En Ecuador, niños, niñas y adolescentes reciben información sesgada, posicionada en dogmas religiosos o simplemente enfocada a conocimientos de la anatomía genital. Es una de las conclusiones de Para no cometer errores, estudio sobre el impacto de la falta de Educación Sexual Integral en seis provincias de Ecuador, publicado por Fundación Desafío.
“La información sobre sexualidad que se imparte actualmente en el país es a discreción y posición de los establecimientos educativos y de quien lo hace”, escribe Virginia Gómez de la Torre, directora de Fundación, en la presentación de este estudio.
Para la investigación se usó una metodología cualitativa —para comprender significados, experiencias y percepciones— de 200 docentes, funcionarios de Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) y estudiantes de bachillerato sobre temas que deberían ser abordados en la educación sexual integral.
La educación sexual integral propone que la enseñanza y aprendizaje de la sexualidad se base en los aspectos emocionales, físicos, sociales y cognitivos, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
El objetivo es proporcionar herramientas de conocimientos, actitudes y habilidades para que las y los jóvenes puedan proteger y defender su salud, bienestar y dignidad.
Según el UNFPA, la educación sexual debe proveer información precisa sobre el desarrollo humano, la sexualidad, la reproducción y las relaciones saludables que se adapten a la edad y la cultura particular.
El estudio de Fundación Desafío sobre cómo se da la educación sexual se hizo en las provincias de Manabí, Pichincha, Orellana, Esmeraldas, Tungurahua, Santo Domingo de los Tsáchilas. Participaron organizaciones de mujeres y estudiantiles.
De las 156 personas que participaron en la encuesta, 66% (103) son docentes y 34% (53) son profesionales de DECE. De las 50 adolescentes que participaron en los grupos focales, 27 son mujeres y 23 son hombres. Su rango de edad fue de los 12 a los 19 años, la mayoría (85%) tenían entre 15 y 17 años.
¿Dónde aprenden educación sexual los jóvenes?
La mayor parte de adolescentes dijo que reciben educación sexual en el colegio en el que estudian. Pero cerca de la mitad de docentes y profesionales de DECE entrevistados dijo que en el colegio en el que trabajan no se imparte este tipo de educación.
También “unos pocos” estudiantes (el estudio no específica porcentaje) mencionaron que no reciben educación sexual en su institución educativa porque estudian en colegios religiosos o militares. Este es un ejemplo, según el estudio, de “la situación actual de educación sexual, su existencia y contenidos dependen de las creencias institucionales o personales de las autoridades y docentes”.
Entre las respuestas de dónde aprenden de educación sexual los adolescentes, “la familia fue mencionada como el segundo lugar más importante para recibirla, después de las instituciones educativas”. Los estudiantes contaron que era difícil hablar de este tema con sus familias por vergüenza. El estudio señala a los tabúes como parte de los obstáculos.
Los docentes y profesionales de los DECE hablaron repetidamente sobre las familias de sus estudiantes como lugares donde se producen violencias y desprotección. La mayoría de docentes mencionó que tienen estudiantes que son víctimas de violencia sexual, como incesto, en sus hogares.
En Ecuador, el Estado tiene el deber de proveer educación sexual según la Constitución, la Ley Orgánica de Educación Intercultural y Ley Orgánica de Salud.
La Corte Constitucional también ha dicho que en el sistema educativo ocurren violaciones a los derechos sexuales y reproductivos y que la ley debe ser interpretada para garantizar estos derechos. También la Corte Constitucional establece que el Ministerio de Educación deberá implementar educación sexual integral.
Organismos internacionales como el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas y la Corte Interamericana de Derechos Humanos también han criticado la falta de educación sexual en el país, en el Caso Norma y el Caso Guzmán Albarracín, respectivamente.
El Estado ecuatoriano es responsable de garantizar que todas las instituciones educativas impartan educación sexual “pero hay un acceso desigual marcado por decisiones tomadas en cada institución educativa”, concluye el estudio.
