Hombres y mujeres han intentado controlar la natalidad y su descendencia desde siempre, sin mucha eficacia porque los métodos más antiguos se basaban en conocimientos empíricos o suposiciones.  Pero en los últimos siglos, gracias a los avances de la ciencia y la tecnología, se han desarrollado anticonceptivos para hombres y mujeres que tienen porcentajes mucho más altos de efectividad.

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Un poco de historia antigua sobre anticonceptivos para hombres y mujeres

Las primeras referencias escritas que existen de una forma de anticonceptivo datan del año 1.851 a.C.

Papiros egipcios dicen que las mujeres usaban múltiples sustancias como vinagre, aceites, carbonato sódico y soluciones jabonosas para evitar un embarazo. También se insertaban en la vagina una sustancia pastosa hecha con excremento de cocodrilo y leche ácida, que funcionaba como una especie de diafragma.

Las civilizaciones egipcia, la asiria, la griega y la china, tomaban una bebida de mercurio líquido, plomo líquido o arsénico (o una combinación de estos) para evitar la concepción. Sin embargo, hoy se conoce que la ingesta de estos metales puede causar envenenamiento e incluso la muerte.

Las mujeres griegas utilizaban como método anticonceptivo una mezcla de aceite de cerdo y aceite de oliva. En aquel entonces se creía  que esta mezcla ralentizaba la movilidad de los espermatozoides. Además, que después del coito se tenían que lavar internamente para evitar el embarazo.

En el mismo Egipto, alrededor de 1200 a. C. aparece la leyenda del rey Minos. En este relato, se daba cuenta del uso de vejigas de pescado o de cabra para retener el semen. No fue hasta finales del siglo XIX y el XX que la ciencia pudo ofrecer alternativas con altos índices de efectividad.

Sorano de Éfeso, padre de la ginecología, recomendaba, en 1838, varios métodos para evitar la concepción. Uno de ellos era el coitus interruptus, siendo responsabilidad de la mujer que el hombre retire su pene a tiempo para evitar el embarazo. También recomendaba aguantar la respiración y, en cuclillas, estornudar para favorecer la expulsión de los espermatozoides.

A partir de 1900, nuestras bisabuelas y abuelas aún usaban métodos anticonceptivos pocos eficaces y considerados como “naturales”. Uno de ellos era el Ogino-Knaus que se basa en la abstinencia sexual, limitando las relaciones a los días en que la ovulación no era posible. Los días fértiles y no fértiles se calculaban con calendarios  y esperando que la mujer tenga un cliclo menstrual regular para que no fallara.

Los principales métodos anticonceptivos que son utilizados hoy en día fueron desarrollados principalmente para las mujeres y muy pocos métodos para los hombres a partir del siglo XX. Por lo responsabilidad de un embarazo sigue recayendo sobre ellas.

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Liz Briceño Pazmiño
Periodista. Ex reportera de GK. Ha publicado en El Mundo (España) y Axios(EE.UU). Es becaria del International Center for Journalists (ICFJ). Máster en Producción, Edición y Nuevas Tecnologías Periodísticas. Cubre migración, derechos humanos y economía.

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