En Ecuador no hay una ley ni políticas públicas específicas para las personas trans —quienes se identifican con otro género al del sexo biológico con el que nacieron. En esta entrevista, Odalys Cayambe, lideresa de la Red Comunitaria Trans del Ecuador, habla de la propuesta de un proyecto de Ley de Registro de Identidad Trans. Cayambe, activista trans, asegura que este registro es indispensable para conocer cuál es la población trans en el país y cuál es la realidad que enfrentan. 

¿Cuál es la situación actual de las personas trans en el país?

Una de las grandes barreras que hemos tenido y que hemos visto es la indiferencia a la realidad de la población trans en Ecuador. 

En 1997, un grupo de mujeres trans logró la despenalización de la homosexualidad, pero ¿qué ha pasado con nosotras? ¿Por qué a pesar de que cada una de nosotras somos parte de la sociedad, es decir, que somos sujetos de derechos, nos los restan? Y, ¿por qué vivimos aún como vivimos: marginadas, discriminadas, maltratadas, humilladas y sobre todo en misoginia? 

Nosotras vivimos en abandono total, siempre y en todos los aspectos. Desde las mujeres trans que están privadas de la libertad, las trans trabajadoras sexuales, las mujeres trans que viven en consumo de drogas, hasta las personas trans migrantes. 

Yo he llamado a la Defensoría del Pueblo a quejarme porque no evidencia la realidad de la población trans. Nosotros como  Red Comunitaria Trans del Ecuador hemos venido denunciando que a las trabajadoras sexuales las golpean y las maltratan, y no hacen un seguimiento. Y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), ¿qué ha hecho? 

El INEC ni siquiera tiene un registro claro de la población trans. Por eso a nosotras no nos identifican ni a la hora de morir. 

Hay muchas mujeres trans que mueren violentadas en hospitales, mueren a diario personas trans con VIH, mueren a diario personas trans en las cárceles, mueren a diario personas en situación de consumo, pero como no tienen agrados políticos ni sociales, nadie habla de ellas.  Solo hablan de algunas, de lo que les interesa, pero no hablan de todas, de nosotras —de las que sufrimos con el biopolímero, las que no pueden estudiar, las que viven discriminadas, ni de las niñas y adolescentes trans que todavía se prostituyen en la calle. 

Nosotros vivimos una violencia, total y continua y el Estado no hace nada. Por eso nosotras vivimos como vivimos: a la defensiva, con un subregistro, en violencia continua y en el olvido.

¿Cuáles son los temas de urgencia que el gobierno debería abordar sobre las personas trans?

La educación, la salud y lo laboral. 

La educación porque necesitamos comenzar a prepararnos y reconocernos para que las más jóvenes no cometan los mismos errores que una. Yo cometí errores como el biopolímero (*nota de los editores: los biopolímero son sustancias sintéticas que no son compatibles con el cuerpo humano y sus efectos son todos negativos; en algunos casos, pueden incluso causar la muerte), el ejercicio del trabajo sexual en calle, y un sinnúmero de situaciones más que aprendí ahí. 

Eso debe cambiar. Se debe también educar a la sociedad para que la niñez y adolescencia trans deje de acudir a la calle, al entorno de violencia que nos rodea y nos ha llevado al alcohol, drogas y otros problemas de salud pública. 

Digo primero la educación que la salud porque nosotras somos tan duras que, a pesar de que algunas nos estamos pudriendo por dentro, no buscamos la salud como primera instancia. Como dice una compañera, nosotras sabemos que tenemos un final que es la muerte. Entonces pongo primero a la educación porque va a empoderar a la niñez y adolescencia, a la nueva generación. 

Además, si ya estamos súper educadas, vamos a estar sanas totalmente y protegidas por un buen sistema de salud, con leyes claras hacia nosotras. Aparte, Ecuador es un país sumamente machista, por eso el énfasis debe estar en la educación, para cambiar los estereotipos.

Ahora, la salud es importante porque a nosotras no nos atienden como nos deberían atender, y a veces ni siquiera nos atienden. Las mujeres trans estamos relegadas: el Ministerio de Salud no está preparado para dar una atención a esa mujer que ellos consideran extraña. 

