Pasadas las 3 de la mañana de hoy, 24 de julio de 2021, el ciclista Richard Antonio Carapaz Montenegro regresó a ver tres veces sobre su hombro, notó que no había un solo competidor a la vista que amenazara su triunfo inminente, y pedaleó firme. Después de voltearse a ver por última vez, se encogió sobre el manubrio, dijo algo, y empezó a darle puños al aire y alzó los brazos para celebrar: tras seis horas cinco minutos y veintiséis segundos de pedalear en la humedad y el calor se convertía en el segundo campeón olímpico de la historia del Ecuador. 

Minutos después, el ciclista carchense de 28 años, se paraba en otro de los podios más importantes del ciclismo global. Omar Chamorro, amigo cercano y representante de la escuela de ciclismo de Richard Carapaz, dice “Es un orgullo para el país para el deporte porque es un triunfo de un deportista que lo ha hecho con todo el sacrificio para poder conseguir esta medalla olímpica”. 

Una semana antes, Carapaz había terminado tercero en el emblemático Tour de Francia, la gran carrera del ciclismo mundial. Una foto en la que aparecía en el podio galo junto a sus pequeños hijos se volvió viral, reforzando la imagen afable del carchense. Ahora, solo en la cúspide olímpica, Carapaz recibió la medalla y tras observarla con ligera incredulidad, se la puso y elevó los brazos, en plena aceptación de su estatus de estrella del ciclismo mundial. 

Dos años antes, había ganado otra de las grandes carreras ciclistas, el Tour de Italia. A todo eso parecía mirar Carapaz cuando volteaba la cabeza sobre su hombro antes de cruzar primero la meta, en el Monte Fuji, icónica montaña japonesa. 

También, era claro, se fijaba que ninguno de sus rivales estuviera al acecho. Ni remotamente. El esloveno Tadej Pogacar llegó un minuto y seis segundos después. Wout van Aert, de Bélgica, llegó un minuto después para completar el podio olímpico. 

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La carrera que Carapaz ganó hoy fue un recorrido de 234 kilómetros en la que participaron cerca de 130 competidores. La carrera que ha sido calificada como una de las más duras de la historia del ciclismo, llevó a los competidores a ascender más de 4,800 metros.  “Este oro es para quien realmente ha creído en mí. También para mis hijos, esposa y mis padres”, escribió Carapaz en Twitter. 

Carapaz había llegado como uno de los claros favoritos. Mientras la mayoría del país dormía, en lo que se suponía sería una madrugada más cualquiera, Richard Carapaz se encargaba de pedalear hasta marcarla en el brevísimo calendario de la gloria deportiva del Ecuador. 

La de Carapaz es la segunda medalla olímpica en la historia del Ecuador. Ha sido lograda un cuarto de siglo después de que el marchista cuencano Jefferson la lograra en esa disciplina atlética en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. 

Ecuador participa en las Olimpiadas de Tokyo con 48 deportistas —la delegación olímpica más grande de su historia. El país había puesto sus mejores esperanzas en Carapaz que, una vez más, no ha defraudado.

“Richard es un hijo predilecto del Carchi, del cantón Tulcán, de la parroquia del Carmelo, de la comunidad la Playa”, dice Chamorro, quien contó a GK que Carapaz comenzó en el ciclismo cuando tenía 13 años, en las categorías infantiles, prejuveniles y juveniles del Carchi y de la vecina provincia amazónica de Sucumbíos. 

Uno de sus promotores en este deporte es el fallecido profesor Juan Carlos Rosero “el cóndor de los andes”, primer ciclista ecuatoriano en competir en Europa.