Guillermo Lasso ha llegado a la segunda vuelta de la elección presidencial y tiene la  oportunidad de hacer un cambio de partido en Carondelet después de diez años. Mucha gente cree que el expresidente del Banco Guayaquil tiene una oportunidad real de vencer, pero la realidad es que tiene delante un camino aún muy duro y largo: Lasso no tiene solo de adversario a Lenín Moreno, sino al voto nulo. Aunque lidera en las encuestas, hay un 20% del electorado que es indecisoYo, como muchos amigos, tengo el perfil de alguien que supuestamente debería votar por el candidato de CREO: como él, soy emprendedor, y sufro con los obstáculos que genera el gobierno ecuatoriano al desarrollo de una empresa. Ha dicho que le fascina la innovación: a mí también. Dice que cree en el potencial del Ecuador: igual yo. Los dos somos personas de fe, aunque no compartimos la misma rama del cristianismo. A diferencia de él, yo nací en otro país, pero he dedicado mi vida adulta al desarrollo del Ecuador, y quiero verlo prosperar. Sé que el único destino que tiene nuestro país es un destino colectivo para ricos y pobres, serranos y costeños, mestizos, negros, indígenas y ecuatorianos adoptivos como yo. A pesar de eso, la idea de votar por Lasso me provoca sentimientos encontrados. Estas son las preguntas que el candidato Lasso no contesta y que me mantienen incómodos con un voto en favor de Lasso.

¿Qué sería de los derechos de la comunidad LGBTI en su gobierno?

Una de las narrativas que asusta a los liberales es la falta de información sobre cómo la fe cristiana de Lasso influye su visión política. Entre mis amigos y compañeros de trabajo se encuentan muchas personas que pertenecen a la comunidad LGBTI o que la apoya. Son igual de ecuatorianos que cualquier otra persona que lleva el mismo pasaporte: merecen los mismos derechos. A pesar de las ocasionales tendencias homofóbicas y misóginas de Rafael Correa, ellos y ellas han visto el avance de sus derechos durante los últimos diez años, pero falta mucho por hacer. Por ende quisiera que aclare: ¿tendrá la comunidad LGBTI un retroceso bajo su gobierno, o asumirá su gobierno el reto de perseguir su igualdad ante la ley? Pongo ésta pregunta como mi primera porque creo que la base de una República es la igualdad ante la ley. ¿Concretaremos la visión de una república con él?

Siguiendo con el tema de derechos, ¿qué sería de los derechos reproductivos bajo su gobierno?

Sabemos que en el Ecuador la mayoría de mujeres que abortan son pobres y vulnerables. Sabemos que hay mujeres en la cárcel en Ecuador cuyo delito es que sus cuerpos no aguantan el embarazo. Otros países en la región, como El Salvador, han demostrado que ilegalizar el aborto no lo previene: simplemente empuja a las mujeres hacia clínicas clandestinas que operan sin licencia y sin mejores prácticas médicas. La persecución de mujeres que han abortado por la ley simplemente demuestra la desigualdad con que tratamos a mujeres y hombres ¿Será que dentro del gobierno de Lasso entenderemos que reducir abortos y hacerlos ilegales no son ideas complementarias? ¿Dejará él que  el Ministerio de Salud se guíe por buenas prácticas y políticas públicas, en lugar de imponer nociones religiosas desde el Estado, a pesar de que la Constitución dice que este es un país laico en visión y ejecución de políticas públicas?

Su plan económico habla de la oferta de empleo, ¿pero cómo haría Lasso para estimular la demanda?

