entrevista ximena peña febrero 2020Cuando el movimiento oficialista llegó a la Asamblea Nacional, tras las elecciones de 2017, había 74 asambleístas que, se suponía, debían continuar legislando con los preceptos de la autodenominada Revolución Ciudadana. 

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Pasaron apenas unos pocos meses cuando llegó la ruptura política entre Rafael Correa, líder fundador de la organización política y Lenín Moreno, su heredero político. Los primeros quiebres se dieron porque, desde Bélgica, Correa empezó a criticar al gobierno de Moreno y sus primeras decisiones. 

El punto de mayor quiebre fue Jorge Glas, vicepresidente reelecto en el gobierno de Moreno, en contra de quien pesaban acusaciones dentro del caso Odebrecht. Moreno, a diferencia de Correa que lo ha defendido siempre, optó por separarse de él políticamente y, menos de tres meses después de posesionarse juntos, Moreno le retiró las funciones. La fractura se trasladó al bloque legislativo también y finalmente se concretó el divorcio político. Alianza País, perdió su mayoría a finales de 2017 y a principios de 2018 varios legisladores —y Rafael Correa— anunciaron su desafiliación del movimiento

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Han pasado dos años y medio y de los 74 legisladores iniciales, quedan apenas 43 —incluyendo a los aliados. La coordinadora del bloque, Ximen Peña habla sobre el futuro de Alianza País. 

Ahora Peña, en su segundo período legislativo —el primero fue entre 2013 y 2017, cuando aún Correa lideraba Alianza País— es Presidenta de la Comisión de Justicia y también parte de la Comisión de Ética de Alianza País que tendrá que analizar la sanción a Karina Arteaga, la legisladora que se ausentó en la votación de la Comisión de Fiscalización en el proceso de juicio político contra Diana Atamaint, Presidenta del Consejo Nacional Electoral. Su ausencia y el voto de la legisladora suplente de Daniel Mendoza —aliado del morenismo— liberaron a Atamaint del proceso.

Hablemos de Daniel Mendoza y Karina Arteaga y la votación en el proceso político contra Diana Atamaint. A Mendoza se le pidió la renuncia de la coordinación del bloque Alianza País-Aliados y la asambleísta Arteaga pasará por un proceso interno de sanción.  ¿Qué ha pasado con ambos legisladores?

Alianza País tiene dos bancadas: la de Alianza País, y la de Alianza País y aliados. El legislador Mendoza ha sido siempre aliado y coordinaba la segunda. 

Luego de esto, se le pidió que por favor abandone la coordinación de Alianza País y aliados. 

No se le pudo sancionar más fuertemente porque él principalizó a su alterna, y es su alterna la que vota en contra de la posición oficial de la bancada. Como usted sabrá, la alterna fue expulsada inmediatamente de la bancada y al asambleísta Mendoza se le pidió que renuncie a la coordinación. Ya lo ha hecho, entiendo que están ya trabajando y procurando acuerdos para nombrar un nuevo coordinador.

En relación a la legisladora Arteaga, ella sí es integrante de Alianza País. Su caso se ha remitido a la Comisión de Ética del movimiento que tiene que convocarla para que haga descargos y, de acuerdo al procedimiento, establecer si es que hay casual o no de sanción. Eso ya es una cuestión interna que lo tiene del movimiento.

Ella ha quedado suspendida de manera indefinida de nuestra bancada hasta que se resuelva este asunto en Alianza País. Se le ha pedido también, que renuncie a la Comisión de Fiscalización.

¿Qué significa la suspensión indefinida de Alianza País?

Que no es miembro por ahora, que queda fuera de las reuniones de la bancada de manera indefinida.

¿Pero ella sigue participando de la Asamblea como legisladora?

Claro, porque eso es un tema de representación popular. Pero también se le pidió que renuncie a la comisión de fiscalización. No lo ha hecho. 

