La paridad de género en la política, explica ONU Mujeres, es necesaria para que las mujeres contribuyan a la toma de decisiones que afectan sus vidas y se beneficien del proceso democrático. Para garantizar esa paridad, en Ecuador se han hecho reformas legales. Hasta hace dos años, la promoción de la equidad era apenas una sugerencia. Sin embargo, en febrero de 2020 entraron en vigencia reformas a dos leyes que reemplazaron la sugerencia por obligación.
Los cambios para promover la participación política de las mujeres fueron al Código de la Democracia, que regula los procesos electorales, y al Código Orgánico de Organización Territorial (Cootad).
Estas reformas ordenaron, entre otros cambios, que los porcentajes de paridad se incrementen paulatinamente, en cada elección popular, sea para presidente, Asamblea Nacional o seccionales. Por ejemplo, el porcentaje de mujeres que lideren las listas ha aumentado, y debería seguir incrementándose así:
- En las elecciones del 2021, la obligación era que las mujeres lideren las listas en un 15%,
- En las elecciones de 2023, un 30%, y
- En las elecciones de 2025 deberá ser un 50%.
En las seccionales de 2023 que se elegirán alcaldes en 221 cantones, prefectos en 23 provincias (Galápagos es otro régimen) y juntas parroquiales en 1140 parroquias rurales, el 30% de las listas deben estar encabezadas por mujeres.
ONU Mujeres explica que cuando no hay diversificación en la toma de decisiones es probable que los intereses, que se traducen en políticas, representen sólo a un grupo determinado, olvidando a otros. “La democracia paritaria es una oportunidad para que las necesidades del 50% de la población sean atendidas a través de decisiones y políticas más inclusivas desde todos los poderes del Estado y en todos los niveles de gobierno”, dice la organización mundial que promueve la igualdad de género.
Te explicamos cuáles son las principales obligaciones en cuanto a paridad para los partidos y movimientos políticos en Ecuador, y también para las autoridades que resulten elegidas, en las elecciones de febrero de 2023.
Si el alcalde es hombre, “la vice” debe ser mujer, y viceversa
Los alcaldes no se eligen en binomio, como se hace con el presidente y vicepresidente de la República. La segunda autoridad cantonal (la o el vicealcalde) se selecciona luego de que la primera se posesione. Se debe elegir en la sesión inaugural del nuevo período.
En esa primera reunión, dice el artículo 137 del Cootad, los consejos regionales, concejos metropolitanos y municipales elegirán entre sus miembros “de acuerdo con el principio de paridad entre mujeres y hombres, obligatoriamente”.
Esto quiere decir que si un hombre fue elegido como alcalde, obligatoriamente su vicealcalde debe ser mujer, y viceversa.
Por eso, de los 442 alcaldes y vicealcaldes en el país para 2023-2028, deben ser 50% mujeres y 50% hombres.
Sobre la importancia de estas reformas, Mónica Banegas, directora ejecutiva del Observatorio de Violencia Política a las Mujeres, dice que no se puede esperar a la voluntad política “que claramente no existe de las organizaciones políticas que han sido tradicionalmente lideradas por hombres”, para que las mujeres participen. “Por lo tanto era necesario exigir, a través de una norma, que las organizaciones políticas conformen listas 50% hombres y 50% mujeres”.
Las mujeres deben encabezar listas, no solo conformarlas
Las reformas al Código de la Democracia que entraron en vigencia en febrero de 2020 dicen que en las inscripciones de candidaturas para las próximas elecciones seccionales (que son las de 2023) las mujeres deberán encabezar las listas mínimo en un 30%.
- En el caso de prefecturas, dependiendo cuántas listas inscriba cada partido político a nivel de las 23 provincias, por lo menos el 30% de esas listas deben estar lideradas por mujeres prefectas.
- En el caso de elecciones de concejales, del total de listas que la organización política inscriba a nivel provincial, el 30% estarán encabezadas por mujeres.
- En el caso de elección de juntas parroquiales, del total de listas que la organización políticas inscriba a nivel cantonal, el 30% estarán encabezadas por mujeres.
Banegas, del Observatorio de Violencia Política a las Mujeres, explica que no es lo mismo obligar a que las mujeres conformen las listas a que las conformen y encabecen. “Marca una diferencia porque la Ley de Cuotas está vigente desde 1997 pero todavía no hemos llegado a tener 50% hombres y 50% mujeres porque esta ley permitía que las mujeres estén como suplentes o al final de la lista”, detalla Banegas.
Daniela Chacón, ex vicealcaldesa de Quito y actual directora de fundación Tandem, dice que antes de que existiera la obligatoriedad de que las mujeres encabecen las listas, “como no había un mecanismo de control de seguimiento ni un convencimiento real de los partidos políticos para con la igualdad, se convertía en un mero trámite donde las mujeres eran la última rueda del coche” y por eso las ponían al final de las listas.
La más reciente reforma que obliga a que las mujeres lideren las listas hace que al estar primeras tengan más opción a ser votadas “sobre todo por el tema de la fragmentación de partidos políticos porque el país por lo general se dividen el voto y difícilmente el segundo en la lista es elegido”, dice Banegas.
Chacón opina que estas acciones afirmativas son una respuesta necesaria para empezar a cerrar las brechas porque “las desigualdades estructurales han hecho que la incorporación de las mujeres a la vida política sea lenta y no solo depende de la preparación y mérito de ellas”.
La vigilancia del cumplimiento y las sanciones
Según el Código de la Democracia, el Consejo Nacional Electoral (CNE) debe vigilar la “transparencia y legalidad de dichos procesos y el cumplimiento de la ley, los reglamentos y estatutos de las organizaciones políticas”.
Banegas explica que la ventaja de las reformas electorales es que deben ser cumplidas por las organizaciones políticas, de lo contrario el CNE debe rechazar la lista.
¿Por qué es importante la paridad en la política?
Además de que las mujeres son clave en la política porque contribuyen a decisiones que afectan sus vidas —es decir al 50% de la población—, ONU Mujeres destaca otras razones para explicar la necesidad de la paridad. Por ejemplo, enfatiza en que la paridad, al admitir a más mujeres en puestos de poder, da un impacto positivo en el tipo de políticas, de temas y soluciones consideradas para problemas del país, incluyendo decisiones presupuestarias.
La paridad también permite aprovechar “el capital humano y mejorar el desarrollo”, dice ONU Mujeres.
La organización cita estudios económicos sobre las brechas que afectan a las mujeres en el mundo salarial y cómo representan una pérdida del PIB (en 2014 era una pérdida del 14%). A esto se suma que, en varios países del mundo las mujeres tienen más años de educación que los hombres pero no tienen la oportunidad de acceder a puestos políticos, como ellos. Por eso la paridad permite aprovechar el capital humano.
Finalmente, la organización explica que la presencia de mujeres en cargos políticos contribuye a generar nuevos roles, distintos a los tradicionales —maternidad, cuidado de ancianos, tareas del hogar. La paridad ayuda a construir relaciones horizontales de igualdad y refuerzan el concepto de una mujer ciudadana versus una mujer vulnerable y económicamente dependiente.
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