La Policía dijo que hizo “una revisión preventiva” en el Centro de Adolescentes Infractores Virgilio Guerrero, al norte de Quito después de una “alerta de altercados entre jóvenes infractores”. 

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En su cuenta de Twitter, la mañana de hoy, 31 de mayo, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), dijo que la Unidad Nacional de Investigación y Protección de Niños (Unipen) de la Policía Nacional fue al centro de adolescentes infractores y que “se mantiene el control”. 

El departamento de comunicación del SNAI le dijo a GK que el operativo fue “una acción preventiva de estas alertas que se tienen de probables altercados”. Por eso, dijo, fue la Policía “para prevenir y para hacer acciones de revisión”. 

Según el departamento de comunicación del SNAI, la detonación que algunos vecinos reportaron se debe a que lanzaron una bomba en las afueras del centro “como estas medias de disuasión y para poder ingresar”, pero que “se les controló y no pasó a mayores”.

Hoy en la tarde, el SNAI dijo que había un joven con “heridas leves en el rostro, producto de su propio accionar, al tratar de manipular un cilindro de gas”. Sin embargo, la institución no dio más detalles sobre el estado de salud del adolescente. 

¿Qué dicen los residentes de la zona?

Una persona que vive en la zona del Centro de Adolescentes Infractores Virgilio Guerrero —que prefirió no ser identificada con su nombre— le dijo a GK que pasadas las 8:30 de la mañana escuchó que un helicóptero sobrevolaba la zona. Ahí, dice, vio que más de 20 jóvenes que habían intentado escapar de las instalaciones fueron reprendidos por la Policía en uno de los jardines del centro en el que hay un gallinero y cultivos. 

“Yo pensé que los cogieron a todos, cada uno [de los policías] iba dándole un toletazo en la cabeza a los chicos”,  dice la persona de la zona entrevistada por GK. Sin embargo, vio que uno de los chicos del centro logró salir y que estaba cerca de una de las paredes de las casas cercanas. 

Después de que lo espantó un perro de la casa, dice la fuente reservada, el joven salió corriendo hacia la parte trasera del colegio Demetrio San Pedro, que está en la manzana siguiente del centro de adolescentes infractores. Dice que en la zona se escuchaba que el jóven gritaba “déjenme salir”. Sin embargo, cuenta que no sabe qué pasó después de eso. “Creo que se escapó, pero ya no quise salir a ver, me dio miedo, todavía sigo temblando”, dice esta persona que vive en la zona. 

La fuente también le dijo a GK que pasado el mediodía de hoy ya no había más policías que los que hay usualmente en la zona y cuenta que la patrulla que suele encargarse del patrullaje del centro de adolescentes infractores, está estacionada donde siempre. 

El departamento de comunicación del SNAI le dijo a GK que la fuga era “falsa” y que “es operativo preventivo y ante esa reacción de los chicos, pero se les controló y nada más”. Según el SNAI, el helicóptero que escucharon los residentes era parte del operativo de “operación y control”, pero no se debía a “nada más”. 

La tarde de hoy, el SNAI publicó un comunicado en el que dice que “no hubo ningún amotinamiento, además, descarta la presencia de más personas heridas y la fuga de adolescentes infractores”. 

Incidentes similares en el sector

La persona que reside en la zona dice que no es la primera vez que hay un incidente de este tipo en el Centro de Adolescentes Infractores Virgilio Guerrero. Aunque admite que normalmente son menos personas quienes intentan escapar y que no ha habido fugas en varios años. En esos casos, dice, “los guardias hacen batidas rápido” e impiden que los menores salgan de las instalaciones. 

Otra persona que solía vivir en uno de los condominios vecinos del centro de adolescentes infractores —y que también prefirió no dar su nombre— dice que hace años también veía que los jóvenes se escapaban con frecuencia. Cuenta que algunos se trepaban por los techos, otros se trepaban las mallas y se salían por una parte que “está ‘cerrada’ con alambre de púas”. Incluso, dice que cuando era un niño vio varias fugas y algunos se escapaban por el terreno en el que ahora está el colegio, pero que antes de que lo construyan solo tenía sembrado maíz. 

En una ocasión en que los jóvenes se escaparon, hace varios años, cuenta que uno de ellos se quedó escondido entre la pared que dividía lo que ahora es el colegio y el condominio donde vivía. “Como era de noche, no se lo veía, sin embargo, los perros de mi casa si lo percibían y ladraban sin cesar”, dice. Después de un rato, dice, su padre lo vio trepado sobre el muro, le avisó a los policías que ahí estaba y “lo llevaron sin hacer mayor problema”.

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Susana Roa Chejín
(Ecuador, 1997) Periodista lojana y jefa de la redacción de GK. Cubre economía, sexualidad y derechos. Le interesan los temas de empleo, educación financiera y salud sexual y reproductiva.

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