Entiendo que ella está esperando que la instancia del movimiento conozca su causa. En base a eso, pues sí es que la Comisión Ética del movimiento ratifica la sanción, me imaginó ella que procederá con lo que le ha pedido la bancada.

¿Pero queda a consideración la asambleísta Arteaga? 

Realmente no le podríamos obligar a que firme la renuncia, pero es un pedido formal de la bancada. 

En caso de que no renunciara a la Comisión de Fiscalización y si se ratifica esa sanción, ¿quedaría fuera de la bancada?

Probablemente sí. Dependerá de lo que resuelva la Comisión de Ética del movimiento. Si no se acoge al pedido de la bancada es probable quede suspendida. 

Hay también acusaciones en contra de la legisladora Arteaga, sobre supuestos diezmos en su despacho. ¿Se ha analizado al interior de Alianza País?

Es probable que la Comisión de Ética haga un expediente en torno a todo lo que está pasando. Es probable que no solamente se enfoque en la votación, sino también en que la asambleísta pueda explicar sobre estos supuestos cobros indebidos.

Es importante precisar que estos temas se encuentran ya en la Fiscalía. El llamado que hemos hecho, todos los legisladores, es que a la Fiscalía actúe de manera oportuna. No puede ser posible que estas denuncias están ya más de un año sin que avancen.

El Consejo de la Administración de la Legislatura ha calificado un pedido que abrirá un proceso de investigación.

¿Del legislador Villamar?

Así es. Entendemos que fue ya abocado el conocimiento por el CAL. Esto significaría que cuando volvamos de la vacancia se tendrá que integrar esta comisión para evaluar estos supuestos diezmos y gestión de cargo.

El asambleísta independiente Fabricio Villamar presentó ante el Consejo de Administración de la Legislatura (CAL) una denuncia en contra de la asambleísta Karina Arteaga de Alianza País por, supuestamente, haber gestionado cargos en su despacho. En respuesta, ella denunció por fraude procesal a Villamar y a Verónica Pinoargote, la excolaboradora que la acusó de hacer cobros indebidos.

La asambleísta Arteaga no es la única que tiene acusaciones por diezmos, hubo varias denuncias en 2019. Como organización política, ¿han pensado en una autodepuración o un mecanismo interno que vaya en paralelo al proceso en la Fiscalía?

Es probable que se comience con el caso de Karina. Realmente la Comisión de Ética no ha actuado de oficio. Sin embargo, no se podría descartar el hecho.

De acuerdo a los estatutos de nuestro movimiento, por ejemplo, un militante puede ser expulsado o suspendido. Expulsado luego de sentencia ejecutoriada; entonces es bien delicado, realmente, si es que hay un proceso en curso. 

Sin embargo, tendríamos que tratar el caso de Karina, ver cómo está y sugerir alguna medida. 

No sé si de suspensión hasta que se aclare para precautelar el nombre del movimiento. Podría ser una salida, es un tema que la comisión deberá ver.

Y así sentar un precedente quizá también dentro de las organizaciones políticas, ¿no?

Así es. Indudablemente que el movimiento debe fortalecer estos procesos de depuración ¿no? Puede ser un poco más fuerte en el cumplimiento más que nada en las acciones que pueden de alguna manera empañar la imagen del movimiento.

¿Quiénes son parte de la Comisión de Ética de Alianza País?

Estaba integrada por Mary Verduga pero entiendo que ella ya no vive en Ecuador, entonces ella había renunciado. Están los asambleístas Carlos Vera, Lenin Plaza, está una militante del Oriente, no recuerdo su nombre, y yo. Somos cuatro integrantes.

¿Y hay un presidente o un coordinador?

La presidenta era Mary Verduga y como renunció, César Litardo envió el caso al Secretario Ejecutivo para que él convoque… 

Ximena Peña habla sobre el futuro de Alianza País

Ximena Peña es la coordinadora del bloque legislativo de Alianza País. Fotografía de Diego Ayala León para GK.

