El oso de anteojos u oso andino, de mirada amigable, poderosas garras que podrían desgarrar carne y dientes que podrían triturar huesos, es el guardián de los Andes. Tiene un rol clave en la conservación del ecosistema andino porque cuando camina dispersa semillas y abre nuevas rutas. En la cosmovisión andina es considerado como mediador entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

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De tamaño mediano y color negro es la única especie de oso que vive en América del Sur. Sus anteojos son las manchas que tiene en la cara y son únicas en cada oso, así como las huellas digitales para los humanos. 

El oso de anteojos no hiberna porque tiene alimento todo el año en el bosque y páramo, que es donde viven. Se comunican a través de los árboles y son acróbatas.

Te contamos sobre el oso de anteojos. 

Solitarios y amantes de los bosques y el páramo

También conocido como oso andino por el lugar donde vive, es uno de los mamíferos “mejor equipados para sobrevivir en la cordillera”, dice el biólogo Andrés Laguna.

Su nombre común, oso de anteojos, hace referencia a su nombre científico Tremarctos ornatus. La palabra ornatus significa ornamentado y, explica Rodrigo Cisneros, docente investigador de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), es alusivo a las manchas que tiene en la cara. 

marcas oso andino

Ninguna marca se parece, unas son en los ojos, otra desde los ojos al cuello, otras solo en el hocico, inclusive los colores pueden variar amarillo, café o blancas. Fotografía de Luis Román. Cortesía de Rodrigo Cisneros.

Tremarctos, en cambio, significa “oso agujereado”. Rodrigo Cisneros explica que es una referencia a un “orificio que tienen el fémur que no es muy visible”. 

El lugar ideal para vivir es el bosque de montaña y los páramos de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, porque ahí encuentra las plantas para su dieta, los árboles para dormir y escalar, y agua. Cisneros explica que osas y osos, al igual que otros animales silvestres, eligen el lugar dependiendo de “qué tan buena es la calidad y la disponibilidad de recursos”. 

El oso de anteojos es solitario y no vive en grupo, pero varios pueden ocupar un mismo espacio sin necesidad de encontrarse. Cisneros explica que hay una especie de dinámica de que saben que otros “osos están en mi vecindario”. 

Para probar esta teoría, en la UTPL hicieron un experimento. Llevaron excremento de un oso del zoológico de Loja y lo pusieron en un árbol por el que los osos suelen pasar, en la provincia de Zamora Chinchipe, al suroriente del Ecuador. Cuando un oso pasó por ese espacio y olió o sintió el excremento, explica Cisneros. “se abrió de piernas y empezó a marcar con sus patas traseras rápido y fuerte el suelo”. Algo así como diciendo este es mi lugar. Cisneros explica que el comportamiento del oso les sorprendió porque no suelen ser territoriales.  

Los osas y osas tienen diferencias marcadas en su tamaño y fortaleza. Los machos son mucho más grandes; pueden llegar a medir hasta 2 metros y pesar entre 140 y 150 kilos. Las hembras alcanzan máximo 1,10 metros y pueden pesar entre 75 y 100 kilos

Una vez que el macho identifica un lugar en donde están las osas en celo por el olor, explica Cisneros, trata de estar con todas las hembras que puede, y las acosa durante varios días hasta lograrlo. “En lo poco que está documentado, no se ve un proceso de escogitamiento de la hembra. Luego de que el macho copula, se desentiende del cuidado parental”, dice el especialista. 

El periodo de gestación de una osa puede durar entre 6 y 8 meses y suelen tener entre una o dos crías. La osa se encarga del cachorro y se aleja de los machos porque pueden matarlo. A la cría le enseña a cazar, frotarse en los árboles, comer plantas y más. Un oso puede estar hasta dos años con su madre. Cuando muere la madre o son separados cuando durante el primer año de vida de la cría, es muy difícil que sobreviva.  

