francisco de Orellana no ha dado la orden de evacuación.
A las 4 de la tarde, después de un recorrido por la zona afectada, el SNGRE descartó un represamiento total. Es decir, el deslizamiento no bloqueó la corriente del río, por lo que no hay riesgo de que su caudal crezca y afecte a los poblados de la zona. Según el SNGRE, solo se observaron represamientos parciales y estos serán “arrastrados fácilmente por la corriente del río”.
El represamiento del río Coca se suma otros problemas en los últimos meses causados por un proceso de erosión regresiva en el río. Este fenómeno sucede cuando el exterior de un río se pega mucho a la ladera y la va desgastando. Se puede ver especialmente en las curvas de los ríos porque la velocidad del agua es mayor y arrastra más partículas del suelo. La base del talud se queda sin soporte y hay un hundimiento conocido como socavón.
El proceso de erosión regresiva se puede dar por lluvias excesivas, deslizamientos o por bloqueos en el río, según Francisco Viteri, decano de la facultad de geología de la Universidad Central del Ecuador. La erosión se agrava cuando hay un flujo irregular del agua y hace que la corriente del río retroceda o se estanque.
Por la erosión y las constantes lluvias en las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos, el 2 de febrero de 2020 la cascada de San Rafael, la más alta del Ecuador se secó. La erosión también causó la ruptura del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), el 7 de abril. Esto ocasionó un derrame de casi 15 mil galones de petróleo en el río Coca, afectando a varias comunidades indígenas de la zona.
A 9 kilómetros de la cascada está la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más grande del Ecuador. Cuando se anunció su construcción, en 2010, grupos ecologistas se opusieron porque temían que redujera el caudal del río Coca y que la cascada se quedase sin agua. Cuando eso sucedió en febrero de 2020, las autoridades insistieron en que fue por causas naturales, y que no tenía relación alguna con la actividad de la hidroeléctrica. Hasta ahora, el gobierno de Lenín Moreno se mantiene en su posición de que este fenómeno es de origen natural, a pesar de que algunos expertos creen que pudo acelerarse debido a la retención de sedimentos de Coca Codo Sinclair.
Para Viteri, lo más preocupante es que el proceso de erosión, que se da por causas naturales, es impredecible. Esto pone en riesgo a los habitantes de las riberas del río Coca, a la infraestructura de la vía Baeza-Lago Agrio y, eventualmente, hasta podría causar problemas en la central hidroeléctrica.
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Además, a Viteri le preocupa la velocidad con la que avanza la erosión en la zona. Con las lluvias de las últimas tres semanas el proceso ha vuelto a un ritmo rápido de erosión, dice. Solo entre el 3 y el 6 de julio la erosión avanzó 540 metros.