Por eso, nosotras le huimos al sistema de salud. Ahí no entienden la forma de vida que nosotras llevamos —vivimos en la calle, hay mucho VIH, hay mujeres privadas de la libertad trans que son muy vulnerables porque los centros de privación en libertad son un foco infeccioso de VIH. 

La salud es muy importante para nosotras, porque mujeres sanas son mujeres fuertes.

Y por último, lo laboral es importante porque tenemos que trabajar, sino ¿de qué vamos a vivir? 

Tenemos que trabajar para sacar a la niñez y a la adolescencia trans de la calle. En lo laboral, estamos invisibilizadas, vivimos con una etiqueta LGBTI, y los únicos que tienen cargos o puestos, son los gays, las lesbianas, pero no nosotras. Como que las trans somos las payasas, no nos toman en cuenta, y si nos toman en cuenta es solamente para usarnos. Pero la capacidad de cada una de nosotras nadie la quiere ver. 

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Las tres cosas, educación, salud, trabajo, son las brechas inmensas que nosotros enfrentamos para vivir y subsistir. Son las que nos impiden vivir en paz. Nosotras sabemos que no deberían existir, porque somos ciudadanas y tenemos todas las garantías que la ley da a nuestra vida. Sin embargo, el Estado no me quiere ver así. Han pasado 24 años y todavía nadie ha hecho ninguna política clara para nosotras, las personas trans.  

¿De qué se trata la propuesta de ley del registro único para personas trans?

La propuesta es para abordar el problema del subregistro de la población trans. En Ecuador, existe una “ley de identidad”, en la que el Registro Civil te identifica por primera vez con el nombre que tú quieras. Pero el Registro Civil no te reconoce legalmente con el género que tú te identificas, y por eso las mujeres trans en Ecuador no existimos. Tú jamás vas a encontrar un registro de mujeres trans en Ecuador. 

Entonces digamos que yo me llamo María José, ese es mi nombre, pero como no hay un registro de mi identidad de género, cuando voy a un hospital me mandan al lado que ellos creen que me corresponde: o sea el de los hombres, no me hacen válida mi identidad. 

Eso también pasa en las cárceles: yo me podría llamar María del Carmen pero como dentro de los registros del gobierno yo no soy legalmente la mujer trans María del Carmen o María del Carmen femenina, me mandan a la cárcel masculina, porque nuestra identidad no tiene derechos. 

Fue viendo esto, que comenzamos a trabajar en esta propuesta. Lo trabajamos en la Red Comunitaria Trans y desde ahí estamos insistiendo para que se haga realidad. 

Esta lucha viene porque nos pasa hasta la hora de morir. Si se muere Odalys Cayambe, así mi cédula diga Odalys Cayambe, no me entierran, no me van a sepultar porque dentro de los registros no existe mujer Odalys Cayambe, existe hombre Odalys Cayambe. 

Entonces, ¿qué tiene que hacer mi familia? Tiene que ir a buscar mi partida de nacimiento antigua y con eso identificar que somos la misma persona porque ,si no, me mandan a una fosa común, y te lo digo porque yo he enterrado varias compañeras y eso es lo que hay que hacer. 

Entonces, ¿no sabemos exactamente cuántas mujeres trans hay en Ecuador?

No, porque no hay un registro. Por eso nosotras lo estamos pidiendo. 

Además, es la única forma de saber las necesidades de las mujeres trans, porque sin registro es imposible hablar. 

Por ejemplo, hay organizaciones que dicen que al año mueren como 12 o 10 mujeres trans, pero la realidad es que es mucho más. No han muerto ni 40, ni 50, ni 60, ni 80, han muerto muchísimas más. Entonces cómo te voy a decir cuántas existen.

 Nosotras como organización somos más de 700, pero en épocas de covid solo en Pedro Carbo, Naranjito, y algunos sectores del Norte y Sur de Guayaquil ayudamos a 1.300 mujeres trans.

¿Qué pasa con los hombres trans?

No te puedo decir, nosotras no hablamos por una realidad que no conocemos. Nosotras hablamos desde la Red Comunitaria Trans del Ecuador en la que estamos un montón de mujeres, entonces nos enfocamos netamente en la realidad de los bajos registros de las mujeres trans. 

