La madrugada del 10 de junio de 2022, la Policía ecuatoriana anunció el rescate de dos hombres, que fueron secuestrados el día anterior. Uno de ellos, Felipe García Febres-Cordero, es sobrino nieto del ex presidente León Febres-Cordero. El otro, era su conductor. 

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La Policía dio ciertos detalles en su cuenta de Twitter. Dijo, sin embargo, que los ampliará en una rueda de prensa. El general Víctor Zárate, comandante de la Zona 8, que incluye a Guayaquil y sus alrededores, habló la madrugada del 10 de junio sobre el operativo de rescate

Tal como lo establecen los protocolos de la la Unidad Nacional de Investigación Antisecuestros y Extorsión (Unase), tras las primeras diligencias investigativas, que son reservadas por la seguridad de las víctimas, se levantó información y se estableció un plan de acción. Los hombres, entre ellos García, joven empresario y sobrino nieto de Febres-Cordero, fueron secuestrados en la vía a Samborondón, uno de los suburbios de alta plusvalía de Guayaquil. 

Gracias a ese trabajo, dijo Zárate, la fría madrugada del viernes 10 de junio, se realizó el operativo de rescate. “Fue una incursión donde miembros de la UNASE conjuntamente con el Grupo de Intervención y Rescate (GIR) rescataron con vida a dos personas que se encontraban secuestradas”. Zárate dijo, además, que había dos detenidos por el secuestro de García y su conductor.

Más que una ola de violencia, Guayaquil vive una corriente persistente y en apariencia implacable de delitos. Las bandas del crimen organizado operan en varios sectores de la ciudad. Sus habitantes —y los de sus cantones satélite, como Samborondón, Daule y Durán— viven a merced de los efectos de este pernicioso fenómeno. 

Sus élites han decidido blindar sus casas y autos, contratar seguridad privada y recluirse tras las altas tapias de las ciudadelas fortificadas donde viven. Pero quienes no tienen los medios para esas medidas, intentan resguardarse de la inseguridad a como dé lugar. 

Las rejas, que ya eran omnipresentes en la ciudad, se han vuelto aún más visibles. Muchos han optado por comprar un celular barato para salir a la calle, y tener algo sin mayor valor económico que entregar a los delincuentes. 

El secuestro de García hizo temer la emergencia de una vieja tendencia en países golpeados por el crimen organizado: el secuestro de empresarios y personas acaudaladas para exigir voluminosos rescates y aterrorizar a la ciudadanía. En Colombia, se volvió una práctica común en los tiempos en que Medellín era el teatro de operaciones en la guerra entre el capo Pablo Escobar y el Estado. 

En Noticia de un secuestro, Gabriel García Márquez dio cuenta de parte de ese tenebroso patrón. Contó los secuestros de Francisco “Pacho” Santos, Maruja Pachón, Marina Montoya y Diana Turbay a manos del cartel de Medellín. En algunos casos, como el de la periodista Turbay y Montoya, hermana de un ex alto funcionario estatal, el desenlace fue fatal

Pero el rescate que ha logrado la Unase ha hecho olvidar, momentáneamente, ese temor: ya circulan por redes fotografías de ambos hombres secuestrados ya en libertad, rodeados de sus familiares, el gobernador del Guayas y los agentes del GIR y la Unase que los liberaron. 

Cómo se resuelve un secuestro

La Unase es una de las unidades de las que la Policía siente mayor orgullo. Afirma que resuelve positivamente el 90% de los casos que investiga

Los expertos de la unidad siguen un protocolo que empieza por la triangulación de las llamadas celulares que haya realizado la víctima o sus familiares cercanos y de las que haya recibido la persona secuestrada. 

Además, revisan las grabaciones de cámaras de seguridad del ECU 9-1-1, o de los peajes cercanos a la zona en que se cometió el crimen. En este caso, los de la vía a Samborondón. 

Obtener esa información le permite definir una línea de investigación del secuestro. Sobre el proceso y métodos de investigación de la UNASE no se conocen mayores detalles, pues parte del éxito de esta unidad es que los mantiene reservados, evitando que posibles secuestradores encuentren o diseñen mecanismos para evadirlos. 

Cuando se ubica el lugar donde están los secuestrados —proceso que puede demorar meses, como pasó con un ex concejal de Ibarra—, se planean los posibles allanamientos, para lo que se requiere que el fiscal solicite una orden a un juez penal. El juez la emite de forma inmediata. Luego, entran en acción la Unase y el Grupo de Intervención y Rescate (GIR), un escuadrón de élite de la Policía Nacional. 

Ese fue el operativo de la madrugada del 10 de junio que ha terminado, como dijo Zárate, en un final feliz. Pero en la escalada criminal y violenta que azota al Ecuador es apenas un respiro: nada indica que la corriente delictiva vaya a menguar


*Originalmente, este texto decía que Felipe García Febres-Cordero era nieto del ex presidente León Febres-Cordero. García Febres-Cordero es sobrino nieto del expresidente. Se ha corregido esa imprecisión. 

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(Ecuador, 2011) Periodismo que importa sobre lo que te importa.

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