Al Secretario Ejecutivo, que  es el señor Gustavo Baroja… 

Sí, para que convoqué a la Comisión de Ética de tal manera que, ante la ausencia de su presidenta, podamos reorganizarnos y nombrar una nueva cabeza para que se pueda investigar el caso.

Entonces, ¿primero tendrían que nombrar una presidenta de la comisión antes de tratar el caso?

Sí, así es. En estos días probablemente la comisión se autoconvoque para avocar conocimiento de este asunto.

Cuando ustedes iniciaron el período legislativo, antes del quiebre de Alianza País, por la ruptura política entre Lenín Moreno y Rafael Correa, eran 74 legisladores. Luego, del lado correísta se quedaron 32 legisladores. ¿Con cuántos están ahora ustedes?

Realmente quedamos con 43 tras la ruptura, entre AP y aliados, pero hemos tenidos algunos aliados que se han declarado independientes. Es el caso de Silvia Salgado, Kharla Chávez, que actúa siempre fuera de la bancada, Mariano Zambrano.

Creo que hemos quedado como 39 legisladores.

Después de estos dos años y medio, ¿qué evaluación hacen sobre su bancada? Sobre todo, por los cuestionamientos sobre qué tan cohesionada está.

Las condiciones de nuestra bancada han sido bastante complejas. El rompimiento inicial se da por dos líderes de nuestra organización política. Eso hace que un grupo clave siga a Rafael Correa y nosotros nos quedemos de manera orgánica con el movimiento, generando gobernabilidad para el presidente Moreno, que era nuestro compañero y tenía la responsabilidad de gobernar. Esto fue al inició del gobierno.

Es una bancada diversa. No somos todos de Alianza País. Ha tenido que tomar algunas decisiones para generar gobernabilidad, a veces, no necesariamente estando absolutamente de acuerdo con ciertas decisiones. 

Nuestro programa de gobierno cambió, no fue el programa de gobierno inicial. 

El presidente Moreno, para poder generar gobernabilidad, tiene que trabajar con otros grupos que tenían una visión muy diferente a la visión programática que presentamos a la ciudadanía.

Una de las críticas de su militancia es que gobiernan con un programa que no ganó. Usted lo confirma. ¿Qué se le puede decir a esa militancia?

La verdad es que cuando nosotros tomamos el gobierno se creía que la situación del país era una. 

Cuando se comienza a gobernar, el presidente Moreno se da cuenta que la situación económica era demasiado compleja, que teníamos un alto nivel de endeudamiento que no era sostenible, que teníamos que tomar medidas de reducción del Estado que iban a generar desempleo, pero que eran absolutamente necesarias de acuerdo a los recursos que teníamos disponibles y a la incapacidad que teníamos de seguirnos endeudando como se lo venía haciendo. 

Eso, por un lado, entonces creo que esa ha sido la flaqueza, la situación económica compleja del país. 

Nosotros, con 39 votos o 40 votos no íbamos a poder aprobar ninguna ley. Las leyes económicas urgentes se hacen para también fortalecer al sector privado. La economía había sido mantenida por la inversión pública.

En el momento que el Estado retenía los recursos para seguir moviendo el aparato económico, la única salida era impulsar, de alguna manera, al sector privado. De ahí nace la necesidad de  la primera ley económica urgente. En ella se creaban algunos incentivos que, sabíamos, iban a significar un sacrificio fiscal que a la larga iban a impactar algunos servicios, algunos beneficios.

Claro que nos ha dolido, han sido decisiones muy complejas. En lo personal, he sido muy crítica a lo interno, a veces eso me ha generado resistencias incluso con algunos integrantes del Ejecutivo, pero nos ha tocado jugar ese rol de equilibrio. 

¿En qué sentido usted ha sido crítica?

Con el procesamiento de leyes, por ejemplo. En el tema económico, no estábamos de acuerdo con ciertos incentivos, nos parecían que eran exagerados, pero a la par comprendíamos la necesidad. Nuestro rol ahí fue buscar un equilibrio para que las cosas no se vayan tan inesperadamente hacia un lado, sino que las empresas privadas tengan los recursos, los incentivos, pero que también se comprometan con la generación del empleo.