A diferencia de otros candidatos, en los dos debates televisados Lasso hizo un esfuerzo para elaborar una visión económica, y muchas veces se refería a modificaciones tributarias con el fin de generar un millón de empleos en cuatro años. Mi problema con aquella visión es que la creación de empleo no nace de la oferta de empleo, sino de la demanda de productos y servicios. Podemos dar beneficios tributarios a emprendedores como yo, pero eso no garantiza la creación de empleo. Cuándo debo contratar es cuando aumenta la demanda para mis servicios, y esa demanda viene de un optimismo en el futuro que desemboca en confianza y luego en inversión. Mi pregunta es, entonces, ¿qué plan tiene Lasso para estimular la inversión? No es suficiente crear beneficios para los que manejamos la oferta de empleo sin también considerar la necesidad de estimular la demanda ¿Cómo lo hará?

Para Guillermo Lasso, ¿las zonas francas son una estrategia o una táctica?

Lasso ha hablado mucho de las zonas francas, y no entiendo si aquellas zonas libres de impuestos representan la suma de su estrategia o una mera táctica. Me preocupa la promesa de zonas francas. Como dije anteriormente, no hay garantía que el empresario que recibe un beneficio tributario va a invertir en su negocio. Por otro lado, la idea de una zona franca es bajar costos, y la mayoría de los países que tienen zonas francas con el fin de promover las exportaciones compiten por precio. Si creamos zonas francas para maquillar la pobreza, en lugar de eliminarla, tenemos un problema. De hecho, para que las zonas francas tengan éxito, la pobreza debe mantenerse a través de salarios bajos y sin beneficios. Competir con países como Bangladesh y la China me parece una pelea que no ganamos ni deseamos. Más allá de las zonas francas, ¿tiene Lasso una estrategia para que Ecuador pueda producir productos de valor agregado? ¿tiene un plan para que dejemos de competir por precio, y empecemos a competir por calidad?

¿Qué sería de la infraestructura en Ecuador bajo un gobierno de Lasso?

Muchos de los seguidores de Lasso que dicen con sarcasmo “pero por lo menos tenemos carreteras” están cegados: no ven que para que haya desarrollo tiene que haber infraestructura. A pesar de la corrupción que se ha denunciado recientemente —y de los varios elefantes blancos que tiene a su haber la Revolución Ciudadana, como la Refinería del Pacífico— la inversión en infraestructura hecha por el gobierno de Rafael Correa será de beneficio de Lasso: el comercio depende de buenas carreteras, exportar en lugar de importar energía nos beneficia a todos, hospitales de calidad son necesarios —si no estamos sanos, no producimos. Con tanto recorte tributario propuesto por Lasso, su gobierno tendrá que decidir entre pagar la deuda externa o invertir en infraestructura y programas sociales. ¿Se estancará el desarrollo de infraestructura en su gobierno? Si no, ¿cómo piensa financiarlo?

¿Dejaría que Andrés Páez profundice la división social que ya existe?

Me tomó de sorpresa cuando Lasso eligió a Andrés Páez como su binomio: Su presencia no le haría ganar más votos, y capaz se los ha hecho perder.  A través de su cuenta de Twitter e intervenciones en medios, Paéz parece un hombre motivado por el odio y la venganza, las mismas características que él ve en el correísmo. Si Lasso y él ganan las elecciones, Andrés Paéz ha amenazado con llevar al presidente Correa a la Corte Penal Internacional. La base legal de esa idea es dudosa: según Páez, hackear una cuenta representa un delito de lesa humanidad. También pidió cárcel para Juan Pablo Pozo, el Presidente del Consejo Nacional Electoral  (CNE) por ser prudente en anunciar los resultados de la elección. ¿Bajo qué clase de gobierno demagógico puede un Vicepresidente dictar cárcel para autoridades que no satisfacen sus exigencias? Páez asusta con su sed de venganza.

El Ecuador se ha vuelto un país profundamente polarizado y dividido. Con sus amenazas Andrés Páez no representa un nuevo capítulo donde borramos las categorías de ayer para volver a enfocarnos en celebrar la ecuatorianidad en todas sus manifestaciones: él representa una profundización de la división social. Si ganan, va el binomio de CREO y SUMA a representar a todos los ecuatorianos, incluyendo las personas que sus militantes llaman “borregos”. ¿Van a gobernar con el fin de reconciliar, o buscarán la venganza? Si buscan reconciliación, ¿dejará Lasso que su segundo a bordo mantenga el mismo discurso?

