El volcán submarino Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai erupcionó la noche del viernes 14 de enero de 2022; la madrugada del día siguiente Latinoamérica amaneció con las alertas. La erupción del volcán —ubicado a casi 65 kilómetros de Nuku‘alofa, capital de la nación Tonga, en la Polinesia fue captada por satélites: levantó grandes columnas de gas, humo y cenizas que se elevaron hasta más de 20 kilómetros en el cielo y se extendieron hacia las costas del Pacífico. 

Los alcances de las olas encendieron las alarmas de más de 15 países y los servicios geológicos y de riesgo de al menos cinco emitieron posibles alertas de tsunami: Estados Unidos, Japón, Australia, Chile y Ecuador. En Tonga cientos de personas fueron evacuadas. Pero quien se llevó la peor parte fue Perú: a las diez y media de este domingo 16 de enero, se confirmó la muerte de dos ciudadanas

“Lamentamos el sensible fallecimiento de dos personas que fueron halladas sin vida por efectivos de la comisaría San Martín, en la playa Naylamp, cuando el oleaje era anómalo”, dijo la Policía Nacional del Perú, a través de su cuenta de Twitter. En ese país, los turistas abandonaron las playas, sin embargo, el gobierno no dispuso una alerta por tsunami. Al contrario, la jefatura del Centro Nacional de Alerta de Tsunami de Perú descartó el rumor de que había una emergencia. La Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de ese país dijo que mantiene el monitoreo constante de las condiciones del mar. 

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En Ecuador, el Instituto Oceanográfico de la Armada del Ecuador (Inocar) sí levantó una alerta de tsunami la tarde del 15 de enero, pero la canceló esa misma tarde. 

¿Qué pasó en Ecuador? 

Aunque la nación Tonga, ubicada en el pacífico sur, está a casi once mil kilómetros de Ecuador, los efectos de la erupción de su volcán sí llegaron al país. 

Inocar emitió once boletines para informar a la ciudadanía sobre las condiciones del mar en Ecuador, luego de levantar una alerta de tsunami para la ciudad insular de Puerto Ayora, en la isla Santa Cruz, en Galápagos. 

En los dos primeros comunicados, difundidos hasta las once y media de la mañana de ayer, Inocar dijo que la posible amenaza a las costas ecuatorianas estaba aún en evaluación. Sin embargo, en el tercer comunicado, Inocar y el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias del Ecuador (Sngre) informaron que los mareógrafos de la isla Santa Cruz detectaron que perturbaciones generadas por la erupción volcánica estaban arribando a las costas de la región insular desde las 11 y 43 de la mañana (hora local, pues en Quito, eran las 10 y 43). Es decir, que las condiciones del mar en la isla estaban cambiando y el nivel del mar estaba creciendo. 

La alerta de tsunami llegó finalmente casi a las tres de la tarde. “Se registran y mantienen variaciones importantes del nivel del mar en Bahía Academia [el puerto natural de la isla Santa Cruz] de hasta 5o centímetros, por lo que se mantiene una advertencia de tsunami para Puerto Ayora”, comunicó Inocar.  La localidad, durante esas horas, registraba la marea alta del mar. La alerta no se extendió para el resto del archipiélago, sino que se dispuso el monitoreo de las condiciones del mar.

La emergencia no solo llegó a la región insular, sino que Inocar también informó que se reportaron perturbaciones del nivel del mar, a las dos y media de la tarde, en La Libertad, en la provincia costera de Santa Elena. 

Luego del anuncio, el Servicio de Gestión de Riesgos informó que se habían activado las 147 sirenas de advertencia en Ecuador. Estas emiten alertas preventivas si un evento meteorológico se acercara a las costas nacionales. Asimismo, tanto el Servicio como Inocar sugirieron la suspensión temporal de actividades marítimas y recreativas en la costa continental y en el archipiélago. 

Por la tarde, con megáfono en mano y en vehículos, miembros del Municipio de Salinas y personal del Cuerpo de Bomberos del cantón recorrieron el Malecón para evacuar a los turistas que paseaban por las playas. En videos difundidos por usuarios de Twitter, se observa cómo, de a poco, las personas salen de la arena por el llamado de los funcionarios. Militares y policías recorrieron las zonas para asegurarse que la suspensión de las actividades en las playas de Santa Elena, Manabí y Esmeraldas se cumpliera. 

La alerta de tsunami duró casi cuatro horas, hasta que pasadas las cinco y media de la tarde, Inocar y el Servicio de Gestión de Riesgos anunciaron la cancelación de la alerta. Las variaciones del nivel del mar en Bahía Academia, que creció hasta 50 centímetros, se mantuvieron estables, no crecieron ni se extendieron. Por eso, las instituciones decidieron mantener el estado de observación de las islas Galápagos. Lo mismo se dispuso para Santa Elena, Manta y Esmeraldas, donde también los expertos mantienen el monitoreo del mar. 

En el país no se ha anunciado aún daños materiales ni víctimas por los cambios de oleaje en las playas.

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¿Podría haber una nueva alerta de tsunami? 

Hasta las doce del día, Inocar descartó una nueva alerta de tsunami y más bien ratificó que se encuentra en observación tanto en el archipiélago insular como en la costa continental del país. 

Lo mismo ocurrió en Chile, donde se canceló también la alerta de tsunami. En ese país, ubicado en el sur del continente, sí se detectó un “tsunami menor”, según anunció el gobierno. Allí se solicitó a la población que abandonaran las zonas playeras. 

En Japón ocurrió lo mismo: un mini tsunami llegó a Muroto, en el oeste del país asiático. Allí hubo olas de más de 1,2 metros. Se reportaron daños de infraestructura en barcos, pero no víctimas. También se descartó la alerta de tsunami. 

En Tonga, en cambio, la preocupación se mantiene por los daños materiales que deja en una difícil situación económica a sus habitantes. Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, anunció que ayudará a la nación con la entrega de donaciones. Sin embargo, aún no especificó cuándo lo hará.

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Karol E. Noroña
Quito, 1994. Periodista y cronista ecuatoriana. Cuenta historias sobre los derechos de las mujeres, los efectos de las redes de delincuencia organizada en el país, el sistema carcelario y la lucha de las familias que buscan sus desaparecidos en el país. Ha escrito en medios tradicionales e independientes, nacionales e internacionales. Segundo lugar del premio Periodistas por tus derechos 2021, de la Unión Europea en Ecuador. Recibió una Mención de Honor de los Premios Eugenio Espejo por su crónica Los hijos invisibles de la coca. Coautora de los libros 'Periferias: Crónicas del Ecuador invisible' y 'Muros: voces anticarcelarias del Ecuador'.

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