Hasta ahora lo que hemos visto es que ha habido, por parte del Estado, un importante impulso al sector empresarial, pero no sentimos, por ejemplo, que el sector empresarial tenga el mismo compromiso al momento de generar plazas de trabajo.

Cuando presentaron la primera ley económica urgente con más de 400 artículos, tuvimos que decir “no estamos de acuerdo con los 400 artículos” . En algún momento estuvo en cuestionamiento mi posición de coordinadora. ¿Por qué? Porque era absolutamente irresponsable aprobar en 30 días más de 400 artículos, reformar todo el Código monetario y Financiero, que iba a dar mayor fortaleza al sector financiero. 

Esos son los temas ideológicos en los que, en algún momento, hemos tenido que jugar un rol orgánico de diálogo con las autoridades del Ejecutivo, visibilizando la problemática, pidiéndoles correctivos.

No siempre han tenido la apertura. Lamentablemente no siempre hemos sido escuchados, pero hemos estado ahí luchando a lo interno, promoviendo equilibrio en las medidas que, siendo necesarias, no pueden ser tomadas con desconexión de la ciudadanía, no pueden ser tomadas de manera desequilibrada.

Peña ve difícil aliarse con el correísmo

Ximena Peña: «Nuestro programa de gobierno cambió». Fotografía de Diego Ayala León para GK.

Ahora en un año preelectoral, este cuestionamiento puede tener un costo político alto. Hicieron un acuerdo legislativo con CREO, un movimiento de derecha y con unas posturas, en ciertos casos, bastante conservadoras. ¿Qué costo tiene con sus votantes?

Es un costo político que todas las organizaciones políticas tendremos que asumir. Si usted ve, el correísmo está muy cercano al socialcristianismo. Recordará las grandes críticas que había por parte del correísmo a todo lo que es socialcristiano, y ahora vemos alianzas que son evidentes.

 Vemos a correístas aplaudiendo discursos de socialcristianos.

¿Cómo cuáles?

Le sugiero que vea el último discurso de Vicente Taiano. Mire cómo los correistas pueden justificar una alianza con los socialcristianos —y esa es  una alianza meramente coyuntural.

La alianza del presidente Moreno, la cercanía, se da también por condiciones de gobernabilidad. Es que al perder el apoyo de su militancia, de los compañeros que lucharon con él, que comenzaron con él, en el momento que hay esa diferenciación en temas absolutamente justificables —como por ejemplo el tema de la corrupción—, el momento que se decide deslindarse de toda esa situación, la ruptura era inevitable y lo único que quedaba era tender puentes con otros sectores. Más allá de eso, la Asamblea ha hecho un buen trabajo.

He aprendido en estos años de asambleísta, del primer período y de ahora. Antes nunca hablábamos con los opositores, ahora nos vemos obligados a hablar con todos los sectores y me doy cuenta que la política ecuatoriana debe madurar. La política de caciques que tenemos en el país con esas posiciones de odio y de envenenamiento hacia el opositor genera este fraccionamiento que tenemos. No podemos dejar de vernos como ecuatorianos y ecuatorianas. 

Me he dado cuenta de que más allá de que el uno crea que la banca es lo máximo y el otro crea que no, que el sector público lo es, más allá de eso, todos tenemos un punto en común que es que, todos, desde nuestra visión, queremos que el país salga adelante, queremos que haya condiciones dignas para la ciudadanía. Si partimos de eso, todo lo demás va a ser secundario.

Dentro de su propia organización, las discusiones y los ataques personales y personalizados se mantienen. El expresidente Correa ataca al presidente Moreno, y viceversa.

Por eso es momento de renovación. Vea: los líderes que ya gobernaron ya tuvieron su posibilidad. 