La dieta del oso de anteojos es omnívora, es decir, plantas y animales

Su plato favorito son las plantas fibrosas como las bromelias y achupallas. También le gustan los frutos silvestres, como el aguacatillo y el mortiño. Su hocico es más corto comparado con otros osos y sus muelas son planas para moler las plantas. Según Cisneros, el oso debe comer un promedio de 30 kilos diarios de plantas. Raramente consume insectos, crustáceos, y animales como venados, conejos, o animales de granja cuando están cerca del humano. La gran mayoría de su dieta es vegetariana.

comida del oso de anteojos

La forma de sus muelas y su hocico corto permiten que se puedan alimentar de plantas fibrosas y puedan sacar el alimento. Fotografía de Rodrigo Cisneros.

Las interacciones con los humanos le han puesto nuevas alternativas a su dieta, como los aguacates o el maíz, según Javier Torres, profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Central del Ecuador. Al ser ricos en fibra y energía, el oso baja a las plantaciones a comerlos. Pero Torres explica que aún faltan estudios para entender ese cambio en la dieta, saber si es por la cercanía con los humanos y porque están ocupando sus espacios de alimentación con cultivos o ganadería, o si come estas frutas porque en su espacio ya  no encuentra las que comía antes.

Árboles como sus redes sociales 

Cuando en el bosque un oso se encuentra con otro, es posible que pueda reconocerlo. Rodrigo Cisneros, que pertenece al grupo de especialistas de Oso Andino de Ecuador, dice que es porque tienen habilidades cognitivas tremendas. Es decir, su sistema nervioso está totalmente desarrollado y pueden guardar información sobre el lugar que los rodea y resolver problemas. Por ejemplo, si quieren comer el tallo de una planta, les quitan las hojas primero. 

Cisneros dice que el oso no solo rasga o araña la corteza de los árboles sino que también frota sus cachetes, cuello, costado y espalda. Así como el oso Baloo en la película El Libro de la Selva. ¿Por qué lo hace? Una de las posibles respuestas es que es una forma de decir que estuvieron en ese lugar. Para marcar territorio también suelen orinar o defecar. 

El biólogo Andrés Laguna explica que en las cordilleras los osos se comunican entre machos y hembras “por marcajes que dejan en los árboles”. 

“Llega una hembra y dice ‘está un macho por acá, puedo ver que tiene estas características’ o primero marca la hembra y el macho pasa por ahí, dice, hay una hembra que está en celo”, dice Laguna. El sistema de comunicación por árboles, según el biólogo, demuestra un alto grado de inteligencia

Cisneros dice que hay varias interpretaciones de por qué lo hacen y que para poder entender todas las razones se necesitan aún muchos estudios

Acróbata de los árboles 

El oso de anteojos tiene almohadillas en las patas para caminar por el páramo y el bosque. Tiene desarrollado un hueso llamado sesamoideo radial que, explica Cisneros, sale desde la muñeca y lo usa como un pulgar. Ese hueso, no solo les sirve para agarrar las plantas que come, sino también para escalar. “Los osos son verdaderos acróbatas de los árboles”, afirma Cisneros. Incluso, explica, construyen nidos, con ramas, hojas y frutas en las copas de los árboles para dormir, comer o guardar su comida.

árboles oso andino

Los osos de anteojos suelen buscar cuevas o huecos en árboles grandes para dormir. Fotografía de Rodrigo Tapia de la Reserva Madrigal del Podocarpus. Cortesía de Rodrigo Cisneros.

Por sus garras, puede ir a “lugares imposibles para el ser humano y eso les ha permitido en la actualidad poder sobrevivir”, dice Laguna. El oso puede caminar entre 15 y 30 kilómetros en un día

Al caminar, regenera los bosques a su paso porque dispersa las semillas que se quedan en su pelaje y, al abrir caminos mientras pasa, permite el ingreso de luz en el bosque ayudando a las plantas —que necesitan de sol para crecer. 

En una de sus investigaciones, Rodrigo Cisneros calculó cuánto dinero más o menos cuesta la dispersión de semillas, abrir caminos y permitir el paso del sol —lo que hace el oso todo el tiempo: alrededor de 700 mil dólares. Es decir, si el oso ya no encuentra alimento en su espacio y tiene que buscar otros sitios para comer, ese lugar se quedaría sin todos esos servicios.

