Vino, contó, se fue
Mortaja de palabras para Gabriel García Márquez El periplo humano siempre es el mismo: se nace para morir. El asunto que lo hace notable – que cada uno pudiera escribir su propia “vivir para contarla” con el regocijo de quien sale de una fiesta- es qué ocupa el tramo que va de la cuna a la tumba. Desde el Jueves Santo 17 de abril concentramos la memoria en lo que hizo hasta esa fecha Gabriel García Márquez, Gabito, el Gabo, como todos nos hemos dado el lujo de llamarlo, en una actitud de proximidad y confianza provocada por sus libros. Y LEER MÁS
Con Mefistófeles, ni hablar
¿Hay lugar para el Satanás goethiano en el mundo actual? No seré yo quien eche abajo un clásico, sálveme la suerte de tal irreverencia. Estoy convencida de lo que afirmó Ítalo Calvino: “un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir”, y he probado que vale para Don Quijote de la Mancha, La Ilíada o La Divina Comedia, títulos a los que vuelvo con pasión. Pero algo se ha quebrado entre don Johann Wolfgang Goethe y yo, al menos en lo que tiene que ver con Fausto (1808). En medio de su solemnidad casi LEER MÁS