Es hora de que den espacio a nuevas caras, a nuevos líderes, a jóvenes que vengan con esa madurez de poder. Deben poder impulsar sus diferentes visiones, tomando en cuenta que nadie es dueño de la verdad, y que el país finalmente demanda un equilibrio.

En la Asamblea hemos logrado eso. Mire el Código de la Democracia: con el diálogo, generamos las cosas y logramos aprobar también la Ley de Pesca, la Ley de Emprendimiento. Con todas las diferencias enormes que tenemos, se han aprobado por unanimidad. 

Entonces, sí es posible. 

A lo mejor no le convenga a aquellos que tienen un grupo fuerte, que quieren un personalismo fuerte, que quieren una política autoritaria, a ellos no les va a convenir reconocerlo porque ellos, con su discurso, capitalizan su base hacia su persona.

Pero, ¿quiénes no han hecho eso, asambleísta? 

Por eso le digo: la democracia tiene una visión diferente, por eso le apostamos a la inclusión de mujeres. Necesitamos más mujeres en la política.

Las mujeres tenemos otra visión, tenemos otro aporte. El 50% de la población no ha tenido el protagonismo que debería tener en la política. Vea, impulsamos a las mujeres, hasta el 2025 deben estar como binomio presidencial, por fin.

El partido político, la organización política construida entorno a una figura, casi siempre masculina y con ciertas características. ¿Hay esa posibilidad de renovación dentro de las organizaciones políticas? 

Mire, Alianza País ha tenido una situación muy especial porque no solamente enfrenta el tema de la ruptura de dos líderes. Enfrenta también, diría yo, un cierto tipo de persecución. Porque si usted ve, la única organización política auditada de cabo a rabo ha sido Alianza País.

Pero es quizá por los procesos judiciales que se han desprendido del gobierno anterior.

Sí, pero porque ha habido una investigación para Alianza País. ¿Por qué no ser investigados los otros partidos que probablemente tienen una cola igual de larga? 

Hay una agenda orientada hacía Alianza País. Aquí, lastimosamente, hemos tenido el ataque de los excompañeros, hemos tenido el ataque, a veces incluso, de los mismos funcionarios del gobierno.

Recordará cuando Santiago Cuesta salió a decir  públicamente que uno de los grandes logros del Gobierno era haber debilitado a Alianza País. 

Dentro de las esferas del gobierno, en el momento que el presidente Moreno se ve obligado a invitar a otras fuerzas a ser parte de su gobierno, Alianza País recibe un aislamiento y un ataque de parte de algunos integrantes del gobierno. Eso ha sido público y notorio.

Y hemos estado ahí, porque nosotros más allá de un espacio de gobierno, más allá de que deberíamos gobernar, porque ganamos elecciones, comprendimos la necesidad del presidente Moreno de gobernar y hemos seguido generando gobernabilidad. Pero en este momento, la militancia está reaccionando. Y, por ejemplo, hay una fuerte tendencia de renovación total en la directiva nacional del movimiento.

Estamos en puertas de una convención y quiénes van a ser los cuadros, qué hacemos. La visión de la militancia es, al menos de la mayoría, renovación total.

¿Qué formación tienen estos cuadros jóvenes para poder llegar a los espacios públicos? Otro de los cuestionamientos que se hace, es que poner al joven o poner a la mujer para cumplir la papeleta sin que haya una formación política.

Si se pone a ver lo que tenemos ahora y lo que hemos tenido: preocupa la preparación cuando hablamos de mujeres, porque no es que hemos tenido los mejores cuadros masculinos en la Asamblea o en los congresos de antes donde había pocas mujeres. 

No es que han sido referentes de transparencia y de trabajo legislativo.

La capacidad entra en juego en el caso de una mujer o en el caso de los jóvenes. Igual se puede comenzar como alternos, no es que tienen que ir como principales. Es importante que tengan la posibilidad de entrar en el mundo, de ver, de prepararse y luego aspirar para una posición de principal.

Mi duda simplemente va en cuanto a la formación, no solamente de las mujeres o los jóvenes, sino de cualquier persona que se vaya a incorporar a la política.