Andrés Laguna explica la relación del oso con la naturaleza como los anticuerpos que nos defienden a los seres humanos de dolencias o heridas. Cuando nos lastimamos, las cédulas pelean para regenerar la piel. En la naturaleza, en cambio, el oso andino “en algunos lados gana las batallas y el bosque se recupera, es como que guarda o protege la piel de la naturaleza que son los bosques y páramos”. Lo hace plantando indirectamente todo el tiempo y permitiendo que se regenere.

De interacción a conflicto con el humano 

Andrés Laguna, que desde el 2009 estudia la interacción entre osos andinos y humanos, explica que con las personas viviendo cada vez más cerca de la naturaleza, talando árboles para construir carreteras, criar ganado, cultivar, o extraer minerales o petróleo, las interacciones entre animales y humanos cada vez es más frecuente

oso de anteojos y perro

Un oso en la cordillera de Imbabura que está acercándose a los humanos ya está acostumbrado al comportamiento de los perros y los ignora. Fotografía de Andrés Laguna del GAD provincial de Imbabura.

Laguna explica que hay dos tipos de interacciones. Una positiva cuando el oso se acerca a los alrededores de las comunidades por primera vez para explorar y la gente se alegra de verlo. Y la negativa, cuando el oso en busca de comida empieza a atacar a animales de granja como vacas, cerdos, ovejas o chivos. 

La interacción negativa, explica Laguna, se puede volver un conflicto cuando las comunidades empiezan a perder su fuente de ingresos, cuando el oso ataca a sus animales y daña los cultivos. Las personas se quejan con las prefecturas, municipios o juntas parroquiales y dicen “si es que no se toman acciones, nosotros vamos a tomar los asuntos por nuestras propias manos”.

Así empiezan los ataques al oso de anteojos. Laguna, que desde 2018 trabaja en la Prefectura de Imbabura en el área de investigación para la conservación de grandes mamíferos, dice que desde 2013 hasta 2025 han encontrado cuatro osos muertos. La gente usualmente les dispara y los bota cerca del río, dice. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el oso de anteojos está en peligro de extinción, en la categoría “vulnerable”la tercera de 7 categorías; la última es cuando la especie ya está extinta

oso andino o de anteojos

de anteojos puede recorrer hasta 6 kilómetros en un día. Camina en 10 minutos lo que a un humano le tomaría 40 minutos. Fotografía de Andrés Laguna del GAD provincial de Imbabura.

Entre 2013 y 2023, una investigación de Laguna demostró un aumento en el conflicto entre humanos y osos de anteojos. En 2013, en la provincia de Imbabura, 20 comunidades de tres parroquias rurales reportaban la presencia del oso y su impacto en la ganadería. Para 2023, esta cifra se triplicó: 60 comunidades de 22 parroquias rurales tenían la misma preocupación. Además, no solo hablaban del oso, sino también la presencia de otros animales como el puma, el venado de cola blanca y el jaguar.

Una de estas interacciones negativas entre el humano y los osos es la historia de Tupak. Un oso de anteojos que tiene entre 4 y 5 años y, que cuando era pequeño, era parte de un emprendimiento de turismo.  La gente del proyecto turístico le daba comida para que se deje fotografiar. Con el tiempo, Tupak aprendió a atacar chivos, ovejas, terneros para alimentarse y no tenía miedo a la gente.

Tupak, zoológico de Quito

Regresar a Tupak a la naturaleza no fue fácil, su comportamiento había cambiado, así que regresaba siempre al lugar donde le hicieron daño. Fotografía de Andrés Reinoso M del Zoológico de Quito.

A Tupak, fundaciones y el gobierno de Imbabura lo capturó y recapturó tres veces para intentar reubicarlo en el bosque. El problema era que él siempre volvía a interactuar con la gente. La primera vez que lo atraparon le pusieron un equipo de rastreo satelital y lo reubicaron. A las tres semanas regresó al emprendimiento turístico. Entonces lo volvieron a atrapar porque la comunidad estaba completamente ardida y enardecida” por los problemas que causaba atacando a sus animales, dice Laguna. 