En Ecuador, la educación sexual es insuficiente, los contenidos son biologicistas y se limitan a la prevención del embarazo. Un contenido biologicista quiere decir que la sexualidad es exclusivamente la anatomía y la reproducción biológica —reduciendo la sexualidad a los órganos genitales— dejando de lado las relaciones humanas.
El estudio dice que la educación sexual en el país se ve influenciada por la persistencia de valores conservadores y adultocéntricos. Se priorizan las perspectivas de los adultos sobre los adolescentes. En este enfoque se asume que los adultos tienen un conocimiento superior sobre la sexualidad y, por eso, tienen el derecho de decidir qué información y qué tipo de educación sexual es apropiada.
Bajo estas ideas se percibe a los jóvenes como seres vulnerables —necesitan ser protegidos y controlados— lo que lleva a una visión paternalista de la educación sexual.
Ejemplos de esto es solo promover la abstinencia —no tener relaciones sexuales— y limitar el acceso a información completa y diversa sobre sexualidad, especialmente sobre las diversidades sexuales.
¿Cómo es aprender sobre sexualidad?
La educación sexual en Ecuador tiene un enfoque biologicista. Cecilia Valladares, ginecóloga especialista en salud sexual y reproductiva, explica que la educación sexual biologicista “es la que nos daban a nosotros antes, se basa solo en la biología, la reproducción y los órganos sexuales: ‘este es el útero’, ‘este es el pene’ ”.
Habitualmente lo que se enseña en los colegios desde un enfoque biologicista es la prevención y cuidado del cuerpo. El estudio dice que “las instituciones educativas y las familias educan en sexualidad con el objetivo de ‘prevenir errores’ y enfocan la información con base en el miedo.
“Hablan poco, más que nada en el sentido de decir que no se queden embarazadas, nadie toma el tema porque es un tabú. Porque tienen el pensamiento de que si se habla de eso es porque se lo va a hacer”, es uno de los comentarios de un grupo focal de Pichincha, conformado por estudiantes y docentes mujeres.
“He aprendido que no es solo por diversión si quiero intentar hacer algo con alguien, tendría que estar bien seguro. Y que tener un hijo a temprana edad nos podría afectar ya que no vamos a alcanzar con las metas que nos proponemos como adolescentes”, dijo estudiante hombre que participó en un grupo focal.
Según el estudio, la educación sexual integral tiene como objetivo desarrollar habilidades para lograr relaciones sexo afectivas plenas y seguras. El objetivo es el disfrute pleno, sano y seguro de la sexualidad.
Valladares explica que la educación sexual integral “abarca todo lo que es identidad de género, por ejemplo, diferentes trastornos de la sexualidad, y abarca un poquito más al individuo desde la parte social, física y emocional”. Los trastornos sexuales afectan e impiden experimentar placer o participar en relaciones sexuales satisfactorias.
Por eso, la educación en sexualidad no debe limitarse a la enseñanza sobre el cuerpo y cómo funciona. Además, el estudio explica que la educación sexual integral, debe ser enseñada de manera diferenciada por edad. Cada etapa de la vida necesita conocimientos científicos e información específica.
La maternidad como rito de escape
En Ecuador, 1 de cada 4 niños y niñas son hijos e hijas de una madre adolescente, según María Laura Jijón, autora del artículo Factores predictores del embarazo en adolescentes y mujeres jóvenes en el Ecuador.
Las políticas públicas sobre sexualidad no consideran la compleja realidad de muchas niñas y adolescentes en Ecuador. En algunos contextos, la maternidad se percibe como un rito de paso hacia la vida adulta o incluso como una vía para escapar de entornos familiares violentos, según revela el estudio de Fundación Desafío.
Las políticas públicas se centran en la prevención de embarazos adolescentes. “Sin embargo, centrar la educación sexual en este tema no ha tenido los efectos deseados”, concluye el estudio.
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