En las reformas al Código de la Democracia, por primera vez se orienta que el 70% del fondo partidario sea destinado a la formación política —precisamente porque hemos visto que ninguna organización política hace un trabajo de formación.

Lo que hacen, algunas organizaciones, es formar cierta militancia de manera clientelar alrededor de un líder, de un cacique que dice qué es blanco y qué es negro.

La formación política es fundamental. Y por eso estamos apostando en el Código de la Democracia a que esos recursos, si van a ser públicos, vayan a las organizaciones para una formación con inclusión de grupos de atención prioritaria, mujeres, jóvenes, hermanos de pueblos y nacionalidades.

Créame que el Código de la Democracia es una apuesta por una política más incluyente.

Retomo la convención que van a tener en marzo, ¿ cuál es el propósito del encuentro?

Cada dos años tenemos que tener una convención mandatoria en la las autoridades de la dirección nacional se renuevan.

También vamos a presentar un manifiesto ideológico rescatando lo que ha sido nuestra historia desde el inicio en 2007 hasta hoy. Evaluando cada etapa, cuáles han sido los logros porque prácticamente lo que se ha hecho es, con un discurso absolutamente radical, potenciar todo el tema de corrupción que se ha dado. 

Lastimosamente no por militantes de Alianza País, porque la mayoría de corruptos nunca fueron adherentes permanentes, fueron invitados por el Gobierno a ser parte del gobierno y lastimosamente defraudaron la confianza de todo el mundo y nos han hecho quedar mal a todos.

Entonces, queremos rescatar lo positivo a través de una autocrítica, también asumir los errores, asumir, de pronto, la falta de diálogo interno, la falta de autocrítica. Asumir también, de pronto, un rol muy pasivo entorno a las decisiones que se tomaban precisamente de la Dirección Nacional, donde no necesariamente se promovía mayor participación de la ciudadanía.

Hay una parte, entonces, de análisis de lo positivo, de aprendizaje, de autocrítica y un replanteamiento de ahora para adelante. 

También hablamos un poco de cómo ha sido el relacionamiento de nuestro movimiento con el presidente Moreno, los retos que hemos tenido, las dificultades que hemos tenido. 

En el momento en que el círculo cercano del Presidente, lastimosamente no han sido militantes de Alianza País y el impacto que eso también ha tenido, obviamente, en nuestra organización, en la moral y en nuestra militancia, y cómo desde ahí vamos a plantearnos, no para el 2021, para el 2023, para el 2025 porque nuestro proyecto no puede ser un proyecto coyuntural electoral. Es una propuesta de país para mediano y largo plazo.

De todos modos, si se vienen unas elecciones, ¿ya va a haber una discusión de posibles candidatos a las diferentes dignidades?   

Lo fundamental ahora es renovarnos, revisar nuestro manifiesto ideológico, hacer un planteamiento de cómo vamos a enfrentar el 2021, probablemente con alianzas, probablemente con otros grupos, con otros colectivos y luego ya una vez de organizar nuestra organización —desde lo nacional hasta las provincias, los cantones, las juntas parroquiales.

Luego de eso, con nuestros cuadros desde los territorios, con la ciudadanía, elegir cuáles pueden ser esos cuadros que tendrán que luchar por sus sueños en los espacios del parlamento o nominados a presidencia o vicepresidencia.  

Ximena Peña habla sobre el futuro de Alianza País

Como Presidenta de la Comisión de Justicia, Ximena Peña tiene una oficina en el Palacio Legislativo. Fotografía de Diego Ayala León para GK.

O sea, ¿van a trabajar desde el fortalecimiento de las bases y su recuperación?

Claro. Recuperación de las bases con visión de país, recuperando los ideales iniciales de nuestra organización política que, lamentablemente ,entre altos y bajos han tenido grandes 

¿Qué lecciones sacan ustedes a partir de esta ruptura?  

