Isla de paz criminal. Así define la experta en seguridad de Estado y Defensa, Katherine Herrera, a una parroquia de Carchi —provincia fronteriza con Colombia. Aunque el concepto parece contradictorio, su última investigación sostiene cómo en lugares aparentemente tranquilos opera el crimen organizado. Con su propuesta, Herrera intenta desafiar cómo se mide la violencia en el país y plantea que, quizás, no estamos viendo a todos los territorios que deberíamos.
Con su investigación, desarrollada entre 2024 y 2025, Herrera demuestra que el impacto del crimen organizado no puede evaluarse únicamente a partir de la tasa de homicidios. En territorios donde no hay asesinatos ni enfrentamientos visibles, sostiene Herrera, las organizaciones criminales pueden operar con igual —o mayor— eficacia porque lo hacen en silencio.
En el estudio, presentado el 16 de diciembre de 2025, Herrera explica que en Ecuador existen organizaciones criminales que evitan la violencia extrema, especialmente cuando buscan mantener un bajo perfil para expandir sus operaciones ilícitas. Narcotráfico, minería ilegal, trata de personas, contrabando y lavado de activos son algunas de las economías que despuntan en estos contextos de aparente calma.
En la parroquia analizada —de la que prefiere no dar su nombre por seguridad y para evitar estigmatizaciones—, encontró que el crimen organizado transnacional ha consolidado su poder no a través de la violencia, sino aprovechando la ineficiencia del Estado para captar a la población e integrarla en actividades ilícitas, principalmente minería ilegal y contrabando.
“En la parroquia, la soberanía es compartida entre el Estado, que administra las leyes, y el actor criminal, que controla el territorio, los recursos y la comunidad”, afirma.
En esta entrevista, Katherine Herrera profundiza en los hallazgos y las implicaciones de su investigación.
La consultora política y de seguridad, Katherine Herrera, presenta su investigación. Fotografía de Emerson Rubio para GK.
¿Qué son las islas de paz criminal? Es un concepto contradictorio.
Son lugares donde no hay altos índices de violencia, las tasas de homicidios intencionales son las más bajas dentro del Ecuador, pero sí hay crimen organizado como el narcotráfico, minería ilegal, contrabando de combustibles. Allí opera en silencio.
Una isla de paz criminal es todo lo contrario a Nueva Prosperina, la Trinitaria, Puerto Bolívar, que constantemente tienen muertes.
Nota del editor: Todos son sectores de la Costa ecuatoriana que han sido golpeados por la disputa de organizaciones criminales con altos índices de violencia.
¿Qué lugares pueden ser islas de paz criminal?
Parroquias, cantones, provincias o un país.
¿Dónde están las islas de paz criminal en Ecuador?
En la frontera norte, por ejemplo, en la provincia del Carchi.
Son parroquias que limitan con el departamento de Nariño, en Colombia, y que históricamente han tenido una relación o una interacción con las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), es decir, los grupos armados transnacionales que surgieron tras la desmovilización de las FARC.
La investigación se centra principalmente en una parroquia que opera bajo la lógica de una gobernanza criminal. Esto significa que un actor armado no estatal y transnacional (como las disidencias de las FARC), que no es autoridad electa pero que ejerce autoridad, inspira temor y, al mismo tiempo, imparte orden y resuelve los conflictos.
¿Cómo las disidencias de las FARC llegaron a controlar territorios, como la parroquia en Carchi?
Por el descuido del Estado.
El Estado se enfocó en controlar las zonas donde hay violencia y muertes intencionales —como Nueva Prosperina, la Isla Trinitaria. Los homicidios y enfrentamientos en esos lugares desvían los recursos de la Policía y las Fuerzas Armadas hacia la contención urbana. Y esto reduce la capacidad para investigar las finanzas criminales, la corrupción y las cadenas de producción de droga (en las islas de paz criminal).
¿Qué buscan las disidencias de las FARC en una provincia como Carchi?
Instaurar una paz mafiosa o estado de tranquilidad criminal: reducen los homicidios, castigan a la delincuencia no autorizada por ellos, administran los conflictos de manera selectiva, establecen reglas comunes como los toques de queda o el uso de espacios públicos.
En Carchi, las disidencias de las FARC privilegian el control de los corredores fronterizos y de la minería ilegal, antes que propiciar una confrontación abierta.
