Las elecciones generales del 7 de febrero nos dejaron varios resultados a considerar. Existe un voto duro por Andrés Arauz, el candidato del correísmo, del 32%, y un 68% que preferiría una alternativa a este proyecto político. Asimismo, existe un voto duro del 20% para el candidato por CREO, Guillermo Lasso, aunque eso también significa que hay al menos un 80% del electorado que no se siente alineado al proyecto político que él representa. Frente a estas dos opciones, surgió la tercera representada por el candidato por Pachakutik, Yaku Pérez, quien concentró la votación de 19,3% de votos que se oponen frontalmente al proyecto liberal de Lasso y que tampoco creen en el modelo de desarrollo estatista que propone Arauz. 

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En estos proyectos que concentran alrededor del 60% de los votos válidos —aunque sería realmente el 51% de votos totales de acuerdo al padrón electoral—, están tres tendencias políticas, ideológicas y programáticas claras: la izquierda reformista y progresista con tintes conservadores de Arauz; la derecha libertaria y conservadora de Lasso; y la izquierda ecologista y más radical —anti extractivista y muy crítica al capitalismo— que está detrás de Pérez. Para los activistas y estudiosos de la política, estas tendencias, aunque con sus propias contradicciones, tienen un claro significado. Sin embargo, para la mayoría de ciudadanos comunes que viven y discuten la política como un asunto más secundario, estos “ismos” no significan mucho ya que, al final de cuentas “todos roban y son corruptos”. 

En este último grupo de ciudadanos, están también los que no se han dejado llevar por etiquetas ni están en ninguno de los polos ideológicos y más bien, votaron por un candidato más “equilibrado”. Este fue el 15,6% —alrededor de un millón y medio de personas— que se atrevió a votar por Xavier Hervas, el candidato propuesto por la Izquierda Democrática, organización de vocación socialdemócrata pero con un discurso y propuestas social-liberales. Es decir, un candidato del centro político que supo tomar las aspiraciones y causas vinculadas con la izquierda social y económica pero sin perder de vista algunas propuestas, particularmente económicas, de la derecha. Y es aquí, en esta parte del electorado y del espectro político donde, en mi opinión, se encuentra el voto ganador para la segunda vuelta. 

¿Quiénes son los que votaron por Hervas? El perfil de estos votantes no se debería ver solo territorialmente, es decir por cantón o provincia, sino por sus características sociodemográficas. Así, se podría decir que el voto de Hervas es primordialmente joven, urbano, de clase media y con estudios secundarios y universitarios. Ahora, ¿cuáles son los asuntos políticos que los mueven y los harán decidir por un candidato o por otro en segunda vuelta? Son, por un lado y con mayor peso, los asuntos posmaterialistasque enfatizan asuntos relacionados a autorrealización, identidades y necesidades sociales y ambientales, a diferencia de los valores materialistas que se enfocan en asuntos de subsistencia, seguridad y necesidades físicas— como son: derechos sexuales y reproductivos, igualdad de género, derechos LGBTI y ambientalismo. Y, por otro lado, los más tradicionales: respeto a las instituciones democráticas, separación de poderes, libertades civiles y económicas.

En todos estos ámbitos mencionados, existen muchas posiciones y visiones. Sin embargo, me parece que los que votaron por Hervas, no tienen posiciones radicales sino más bien reformistas e incrementalistas. Es decir, no abogan por transformaciones estructurales que remuevan el sistema político y económico de forma rápida sino que buscan que cambien poco a poco, haciendo que el sistema funcione mejor y para las grandes masas, no sólo para las élites. Esta es, en resumen, la visión tradicional de la socialdemocracia y el social liberalismo —en otras palabras, del centro político— que es la que identifica a quienes votaron por Hervas y, a decir verdad, a la gran mayoría de ecuatorianos que no se identifica con ninguno de los extremos del espectro ideológico. 

Pero entonces, ¿cuál de los tres candidatos, Arauz y Pérez y Lasso —que están disputando para ir a la segunda vuelta— tiene más posibilidades de ganar esa base electoral? En términos de estrategia electoral, discursivamente los tres van a decir que incluirán las mejores propuestas de los otros candidatos como parte de su marketing político. Lo cierto es que los candidatos tendrán que moverse para el centro político y contrariar a las alas más radicales de sus respectivas organizaciones políticas: Arauz tendría que distanciarse del conservadurismo y moral cristiana de Correa; Lasso tendría que distanciarse del conservadurismo religioso de él mismo y su base electoral y del dogmatismo económico de su equipo; Pérez es quizás el que menos tendría que desdoblarse ya que si bien su equipo y bases electorales son radicales, él se ha mostrado como un candidato más equilibrado. 

Por último, si es que la segunda vuelta es entre Arauz y Lasso, me parece que es más probable que el primero pueda ganar la mayor parte del apoyo de los que votaron por Hervas. En realidad, Arauz tiene más afinidad ideológica y programática con Hervas y básicamente tendría que procurar que el conservadurismo social y los casos de corrupción vinculados a Correa no le resten votos. 

Si la segunda vuelta es entre Arauz y Pérez, me parece que, aunque estaría más disputado, Pérez es el que tendría más apoyo de la base electoral que votó por Hervas inicialmente. En este escenario, al ser los dos proyectos más inclinados a la izquierda, los derechos sexuales y reproductivos, LGBTI e igualdad de género podrían ser auténticamente asumidos por ambos candidatos, aunque a Arauz le costará más al menos el primer asunto si es que sigue la visión conservadora de Correa. La disputa más compleja estaría en las visiones del modelo de desarrollo económico (neodesarrollismo vs. ecosocialismo) así como en las visiones de modelos políticos (democracia republicana centralista vs. democracia plurinacional comunitaria) donde Arauz quizás tenga una desventaja por el desgaste político que tiene el correísmo en este ámbito.

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El voto de Hervas no es endosable ya que su base electoral nunca fue personalista por lo que no lo ven como un caudillo a seguir ciegamente, pero sí como un buen candidato que tendrá un rol importante en las próximas elecciones. Asimismo, hay que recalcar que existe alrededor del 10% de votos de los 5 candidatos que obtuvieron más de 1% que no está claro a quién beneficiarán. Es importante señalar también que el 13% de los votos nulos y blancos más el 19% de ausentismo también podrán jugar un rol protagónico en la segunda vuelta si es que al menos una parte de ese 32% de electores —cerca de cuatro millones— se deciden a participar y votar por algunos de los dos candidatos.