Siempre haya figuras que puedan cohesionar  a su alrededor a la militancia, lo importante es que esas figuras, a través de procesos de formación y sobre todo desde su origen, desde la ciudadanía, con esa sensibilidad, puedan liderar de manera más horizontal.

Claro, Correa llegó a ser Presidente y a lo mejor nunca militó. A lo mejor nunca cargó una bandera, nunca supo lo que es, apoyar a otro candidato, apoyar una propuesta, apoyar a alguien más. 

Pero, si eso era lo que hacía en las elecciones seccionales ¿no? Él era la figura tras el candidato o delante del candidato.

 No, no. El problema en Alianza País es que, si bien tiene un origen social de luchas colectivas, llegó al poder y  recién ahí se comenzó a fortalecer.

Ah, ¿se refiere a que no hay una historia partidista previa a llegar al Gobierno?

Así es, exacto. Lo fundamental es que nuestros líderes, a través de procesos de formación y de participación ciudadana real, puedan generar esa vinculación con la gente. Que cualquiera puede ser asambleísta, pero un asambleísta que nace de la gente, de la militancia, de los que se han formado porque ellos probablemente vengan con valores más profundos, de pertenencia y de lucha por su gente, que uno al lo pusieron porque era amigo de A, B, C.

Pensando en las próximas elecciones y en las posibles alianzas ¿cómo evalúan ustedes una posible alianza con CREO? 

Desde Alianza País yo le veo poco probable. Realmente en nuestra militancia se habla de formar frentes, pero con organizaciones de centro izquierda, organizaciones que tengan temas comunes, que tengan una visión de país ciertamente similar, realmente con la extrema derecha lo vemos imposible.  O sea, en lo personal, lo veo bastante improbable. 

Una alianza no debe ser una electorera, tienen que ser más programática, con equilibrios  y ciertas metas, un plan de trabajo colectivo, por ejemplo, es fundamental.

 Pero en las elecciones seccionales pasadas hubo algunas alianzas disonantes. Su alianza legislativa con CREO también es bastante disonante.

Mire, las elecciones seccionales son muy particulares porque, claro, son necesidades de ciertos territorios. Es una gestión mucho más enfocada. 

No es lo mismo ser un alcalde, que tener un proyecto de país o una visión de país. A nivel nacional, por las reuniones de trabajo que hemos tenido con directores de Alianza País, con integrantes del Comité Ejecutivo, nuestras alianzas, según sé, se están planteando  del centro a la izquierda.  

En ese abanico, ¿en la izquierda está también el correismo?

Mire, con el correísmo realmente hemos tenido serias diferencias.

¿Podrían volver a encontrar puntos comunes?

Nosotros tenemos una diferencia muy compleja con el correísmo: podemos compartir visiones sobre lo económico, sobre lo social, sobre política internacional pero un problema en el que yo, personalmente, no pude apoyar a Rafael Correa fue en su defensa irrestricta a Jorge Glas.

En el momento que se victimiza a personas cuestionadas —y en el caso de Jorge Glas, ya sentenciadas por temas de corrupción— es muy complejo superar las diferencias con el correísmo. Ellos a nosotros nos han dicho de todo. Han sido muy agresivos con nosotros.

En lo personal, no pude irme con esa tendencia por esa defensa irrestricta a personas que fueron cuestionables y que ahora se encuentran sentenciadas.

En eso nosotros no podemos claudicar porque uno de nuestros pilares es la revolución ética. Si no la promovemos, vamos a estar condenados a la corrupción en la política, y no podemos darnos ese lujo. 

Es un tema medular con el que yo no podría coincidir, a no ser de que ellos cambien de discurso y digan que pudo haber compañeros que cayeron en la tentación, se equivocaron, hagan mea culpa. Pero no pueden decir que estuvo todo bien, que no hubo corrupción. 

Los compañeros tenían que haberse jugado, no por una persona, si no por un ideal, por un proyecto de país.

¿No cree en el discurso de persecución política que alega el  correísmo?