¿Nos acercaría un gobierno de Lasso a la igualdad de oportunidades?

Aunque los militantes de CREO-SUMA no lo quieran admitir, el gobierno de Rafael Correa ayudó a sacar a mucha gente de la pobreza. Muchas familias vieron nacer la primera generación de universitarios que llevan consigo la promesa de romper el ciclo de pobreza. Como Lasso, yo nací en una familia de clase media-baja, y sé que fui el benefactor de condiciones que facilitaron mi éxito. Buenas escuelas y colegios públicos me ofrecieron la misma calidad de educación que mis compañeros criados en sistemas de educación privada. Un buen sistema de salud público salvó a mi familia de ahogarse en cuentas médicas impagables. También, como Lasso, me beneficié de un poco de la suerte: gané una beca que me dejó estudiar en el exterior, algo que me abrió muchas puertas. A veces en Ecuador es común escuchar a personas que se han beneficiado de los subsidios de su familia quejarse de los subsidios de los pobres, pero la verdad es que la noción que una persona solo debe “trabajar duro” para poder avanzar es una mentira. Yo lo sé. Guillermo Lasso lo sabe. Si un niño nace mal nutrido inmediatamente sufre de una desigualdad que le afectará por el resto de su vida. Si Lasso y sus asesores no usan los sistemas públicos de salud, educación, transporte, ¿serían capaces de entender sus problemas y tendrán la voluntad para hacer que aquellos sistemas funcionen para todos? ¿tendrán la urgencia?

Si estamos de acuerdo que el Estado debe promover la libertad individual, también debemos reconocer que no hay libertad para las personas atrapadas en la pobreza. La única manera de facilitar su libertad es crear las condiciones de su éxito, y dejar que los ecuatorianos tengan el mismo punto de partida sin importar su estado económico.

¿Rompería vínculos con SUMA en caso de comprobar corrupción?

Si Lasso ganase, sería innegable que parte de su éxito está en los escándalos de corrupción que han consumido a Alianza País, el partido oficialista. No obstante, el otro partido que quiere poner a Lasso en el poder, SUMA, también se ve afectado por la nueva era de transparencia. Las dos obras emblemáticas de Mauricio Rodas, Alcalde de Quito, la Solución Vial Guayasamín y el Metro, no se han desarrollado bajo las condiciones óptimas de un gobierno que quiere demostrar su compromiso con la transparencia. La Solución Guayasamín es una obra entregada sin licitación pública con detalles y condiciones que los quiteños aún no tenemos claros. El costo del Metro fue renegociado entre Rodas y la empresa contratante, sin ningún criterio más. ¿Cuál sería la reacción de Lasso si salen nombres de sus aliados en la famosa lista de Odebrecht?  ¿Tendría su gobierno un compromiso con la transparencia o es la corrupción algo políticamente oportuno?

No soy defensor del gobierno actual. Se le nota cansado, carente de ideas, hostil al sector privado e incapaz de reconocer y detener la corrupción. Pero reconozco las cosas buenas que ha hecho. Se supone, según Cedatos (la única encuestadora cuyo exitpoll atinó a pronosticar los resultados) Lasso lleva las de ganar. Una persona como yo debería ser un votante entusiasta del candidato de CREO. No dudo que sea un buen hombre, y me parece que honestamente quiere un Ecuador que dé a otros las oportunidades que él tuvo. No obstante, me preocupa la ejecución y me preocupa la idea que el candidato merece un voto no por lo que propone, sino por no ser el otro. Tal idea quita al candidato la obligación de defender sus ideas y elaborar su visión. ¿Tendrá respuestas para mí y todas las personas que en primera vuelta prefirieron a  otros candidatos? Ahora es su mejor oportunidad para esclarecer estas dudas. Tal vez sea la última.