¿Por qué buscan mantener la tranquilidad en Carchi?
Para que el foco de atención no sea esa provincia, sino otros lugares, y que ellos puedan hacer operaciones y también lavado de activos (sin la mirada de la Policía o Fuerzas Armadas).
Para entender por qué Carchi sería una isla de paz criminal, ¿cuáles son las estadísticas ahí?
A nivel nacional, entre 2024 y 2025, Guayaquil concentró el 33,4 % de los homicidios del país, según la Policía Nacional. Las provincias de Los Ríos y Manabí concentraron, cada una, el 13,9 %; Guayas el 10,8 % y El Oro el 7,6 %.
En el extremo opuesto, Carchi tuvo apenas el 0,1 % de los homicidios. Pero, aunque tiene ese porcentaje, en varias de sus parroquias hay actores armados, minería ilegal, contrabando y tráfico de migrantes.
¿Cuál es la relación que ha tenido Carchi con las FARC?
Por más de 50 años, las parroquias fronterizas han convivido con este actor delictivo. En un inicio eran las guerrillas. Las comunidades eran reclutadas para el conflicto armado.
Entre los más afectados están los Awá, que es un pueblo indígena que está entre Carchi y Esmeraldas, en Ecuador, y en el departamento de Nariño, en Colombia.
¿Cómo se afianzó esa relación tras los reclutamientos?
La gente empezó a trabajar de lado colombiano en la cosecha de las plantas de la hoja de coca. Avisaban de operaciones que se hacían en lado ecuatoriano (como campaneros). Además, la gente les ha provisto de insumos, por ejemplo, frutas, carnes, que no hay allá. Pero, sobre todo, les ha provisto de diésel, gasolina y gas (para el transporte de droga).
¿Cuándo las disidencias de las FARC ganaron terreno en esta zona?
Antes de 2018 en Esmeraldas o en Carchi había pequeños grupos que se ocupaban del crimen desorganizado, como robos. Pero no había fenómenos propios del crimen organizado.
Pero en 2018, con la muerte de alias Guacho (un guerrillero y narcotraficante nacido en Ecuador) se reveló que hay una alianza en la que los operadores de estas disidencias de las FARC también tienen una presencia fuerte en territorio ecuatoriano. Era un secreto a voces.
Y, en los últimos tres años, las dinámicas del crimen organizado son mucho más fuertes.
¿Cuáles son las dinámicas del crimen organizado?
Narcotráfico, minería ilegal, trata de personas y otros delitos como tráfico de armas, tráfico ilícito de migrantes, contrabando de combustibles. Son amenazas que ya no únicamente afectan a la sociedad, sino que tienden a afectar directamente al Estado.
En la investigación habla del crimen organizado y crimen desorganizado, ¿los podría definir?
El crimen organizado es cuando hay una infraestructura, alianzas, una corrupción sistémica entre los aliados privados que dan la maquinaria, que ayudan a lavar el dinero. Es como una gran empresa que tiene la estrategia de incrementar su producción y su negocio criminal. El crimen organizado cuenta con los medios, los recursos tecnológicos, logísticos, pie de fuerza —que son los integrantes o las personas trabajan para la estructura criminal.
El crimen desorganizado, en cambio, son delitos que se dan por oportunidad o improvisados. Por ejemplo, se aprovechan si en tal barrio se puede extorsionar al vendedor de jugos, a la señora de la tiendita. También incluye al microtráfico. Se enfoca en vacunas, extorsiones, secuestros. El crimen desorganizado necesita generar violencia, enfrentamiento y disputarse alguna zona —generalmente donde sí hay tasas altas de homicidios.
Las organizaciones criminales priorizan la discreción, la cooptación institucional (por ejemplo, en entidades del Estado) y la estabilidad de sus mercados ilícitos. Las pandillas locales, bandas juveniles y los grupos de delincuencia desorganizada optan por la violencia letal.
¿Las disidencias de las FARC están instaladas en Ecuador?
No necesariamente porque ellos tienen estabilidad y legitimidad.
¿Qué es estabilidad y legitimidad dentro del crimen organizado?
Estabilidad porque ya van más de 40 años en las parroquias fronterizas ecuatorianas. Muchísimas veces se han pasado al lado ecuatoriano para comprar comida, para distraerse, tomar algo.
