La Constitución del Ecuador dice que el Estado debe garantizar la “conservación, recuperación y manejo integral de los recursos hídricos, cuencas hidrográficas”, y demás caudales que forman parte del ciclo del agua —el proceso por el cual el agua circula por el planeta en sus varios estados: sólido, líquido y gaseoso. Este ciclo es importante para el equilibrio de los ecosistemas naturales y la regulación del clima. La creación de áreas de protección hídrica es una forma de cumplir con esa responsabilidad. 

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Un área de protección hídrica (APH) es una zona delimitada donde hay fuentes de agua que se consideran “como de interés público” para su mantenimiento, conservación y protección. La Ley de Recursos Hídricos en Ecuador dice que para ser declaradas protegidas, estas fuentes de agua también deben abastecer el consumo humano o garantizar la seguridad y soberanía alimentaria. Es decir, deben servir para que todas las personas de la comunidad tengan acceso a suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades. 

Las áreas de protección hídrica además son importantes para la protección de las aguas que circulan por los cauces de los ríos y de los ecosistemas que los rodean. 

Según la ley, un área de protección hídrica se puede también crear cuando el uso de suelo de un lugar afecta la protección de riberas, lechos de ríos, lagos, lagunas, embalses, y estuarios. En esos casos, el Ministerio debe ponerse de acuerdo con los gobiernos locales y coordinar las acciones para delimitar el área que se debe proteger. 

Estas áreas solo pueden ser declaradas como tal de manera oficial después de que se hagan informes técnicos sobre la zona y se delimite qué superficie va a ocupar. El objetivo es que haya claridad sobre el área que se va a proteger para así asegurar “su mantenimiento y conservación”. Después de su declaratoria oficial, estas áreas se incorporan al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). 

Hasta marzo de 2021, en Ecuador hay 60 áreas protegidas —parques nacionales, reservas marinas, reservas ecológicas, y reservas biológicas— a las que se le suman 7 áreas de protección hídrica, según información del Ministerio de Ambiente y Agua.

La ley dice que el uso de las APH debe ser regulado por el Estado para garantizar que sea manejada de la manera adecuada. Según la ley, en todas estas áreas se respetará “los usos espirituales” de los pueblos y nacionalidades indígenas que habiten cerca de ellas. 

Antes de que el Ministerio de Ambiente se fusionara con la Secretaría del Agua (Senagua) en 2020, esta última era la responsable de delimitar y establecer las áreas de protección hídrica en el país. Ahora, el Ministerio de Ambiente y Agua es el encargado de esa competencia.

La primera área de protección hídrica —la Ponce-Paluguillo— fue declarada por la ahora extinta Senagua en diciembre de 2018. Ubicada en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cayambe Coca, contribuye al funcionamiento del Sistema Papallacta que abastece alrededor del 57% del agua que consume Quito, capital ecuatoriana. 

Según un estudio del Fondo para la Protección del Agua (FONAG), hasta 2018 se había identificado que el 39% del territorio del Ecuador está conformado por zonas ricas en recursos hídricos, donde existen ecosistemas frágiles como los páramos y humedales que necesitan ser conservados. Con el plan de delimitar nuevas áreas de protección hídrica, la extinta Senagua buscaba asegurar el acceso al agua a más de 2 millones de ecuatorianos. 

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En 2021, se prevé delimitar 10 áreas de protección hídrica más, según el Subsecretario de Recursos Hídricos, Wilmer Villarreal. Sin embargo, los expertos consideran que esto es contradictorio porque sin presupuesto y recursos técnicos, su creación quedará solo en papel y no serán conservadas de verdad. Según la organización ambiental The Nature Conservancy, para 2025 al menos dos terceras partes de la humanidad podrían vivir en zonas bajo estrés hídrico — que es cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible— por lo que considera esencial que países como Ecuador hagan esfuerzos por cuidar sus fuentes de agua.