Hay casos y casos. O sea, hay que discriminar. Probablemente habrá algunos excesos, pero no se puede generalizar.

¿Excesos de la justicia?

Excesos de la justicia, por ejemplo, la prisión de Paola Pabón. Igual la dejaron ir. ¿Cuál fue la necesidad de tenerla detenida?

Peña se refiere a la detención de la Prefecta de Pichincha, Paola Pabón, tras los hechos ocurridos en el paro de octubre de 2019. PAbón fue acusada por presunta rebelión y se le ordenó prisión preventiva el 14 de octubre. Estuvo detenida hasta el 24 de diciembre, cuando una jueza aceptó levantar la prisión preventiva y otorgarle medidas sustitutivas.

Virgilio Hernández decía en una entrevista, el año anterior, que el cree que debe haber una gran alianza progresista más allá del correísmo. Por otro lado, algunos analistas advierten el riesgo de que aparezcan posturas de extrema derecha ¿Qué piensa usted sobre todo eso?

 Bueno, nuestra propuesta es aliarnos con organizaciones de centroizquierda. Somos una organización progresista. 

Insisto: el personalismo le hace mucho mal al país, a la política en general a todas las acciones políticas y si podemos coincidir en temas de ideales, entiendo. Si también defendemos ciertos temas éticos que son inclaudicables, se podría pensar en algo a futuro.

¿Qué autocrítica hace usted como legisladora?

Una mala comprensión de la disciplina partidaria cuando a nosotros nos decían que había que ser orgánicos y había que apoyar al compañero porque estaba gobernando, si te distanciabas un ápice de eso, eras traidor. Porque el término de traidor no es de ahora, no: el término traidor lo usaron contra Paola Pabón cuando abogó por los derechos de las mujeres en casos de violación, ahí también fue tildada de traidora por el mismo expresidente. 

Siempre había la disciplina partidaria y una bancada extremadamente orgánica. Había la visión de que el proyecto político, que era un proyecto de país, requería el apoyo de los que teníamos la posibilidad de ser legisladores.

Ahí fallamos, esa es mi autocrítica. Debimos haber exteriorizado más las múltiples preocupaciones que había al interior del movimiento. El mismo Virgilio Hernández es una persona que cuestionaba muchísimo al interior, Miguel Carvajal, Rosana Alvarado.

Dice que podrían aliarse con la centroizquierda, ¿qué tan complejo es sostener estas alianzas?  

Se podría incluso pensar que pueden ser utópicas pero hay que luchar por ellas: es la única manera de cohesionarnos sobre un ideal. 

Las alianzas que se dieron en la Asamblea eran alianzas para dos años, pero obviamente en un año preelectoral todas las bancadas están teniendo ciertas divergencias, ciertas complejidades, porque todos los legisladores que pueden reelegirse comienzan a ver sus posibilidades territoriales y, pues, comienza el cálculo político. 

La invitación es a que las alianzas, como le dije, sean programáticas. Claro, usted dice por qué no una alianza con Guillermo Lasso o con CREO: pues porque probablemente el primer día de gobierno estaremos peleados porque no hay una coincidencia programática. ¡Esa si va a ser una alianza que no va a durar! Entonces, por eso van las coincidencias en los ideales. 

¿Qué es lo que queremos? ¿Qué nos une?  Lo social, la banca, que ha sido intocable en los últimos 12 años, por ejemplo. O sea, con el señor Lasso, ¿vamos a tener encuentros por temas de interés? Nosotros vamos a defender o vamos a luchar contra los abusos de la banca, entonces, no vamos a poder coincidir 

Con esta evidente fragmentación de la izquierda, es una posibilidad, sin embargo, que gane un candidato totalmente opuesto a su ideología. ¿Han analizado esa posibilidad?

 Podría darse. Mire el sector indígena mismo es un sector importante, valioso, y también está muy fraccionado. La izquierda siempre ha tenido una serie de facciones. Ese es el riesgo y es lo que nos debería hacer al final del día reflexionar sobre lo que queremos para país.