Como no podían otra vez reubicar a Tupak y correr el riesgo de que regrese al lugar turístico, coordinaron un espacio en el Zoológico de Quito para que esté bajo cuidado. Estuvo desde diciembre de 2023 hasta el 30 de marzo de 2024, que fue liberado en el Parque Cayambe Coca. 

David Mora, director de Bienestar Animal del Zoológico de Quito, dice que al liberarlo sintió una mezcla de emociones. Fue como “un alivio, una satisfacción, una como tranquilidad, e incluso enojo, porque esto no debería estar pasando”. Sin embargo, luego de seis semanas, Tupak volvió al mismo emprendimiento turístico. Laguna dice que esto les dolió muchísimo porque demuestra el gran daño que hacen esos lugares a los animales. Contactaron al Ministerio de Ambiente para recapturarlo por tercera vez y había dos opciones una vez que lo hicieran: la eutanasia o el cautiverio permanente. 

Al final decidieron darle una oportunidad más, pero esta vez fueron más duros con él. Con la ayuda del collar y el rastreo satelital, el equipo que lo monitoreaba lo encontró al menos tres veces. Esas tres veces, el equipo de monitoreo le gritó e hizo ruido para que el oso sintiera temor, corriera a lo más profundo de la montaña y entendiera que no puede estar cerca de los humanos. Hasta febrero de 2025, eso ha ayudado: Tupak no ha vuelto a tener problemas con la gente

Javier Torres, que está haciendo un doctorado sobre cómo los animales grandes usan los espacios en su ambiente, dice que para evitar los conflictos entre osos y humanos hay que llegar a un punto medio: la coexistencia. Pero que para eso no se trata solo de tomar acciones con los animales, sino que es un problema integral y que tienen que trabajar con la parte psicosocial y económica. 

Otra historia de interacción entre humanos y osos es la de Timo, que en 2025 cumplirá 22 años. Desde 2023 vive en el Zoológico de Quito. Es pequeño a pesar de su edad ya que durante 15 años fue parte de una colección privada en la que lo alimentaban únicamente con frutas. David Mora, director del departamento de Bienestar Animal del Zoológico de Quito, dice que esa dieta impidió que alcance su tamaño y peso normal. 

zoo de Quito, oso Timo

Timo come frutas y verduras, los cuidadores del zoológico ponen su alimento en diversos lugares para que pueda buscarlo y ejercite su mente. Además en su espacio están dos cuchuchos que conviven con él Fotografía de Nicole Carrera para GK.

Antes de llegar al Zoológico de Quito, Timo estuvo dos años en el de Cuenca, donde sus dueños anteriores lo dejaron. Timo, al contrario de Tupak, no podrá regresar a la naturaleza, no solo por su edad, sino que al haber pertenecido a una colección privada tantos años y haber vivido en cautivero no tiene instintos para sobrevivir en la naturaleza

Mora dice que ambos osos tuvieron suerte de haber podido, en el caso de Tupak, volver a la naturaleza y el caso de Timo tener un lugar donde estar porque “hay muchos otros osos que tal vez no tuvieron esa suerte”.  

No es fácil que puedan volver a su hábitat 

El director de Bienestar Animal dice que aunque cada caso es distinto, la intervención humana es un factor común. Para reinsertar a un oso en su hábitat, explica, hay que evaluar tres aspectos de manera integral: su salud física y conductual, el estado de su ecosistema y la interacción con los humanos.

El ecosistema debe contar con recursos suficientes, y las comunidades cercanas deben ser conscientes de la importancia de la especie para evitar conflictos. En cuanto a su salud, se analiza su peso, heridas, movilidad y posibles enfermedades. Su comportamiento también es clave: si es agresivo, depende de los humanos para alimentarse o puede sobrevivir por sí solo.

Si el oso no cumple con los requisitos de salud, su reinserción puede aplazarse o descartarse. Además, si el ecosistema no es adecuado o hay riesgo de conflicto con humanos, los especialistas deben buscar un área más segura para su liberación.

Emilia Pazymino 150x150
Emilia Paz y Miño
Periodista y fotógrafa. Cubre temas de medio ambiente. También le interesan temas de género y derechos humanos.
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