Y legitimidad porque antes eran como los clientes, ahora estos actores delictivos son proveedores de economía, de desarrollo, les están dando incluso infraestructura.
¿Cómo se refleja esa legitimidad entre los pobladores y las disidencias de las FARC?
Los dueños de la tierra son quienes tienen una alianza con las disidencias, son los que extraen el oro, son los que contratan a los piqueros (pican la roca y preparan el terreno para extraer el mineral), que son personas de la comunidad que no tenían dinero, que no recibirán inversión o ayuda del Estado.
Ese mineral, los dueños de las tierras lo venden, lo pasan al lado colombiano a un precio muy mínimo, en comparación de lo que realmente cuesta el oro. Este valor, sin embargo, sigue siendo significativo para las disidencias de la FARC.
¿Cómo se pasa el oro por la frontera si no hay disidentes instalados en Ecuador?
Se pasa desde las bocaminas ecuatorianas hasta las plantas de procesamiento en Colombia mediante sistemas de poleas y cableados que cruzan el río fronterizo. En cada viaje se puede transportar centenares de sacos en menos de media hora. Los datos proporcionados por los entrevistados para la investigación apuntan a que hay altos márgenes de rentabilidad: cada saco de material puede contener decenas de gramos de oro.
Este valor representa un ingreso extraordinario para las familias frente a cualquier actividad lícita disponible en la parroquia ecuatoriana. Es parte de la economía comunitaria.
¿Cómo se conecta la economía comunitaria con el crimen organizado?
Cuando el Estado, el Municipio, los organismos internacionales no les han dado empleo a los pobladores, este actor no estatal, como las disidencias de las FARC, se los da. También hacen inversiones comunitarias. Por ejemplo, inauguran piscinas, les entregan bonos, hacen fiestas.
Las madres de familia pueden vender comida a la gente que está trabajando en la minería. Los jóvenes pueden trabajar y hacer traslados y trabajos más pesados. Incluso, el turismo ha aumentado porque hay más personal extranjero que trabaja ahí.
Además, las disidencias propician que sea un lugar relativamente seguro porque si alguien golpea a una mujer, si alguien roba, se muere.
Es un patrón de miedo coercitivo instaurado por el actor criminal. Es más rentable y útil ante un Estado que no puede proveer seguridad ni convivencia pacífica.
¿Cómo funciona?
En mi investigación cuento una anécdota que ayuda a explicarla.
Al buscar un sitio sencillo donde compartir una cerveza después de un día largo de trabajo, un morador nos llevó a un pequeño establecimiento sobre una calle de tierra, con techo de tabla, paredes recubiertas con fundas plásticas, mesas de plástico y bancos armados con troncos de árbol.
Había padres de familia, jóvenes, propietarios de tierras, mineros con botas de caucho, foráneos atraídos por la minería aurífera ilegal y, de manera explícita, quienes eran nombrados por los habitantes como “los vecinos del otro lado”, esto es, las disidencias de las FARC.
El momento más revelador llegó cuando una discusión trivial, exacerbada por el alcohol, comenzó a escalar y derivó en empujones y conatos de pelea. Ni los dueños del lugar ni los vecinos pudieron controlar el desorden.
En ese momento, uno de los “vecinos de Colombia”, reconocido por todos como un integrante de las disidencias de las FARC, vestido con botas y poncho, llegó al lugar, levantó la voz y ordenó detener la pelea.
Se detuvo de inmediato. No hizo falta exhibir armas ni recurrir a la fuerza física: bastó solo su presencia y un tono más alto para que el ambiente retornara a la normalidad.
En esa escena, se condensa el contenido de este artículo.
Pero si ellos no están en Ecuador, ¿quiénes son los que hacen respetar las reglas?
Emisarios que forman parte de las disidencias. Pueden ser líderes comunitarios o alguien que perteneció a las disidencias y tiene familiares del lado ecuatoriano. Supervisan, hacen que se respeten las reglas, que se respete el negocio. Si hay alguien que quiere avisar sobre lo que hay ahí a Policía Nacional o a las Fuerzas Armadas, lo matan inmediatamente.
¿Los grupos nacionales, como Los Lobos o Los Choneros, han intentado tomar posesión de esa parroquia de Carchi?
Intentaron. Hubo ciertos intentos de Los Lobos. Pero las disidencias de las FARC no lo permitieron.
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