Pero otra diferencia es que los hombres trans vienen con una formación diferente que nosotras. Por haber nacido niñas, las formaron como tales y tienen diferentes preparaciones, son mucho más educados, son cultos, muchos de ellos son profesionales, y no les pasa lo mismo que a nosotras. 

A nosotras, por identificarnos como mujeres y haber nacido hombres, nos es mucho más dura la vida y la violencia nos golpea más. Ellos tienen más oportunidades que nosotras por haber nacido biológicamente como las niñas.

¿Con quién están trabajando en la propuesta del proyecto?

Todo lo hacemos desde la Red Comunitaria Trans del Ecuador con la ayuda de todas las compañeras y también con el apoyo de La Fémina Direkta, que es una organización de mujeres trans que está en Chile. 

Y otra organización que nos ayudó con el tema de la propuesta es Change.org. Lo que estamos haciendo ahora es buscando gente que nos apoye a difundir la propuesta para ya presentarla formalmente a la Asamblea. Lo que queremos es que con el registro el gobierno pueda identificar a las mujeres trans desde sus realidades, desde sus verdaderas necesidades. 

¿En qué etapa está el proyecto y cuáles son los siguientes pasos a seguir?

Estamos en la etapa de visibilizar el proyecto y de recabar las firmas. 

Ya tenemos algunas online, y ya vamos a trabajar para lograr las físicas desde noviembre porque se viene noviembre trans. Ya tenemos todo esto en un cronograma de trabajo y desde ahí vamos a trabajar en la propuesta, la recolección de las firmas, y en evidenciar el problema del nuestro subregistro. 

Ya con las firmas podemos avanzar a presentar el proyecto al Estado, y yo espero ojalá que en unos dos añitos el Estado ya pueda implementar esta ley. 

¿Qué es la Red Comunitaria Trans del Ecuador?

La red es una organización que nació hace 7 años dentro de las cárceles de Guayaquil en vista de la violencia que vivíamos las mujeres trans ahí. 

Todas nosotras, lideradas por mí, comenzamos a trabajar en la defensa de nuestros derechos cuando estábamos adentro, creamos desde adentro nuestros espacios de acogida trans, y bueno, pagamos nuestra sentencia y comenzamos todas a salir poco a poco.  

Al principio quisimos trabajar desde afuera, pero el sistema no nos lo permitió. Nos dijeron que los presos son del Estado, y lo que nos permitió fue asistir socialmente. 

Pero desde afuera también nos dimos cuenta de la violencia que viven las mujeres trans y todas las falencias que existen para proteger a la población trans del Ecuador. Desde ahí comenzamos a trabajar en la red. 

Comenzamos a unir nuestro trabajo desde diferentes puntos y diferentes realidades y comenzamos todo este empoderamiento. Llevamos trabajando como red 4 años. 

De la red somos 13 lideresas y obviamente cada una tiene su su grupo de trabajo. Por ejemplo, en la casa de acogida tenemos capacidad transitoria para 40 personas trans, tenemos otro grupo que son las trabajadoras sexuales, tenemos el grupo de las mujeres trans en varias zonas, y por eso hay un total de unas 700 mujeres trans a las que ayudamos a nivel nacional. 

¿Cómo nació la casa de acogida?

Nació desde el aporte de cada una de nosotras. Todo lo hemos hecho con autogestión porque a nosotras nunca nadie nos ha querido ayudar. 

Yo puse mi terreno, todas las chicas ayudaron con dinero, una chica ayudó con implementos, la otra chica con la pintura, otra ayudó con unos colchones que tenía. 

¿Por qué? Porque nosotras nos dimos cuenta que las compañeras reincidían en la cárcel porque no tenían un hogar ni una familia. Y aunque te violen, te maltraten, te peguen, volvían porque aunque mala y asquerosa, tenían un bocado de comida, tenían por lo menos un techo. 

Ahí dijimos tenemos que cambiar esto y abrimos la casa para las compañeras privadas de la libertad. Pero luego con el covid-19, hubo demasiado abandono, había compañeras a las que las botaron de hoteles. Ahí se comenzó a formar mucho más la casa de acogida y por eso ahora es muy nombrada, muy reconocida, porque es un espacio único en Ecuador.